Real Sociedad

La intención era parar el tiempo

La pizarra ·

Se jugaron muchos partidos ayer en Sevilla, pero el que dio inicio en la segunda mitad fue el más importante. La Real no supo resolver y temió no ganar al final

Imanol Troyano

San Sebastián

Jueves, 10 de noviembre 2022, 07:15

Otra jornada en el que el guion inicial del partido salta por los aires. La Real venía de ofrecer un ejercicio de resistencia brillante ante ... el Valencia en casa tras jugar más de ochenta minutos con uno menos por la roja directa a Aritz. La gestión de la inferioridad fue impecable entonces y ayer tocó vivir la otra cara de la moneda. Había que dar la talla en superioridad.

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El Sevilla se quedó con dos menos en el minuto 34 y para entonces la Real ya iba por delante en el marcador gracias a un gran gol de Sorloth. Brais Méndez amplió la ventaja en el 36 y el partido parecía visto para sentencia. Pero no.

Rafa Mir consiguió recortar distancias poco antes del descanso y abrió un escenario del todo desconcertante. Quedaba toda la segunda mitad y la Real se enfrentaba a un importante dilema. Ir decididamente a por el tercero y sentenciar el encuentro, o esperar y adueñarse de la posesión hasta que el árbitro decretara el final.

Ayer se jugaron muchos partidos en 101 minutos, entre los que se incluyen los ocho minutos de descuento del primer acto y los tres del segundo. Uno de ellos arrancó con el inicio de la segunda mitad y totalmente condicionado por los planteamientos de Imanol y Sampaoli.

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Ambos salieron con cinco defensas, pero ni mucho menos tenían el mismo propósito. El oriotarra introdujo a Zubeldia como tercer central y colocó a Sola y Rico como carrileros. Guevara sustituyó a Zubimendi en el pivote, mientras que Silva y Brais permanecieron como interiores. Sorloth siguió como única referencia arriba y Kubo, a su vez, se desplazaba al costado izquierdo.

Imanol pretendía así fijar a los centrales con el gigantón noruego y buscar la espalda de Navas con el japonés. Ser anchos y no acumular a tantos hombres por dentro, porque ahí el Sevilla podía sentirse menos vulnerable con mayor presencia de jugadores. Lo que pasa es que Sampaoli también modificó su dibujo y propuso un 1-5-3-0, sin atacantes, con el que cerrar todos los pasillos interiores. El argentino quería que su equipo llegara con opciones al tramo final, para entonces sí adelantar líneas e inquietar a la Real.

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Hasta llegar a ese momento el balón era de la Real, no había otra posibilidad, que lo movía de un lado a otro sin demasiada intención. La circulación no fue lo suficientemente veloz como para coger al rival desprevenido en la basculación. Zubeldia, Le Normand y Pacheco no sufrían la presión de ningún adversario. Esta solo aparecía cuando Guevara, Brais o Silva entraban en contacto con la pelota. También cuando la recibían Rico y Sola. Para el resto era inexistente. Se echó en falta mayor movilidad de los hombres de dentro. Más desmarques de ruptura. Kubo y Marín lo intentaron, pero no vieron recompensados sus movimientos.

El Sevilla dio un leve paso adelante a un cuarto de hora del final. Empezó a colgar balones en el área e intimidó la portería de Remiro. La Real no aprovechó los contragolpes que dispuso. No supo resolver antes de tiempo en un partido que temió no ganar. Intentó parar el tiempo, pero ni con dos más lo logró.

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