Una década consolidando un proyecto

La tarde se presentaba soleada en un estadio amaratarra repleto hasta la bandera para ver la vuelta de la Real tras tres largos años vagando por el desierto. Martín Lasarte, que había comandado la nave blanquiazul una temporada antes para lograr el ansiado ascenso, se estrenaba en Primera, al igual que lo hacían buena parte de sus pupilos: Carlos Martínez, Sutil, Zurutuza, Viguera, De la Bella y Griezmann. Enfrente, futbolistas experimentados de la talla de Marcos Senna, Cazorla, Capdevila o Marchena, estos dos últimos recién proclamados campeones del mundo con la Selección.

El ambiente festivo que imperaba en las gradas tornó en éxtasis cuando al filo de la hora de juego Xabi Prieto, que cumplía 27 años hoy sopla 37 velas, mandaba al fondo de las mallas el balón que a la postre supondría los tres puntos para el conjunto guipuzcoano. Merecía el tanto la Real, que había propuesto mucho más que el Villarreal, y llegó tras una excelente y trenzada jugada. Una asistencia de libro de Llorente, que cedió el balón de tacón, llegó a las botas de Prieto para que el donostiarra batiese por bajo a Diego López. La celebración, besándose el escudo, lo decía todo, y quedó como una imagen icónica para la historia del club.

La Real estaba de vuelta y comenzaba a construir los primeros pilares de un exitoso proyecto que ha permitido, diez años después, colocarse como uno de los equipos llamados a luchar por cotas altas en la Liga. Sí, hubo que luchar prácticamente hasta la última jornada en las dos primeras temporadas tras el regreso a Primera, pero no hubo que esperar mucho más para que los primeros brotes verdes comenzaran a florecer.

A la tercera campaña, el equipo dirigido por Montanier se clasificaba para disputar la Champions League, seguido de un siguiente curso en el que la Real certificaba un séptimo puesto en Liga que le permitía jugar la previa de la Europa League. A menos de un mes de comenzar la temporada 20/21, la entidad donostiarra goza de una buena salud tanto en la parcela económica como en la deportiva. Los retos son mayúsculos. Por un lado, la posibilidad de ganar un título más de 30 años después en la final de la Copa del Rey que, a su vez, permite este año participar a la Real en la Supercopa de España de Arabia Saudi; a lo que hay que sumar el regreso a la Europa League tras la 16/17 con Eusebio. Una década desde que la Real dijo 'aquí estoy y aquí quiero quedarme durante muchos años más'.