Líderes sí..., pero menos

La Real ha dormido como líder, pero menos, después de no poder con el Leganés es un partido cerrado en el que nunca estuvo cómoda. Los de Imanol cerraron ayer el primer tercio de la temporada sumando un punto más y colocándose en lo más alto, pero seguramente con menos fútbol del esperado. No pudieron con el colista a pesar de haber hecho lo más complicado, que era adelantarse en el marcador. El conjunto madrileño se llevó lo que vino a buscar, un punto, en la única jugada de ataque que trenzó en todo el partido. Pero le fue suficiente.

Pero vayamos por partes. Estamos en una situación que muy pocos o casi nadie se podía imaginar en agosto. La Real es líder en solitario y, aunque es verdad que Barcelona y Madrid tienen dos partidos menos, no por ello la felicidad realista debe ser menor.

Sobre todo porque después de trece partidos la clasificación de la Liga no es una casualidad. Y los números de la Real ahí están: 23 puntos en seis partidos en casa y siete fuera. Pero claro, si nos tenemos que ceñir a lo de ayer, debemos reconocer que fue mayor la desilusión por no ganar que la alegría por el liderato efímero, que normalmente los realistas van a perder hoy.

De la misma forma que hace cinco días celebramos la victoria en Granada, hoy hay que lamentar el empate cedido en el último cuarto de hora, cuando el partido estaba de cara. Le costó una barbaridad a los realistas salir de la tela de araña que, como era previsible, formó Javier Aguirre en su campo. Prácticamente nunca consiguieron funcionar en el medio, en el que primero Januzaj y luego Sangalli, Merino y Oyarzabal las pasaron canutas, aunque fue el navarro el que poco a poco llevó el equipo hacia adelante y fue autor de un gran gol, por fin en jugada de estrategia.

El encuentro, áspero y muy incómodo, ante un equipo que sabía que lo primero era no encajar, lo puso de cara la Real en un gran remate de Merino a centro de Januzaj. En este tipo de partidos un gol es una mina de oro que suele ser definitiva. Normalmente debe valer para tumbar a un equipo temeroso y dubitativo. Pero no fue así. La Real tomó malas decisiones al crear su juego.

Y en una de ellas, cuando quedaba menos de un cuarto de hora, vino el gol del Leganés. Remiro tenía el balón. Pudo pasar a Llorente con rapidez o jugarlo en largo, pero esperó. Cuando decidió pasarle, Llorente ya estaba tapado. Vino el pase en largo, balón al contrario y...

Y el gol de Leganés. No es nada nuevo. A los rivales no les importa que Llorente saque el balón con su izquierda. Le fuerzan a ello. Y muchas veces tienen premio. Una lástima, porque el cabezazo de Merino debió valer para que los tres puntos se quedaran en casa. Solo fue uno. Suficiente para ser líderes en solitario durante una hora. Pero menos líderes. Y con un punto de los últimos seis que se han jugado en el Reale Arena.