Una Real Sociedad con pies de barro

Fuimos con todo y volvimos sin nada. Lo esperado, vamos. Son ya cuatro visitas consecutivas al Pizjuán perdiendo y no hacía falta ser Einstein para saber que ésta tampoco pintaba bien.

Perder en el Pizjuán entra dentro de lo probable. El partido tampoco fue desastroso. Pero si se abre el foco y se amplía el contexto temporal la situación empieza a preocupar. Porque no se ve solución a corto plazo. Cumplida la primera vuelta,

Sobre todo cuando pones todos los huevos en la cesta en la visita al Camp Nou, el duelo ante el Atlético -en el que cae Silva- y la salida al Pizjuán, y se te van los partidos en los que no puedes fallar: Levante y Osasuna. Lillo nos llamaba a los periodistas profetas del pasado -y no le faltaba razón-, pero en este caso ya he escrito varias veces que, en mi opinión,

La Real que enamoró en los dos primeros meses de competición se sustentó en la solidez defensiva. Remiro coleccionó porterías a cero porque atrás Gorosabel, Aritz, Le Normand y Monreal eran una muralla. También influía lo suyo el manejo del balón en la zona ancha con Zubimendi o Guevara, Merino, Silva y Oyarzabal como cuarto hombre camuflado. Los guiones de los partidos se sucedían uno detrás de otro: control del centro del campo y gran presión tras pérdida como primer blindaje defensivo.

Para el tercer minuto el meta navarro ya había recogido el primer balón de su portería. Es cierto que sale con dudas ante Fernando, quizás por el miedo de hacerle penalti y poder irse a la calle, pero la defensa está totalmente descompensada. Sagnan deja su zona para ir a otra que está bien protegida, ya que Aihen y Guridi defienden en igualdad numérica a Suso y Fernando. El francés tendría que haber estado en su sitio para salir al cruce a Fernando, lo que hubiera mantenido a Remiro bajo palos y no habría obligado a bascular a toda la línea.

El segundo gol, a los seis minutos, fue casi peor. Error de Zubimendi en el pase inicial que se la da a Fernando pero es que En-Nesyri se deshace en una baldosa de Sagnan, el propio Zubimendi y un Zubeldia que está demasiado blando como último hombre. Menos mal que

Pero todo dio igual, porque a los 45 segundos de la reanudación te dejas marcar de nuevo. Pérdida de Merino en conducción ante Navas, pase de Suso a Ocampos que saca el centro ante Le Normand y En-Nesyri se anticipa a Zubeldia. Ahí te das cuenta de que el partido es un engaño, porque por muchos goles que marque la Real siempre va a acabar recibiendo uno más.

Con Merino fundido, la lesión de Silva y un Oyarzabal que se ha pasado un mes fuera y aún está regresando,

La jugada más meritoria fue una triangulación de Isak con Portu y Guridi que éste no acertó a marcar ante Bono con 2-2 en el marcador. Y, ya al final, una internada de Barrenetxea cuyo centro lo despeja Ocampos ante la llegada de Gorosabel.

El resto de las ocasiones vinieron en saques de esquina bien botados por Oyarzabal ante los que el meta sevillista estuvo hecho un flan. Además del gol de Isak, Merino estuvo a punto de marcar en plancha -salvó en la raya Koundé- y Portu remató alto en el segundo poste.

Como tampoco se trata de deprimir al personal, habrá que creer en lo positivo. Y es que el portero y el delantero centro demostraron estar entonados, lo que es una buena noticia. El problema es que se falló en todo lo demás.

Remiro, al margen de esa acción en el primer gol, tuvo

También es importante que Januzaj jugara unos minutos después de tres semanas de baja, que Oyarzabal enlace el tercer partido desde su lesión y que Gorosabel aguantase los 90 minutos. Pequeñas esperanzas a las que agarrarse para el envite del miércoles en la Supercopa ante el Barcelona. A ver si el cambio de competición trae algo bueno...