Jon Martín y Oyarzabal celebran el gol del empate ante la presencia de Gorrotxategi y Óskarsson. GORKA ESTRADA

Muchas más luces que sombras en la Real Sociedad

La nueva Real de Sergio deja detalles interesantes y jugadores revalorizados, aunque debe mejorar sin balón para explotar todo lo bueno que hace con él

Miguel González

San Sebastián

Martes, 26 de agosto 2025, 02:00

Decía Barrenetxea, uno de los nombres propios de este comienzo de temporada, que el empate ante el Espanyol le había dejado un sabor «agridulce». ... El partido fue una montaña rusa, uno de esos que no gustan mucho a los entrenadores porque quedan demasiados cabos sueltos. Especialmente en el caso del equipo txuri-urdin, que sufrió una barbaridad tras cada pérdida. Se puede decir que fue el protagonista de todo lo bueno que generó en ataque y también, por deméritos propios, del peligro que le creó el rival.

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Es lo que tienen los conjuntos en construcción, que son irregulares e inestables cuando dan sus primeros pasos, con picos muy altos y muy bajos incluso durante un mismo partido. En el descanso la derrota se daba por descontada y apenas media hora después Brais tuvo un mano a mano para hacer el 3-2. Habrá lecturas para todos los gustos, pero las luces se impusieron a las sombras.

Jóvenes con descaro. Una de ellas es el impacto que tuvo en la segunda parte la entrada de Gorrotxategi y Óskarsson, dos chacales de 22 y 20 años, respectivamente, que cambiaron la cara al equipo. También hay que destacar la personalidad de Jon Martín, de 19 años, que tras pifiarla en el penalti a Roberto antes del descanso, tiró de carácter para liderar la salida del balón y elevar sensiblemente sus prestaciones, tanto en ataque como en defensa, donde firmó un 10 de 12 en balones aéreos ganados y protagonizó ocho despejes. Los jóvenes, más que nadie, están en un proceso de aprendizaje y lo que deben sentir es confianza para explotar sus virtudes. La reacción de Martín y cómo se sobrepuso al error hablan muy bien de su carácter competitivo.

Con Gorrotxategi sucedió algo parecido. Se trataba de su debut en Primera y en Anoeta y llegaba con el tobillo dolorido. Entró a la hora de juego, cogió la manija en la zona ancha y reorganizó al equipo en busca de la remontada. Dijo Sergio tras el partido que «nos dio orden» y es que su capacidad para agrupar con balón no la ha tenido nadie desde los primeros años de Illarramendi antes de ir al Real Madrid.

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En su caso también es de destacar el atrevimiento con el que acompaña sus acciones, ya que no le quema la pelota en zonas comprometidas. Podrá perderla, como sucedió en la jugada en la que vio la amarilla, pero no duda en volver a intentarlo y el fallo no le bloquea mentalmente. Fue una delicia verle jugar y está llamado a ser uno de los grandes 'fichajes' de la temporada.

En cuanto a Óskarsson, dos ratitos en Valencia y contra el Espanyol han bastado para comprobar que estamos ante un gran delantero. Varios grandes de Europa le han tentado este verano a pesar de que no venía de hacer un gran año. En el amistoso contra el Yokohama FC ya hizo en 45 minutos un doblete y le anularon otro tanto por un fuera de juego inexistente. En Mestalla, nada más entrar rozó el gol con un movimiento calcado al del domingo, solo que sufrió un resbalón en el pie de apoyo y su remate salió mordido. Ante el conjunto perico, marcó el empate en un gran disparo tras un fantástico desmarque, y luego dejó solo a Brais con un taconazo de lujo en la jugada clave para haber ganado.

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Kubo y Oyarzabal, por dentro. Aunque la Real parte del mismo esquema que ha utilizado los últimos años, el 1-4-3-3, el desarrollo táctico del mismo es diferente con Sergio, al que le gusta tener muy junto al equipo. Para ello ha modificado la ubicación de los laterales, que en fase defensiva ya no saltan a los carrileros contrarios y guardan mucho más la posición, tomando los interiores esa responsabilidad. De ahí que futbolistas como Marín, que hace muchos kilómetros, sean importantes en esta nueva forma de juego que consigue una línea defensiva menos estirada. A su vez, en ataque los laterales están más centrados con el doble objetivo de apoyar la salida del balón y realizar la primera presión tras pérdida. Solo cuando el balón atraviesa a campo rival se incorporan al ataque.

En esa Real más estrecha también tiene mucho que ver la posición de los extremos, en especial de Kubo, que se está manejando más por el carril del '8' que de extremo. Eso hace que no sea el único faro en ataque como antes, cuando se le daba el balón para que desbordara, sino que ahora aparece menos pero es más trascendente en sus acciones. Aunque mantiene la mordiente arriba como demostró en Mestalla, al retrasarle un escalón en la estructura ofensiva participa más en funciones de creación y generación como ocurría con David Silva. No es casualidad que fuera el autor de los antepenúltimos pases de los goles del domingo. La Real fija las posiciones de arriba y él puede descolgarse con mayor libertad para marcar diferencias en el centro del campo con su capacidad para quitarse rivales de encima.

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Oyarzabal, en dos momentos en los que se ha manejado en la mediapunta en estas dos jornadas, también ha estado brillante. Aunque formó de inicio como 'nueve', donde mejor se le ha visto ha sido filtrando balones desde la luna del área como el que dio a Brais en Mestalla o la asistencia a Óskarsson en el 2-2. Cuando coincide con Kubo en el mismo sector del campo pasan cosas, principalmente cuando hay un 'nueve' en el campo que pueda romper al espacio.

Sergio, el hombre tranquilo. Dentro de esa falta de equilibrio defensivo que el propio entrenador ha reconocido, sus dos primeros partidos en Primera han bastado para descubrir a un técnico tranquilo, reflexivo, que transmite confianza en los malos momentos y que mueve bien el banquillo. La Real ha conseguido igualar dos resultados adversos sin descomponerse, lo que demuestra que tiene capacidad de reacción, algo que se vio contra el Espanyol. En un contexto difícil movió ficha con la entrada de Gorrotxategi y Óskarsson y no solo el equipo no se desordenó, sino que ganó orden.

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Hombres como el propio capitán y sobre todo Barrenetxea parecen sentirse más a gusto con sus nuevos roles, que se adaptan mejor a sus características. Turrientes, que estuvo mejor el primer día que el segundo, también parece ir a más, a pesar de que aún está por descubrir cuál es la posición en la que más puede aportar al grupo, más si cabe tras la irrupción de Gorrotxategi. Igual resulta que los dos mezclan bien y acaba jugando de '8'.

Sea como fuere esta Real apunta maneras y buenos detalles, aunque aún le falte mucho para ser un equipo fiable y sólido sin balón, que es lo que da el billete para estar arriba en la tabla.

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