El fútbol también es así
La Real no ganó gracias a la buena suerte, fue mejor que el Real Madrid y supo hacerse valer en el centro del campo. Fue valiente
No importa el cómo y el porqué. Cualquier victoria en el Santiago Bernabéu está justificada por sí sola, no hace falta dar explicaciones ni ... aprobar la forma en la que se haya producido. Ganar en casa del Real Madrid sin encajar un gol es una proeza. Ese tendría que ser el único punto de partida de cualquier tipo de análisis para esclarecer la victoria de ayer. La Real no está ubicada en la posición actual de la clasificación debido a la mala suerte. De la misma manera que ayer los blanquiazules no ganaron gracias a la fortuna. La Real ganó porque marcó más goles, y si marcó más goles es porque fue mejor. Una perogrullada necesaria de ser mencionada en estos tiempos.
No estoy seguro de que adelantarse en el Bernabéu a los tres minutos de juego sea lo mejor que le puede suceder a un equipo que visita semejante escenario. En el templo de las mil y una épicas, donde 'noventa minuti son molto longo', Willian José volvió a encontrarse con el gol. De penalti transformado por el medio de la portería. El lugar más seguro para un lanzador. No eran noventa minutos los que le faltaban al encuentro, pero sí ochenta y siete. Toda una vida de partido a fin de cuentas. Aunque mejor empezar ganando que perdiendo. Otra perogrullada.
Tocaba defenderse y mantener la portería a resguardo. Quizás la tarea más complicada para la Real en lo que va de Liga. La última vez que lo consiguió fue en Anoeta contra el Sevilla a principios de noviembre. Un desafío mayúsculo ante el asedio merengue que no tardó en llegar.
En su reestreno en el banquillo, Imanol Alguacil no realizó grandes modificaciones en el once a excepción de las obligadas por las bajas de Moyá y Theo. Rulli y el canterano Aihen ocuparon la portería y el lateral izquierdo. Mientras el argentino regresaba al arco con una actuación prodigiosa, el jugador del Sanse debutó con los mayores con nota alta. Lucas Vázquez creyó que iba a tener una tarde plácida, pero se topó con un solvente guardián de la banda izquierda.
Mikel Merino y los espacios
En la línea en la que el Real Madrid contaba con sus jugadores más habituales, la del centro del campo, con Casemiro, Kroos y Modric, los realistas supieron plantar la mejor de las batallas. Merino, la principal novedad de Imanol, fue el hombre que más brilló. A diferencia de sus últimas apariciones, el pamplonés se posicionó por delante de Zurutuza e Illarramendi. El navarro protagonizó su mejor partido con la camiseta blanquiazul. Desahogó el juego de los suyos con sus movimientos e hizo circular el balón con criterio. Además, provocó el penalti que adelantó a los suyos. Sin la pelota, intentó ejercer una presión alta al rival. No se escondió.
El partido no estaba para amedrentarse, y a la Real no le entró pánico ni lo dejó morir. Fue valiente. Quiso entrar en un juego de ida y vuelta que no le beneficiaba y salió vencedora. El Madrid vivía sumido en un estado permanente de nervios y su mitad de campo estaba plagado de espacios. Los realistas tan solo tenían que aprovechar uno de ellos para dar por concluida la partida. Y lo consiguieron. No hizo falta llegar al minuto noventa para saborear la victoria. El fútbol también es así.
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