Le Normand pasa del susto a la felicidad

Luis de la Fuente sabía muy bien lo que hacía cuando le pidió a Luis Rubiales que había que hacer todo lo posible para conseguir la nacionalización de Robin Le Normand. El seleccionador tiene que estar muy agradecido a Deschamps por la gran nómina de centrales de la que dispone, porque tras comprobar su excelente rendimiento con la Real en las últimas temporadas se percató que tenía que contar con él en la selección fuera como fuera.

Su estreno ayer ante toda una Italia en las semifinales de una competición por muy Nations League que sea da la razón al jarrero. Immobile tuvo anoche pesadillas por culpa del realista que no le concedió ni medio metro. Le Normand debutó con un billete para la final debajo del brazo y presentó sus credenciales ante todo aquel que todavía no lo conociera.

Eso sí, el central blanquiazul debió desear que le tragara la tierra a los 10 minutos de partido tras cometer un penalti tan absurdo como involuntario después de un disparo de Zaniolo dentro del área que había tomado dirección al saque de banda. En su trayecto el balón se topó con los brazos del realista de forma accidental e Immobile resolvió desde los 11 metros para poner la igualada en el marcador después de que Yeremy Pino hubiera adelantado a los españoles en los primeros compases del encuentro.

Este lance de partido no hundió al central, que en su debut con la Roja mostró las mismas tablas que demuestra cada vez que viste la camiseta txuri-urdin. Al realista no le costó interiorizar el estilo de juego del combinado de Luis de la Fuente. Siempre ofreció una ayuda en construcción a pesar de la elevada presión italiana y fue expeditivo al corte.

Immobile tan solo disfrutó de unos segundos de gloria en el lanzamiento del penalti, porque Le Normand no podía interceptar el tiro. En cuanto a todo lo demás, el de la Lazio lo sufrió en sus carnes como hace unas semanas le ocurrió a Lewandowski en el Camp Nou. Nadie pudo ganarle un balón aéreo y por tanto extrañó que no subiera a rematar ningún córner y se quedara atrás como último hombre en todas las acciones a balón parado. Por si fuera poco, desbarató una gran ocasión del cuadro 'azzurro' a 10 minutos del descanso.

Se entendió bien con Laporte, no solo a través del idioma, también, y principalmente, en lo relacionado con el juego. No es fácil ofrecer ese nivel de compenetración con un compañero con el que tan solo había podido entrenar un par de veces. Le Normand actuó por el perfil derecho, a diferencia de donde viene haciéndolo con Imanol.

El otro realista que participó en la victoria de la selección, Mikel Merino –Zubimendi se quedó sin jugar–, formó en el doble pivote junto a Rodri. El navarro jugó un papel fundamental a la hora de saltar la presión rival en salida de balón. Trató de dar amplitud al equipo descolgándose a mayor altura que el madrileño y así poder ofrecer una buena opción de pase.

En cuanto consiguió ajustar con Rodri la amenaza de Zaniolo a sus espaldas, ambos jugadores se hicieron con el centro del campo. Si bien es cierto que en la primera mitad le costó estirarse más en ataque para pisar área, en la segunda sí que se le vio llegar desde segunda línea con más decisión. De hecho, estuvo muy cerca de anotar tras un gran pase de Asensio. Donnarumma evitó el gol con una parada providencial.

Cuando el choque se encaminaba a la prórroga, Joselu apareció para darle el triunfo a la Roja y devolverle a una nueva final dos años después de la última. El domingo espera la incombustible Croacia de Modric.

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