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No hay nada más triste que la indiferencia
La Real vuelve a caer ante un Celta efectivo y lo mejor que puede suceder es que la temporada termine cuanto antes
No hay nada más triste que la indiferencia. Es duro decirlo, pero si lo ocurrido ante el Atlético fue humillante y vergonzoso para el aficionado ... lo de ayer fue otra cosa. El Celta selló su pase a Europa ante una Real muerta tanto en juego como en lo anímico. Al final del partido por no haber no hubo ni pitos. Los jugadores se acercaron como siempre a la grada de animación, pero allí no había nadie a quién saludar, y eso que la afición respondió con 25.000 personas, demasiadas visto lo visto en Madrid tras un 4-0 en 29 minutos. «Reala gu gara» se cantó durante el descuento. Cánticos de otra época y broncas en la grada entre algunos que aplaudían y otros que simplemente presenciaban la descomposición. Ese es el fiel reflejo de lo alejado que está ahora mismo el equipo de su gente. Es algo más que no ganar.
Lo mejor que puede sucederle a la Real es que se termine la temporada cuanto antes para no hacer más daño a un proyecto inolvidable pero que se ha caído con todas las de la ley. La desazón es tal que no hay ganas de ver al equipo el domingo ante el Girona en la que debería ser una tarde bonita en caso de que este grupo transmitiera algo. Pero lo cierto es que no da ni un solo motivo para que la afición siga de su lado. No late.
Real Sociedad
Remiro; Traoré (Aramburu, min.61), Zubeldia, Aritz, Aihen (López, min.78); Zubimendi, Brais (Sucic, min.77), Marín; Kubo, Oyarzabal (Mariezkurrena, min.87) y Gómez (Barrenetxea, min.61).
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Celta
Guaita; Carreira, Rodríguez, Domínguez, Ristic (Lago, min.77), Mingueza; Beltrán (Sotelo, min.91), Moriba, López (Durán, min.66); Alfon (Swedberg, min.77); y Borja Iglesias (Losada, min.77).
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Gol: Alfon (min.43)
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Asistencia: 25.124 espectadores
Cambió Imanol a toda la defensa del Metropolitano salvo Aritz como si el problema fuese tan sencillo como modificar las piezas. Superar al Las Palmas y Valladolid y desde entonces la nada más absoluta. Desde el triunfo en Canarias los realistas han marcado dos goles, ambos en Villarreal. Uno de penalti y otro tras un rebote por la fe de Oyarzabal. Imanol deja su equipo de la misma manera por la que fue cesado Eusebio, precisamente presente ayer en Anoeta. El oriotarra se marcha siendo fiel a su estilo y a la hoja de ruta que le llevó al éxito. Pero con un equipo diferente, técnicamente mucho peor. Hay que buscar soluciones. No las ha encontrado en el último mes y medio.
Si al minuto 1 el Atlético tuvo el gol, exactamente lo mismo sucedió ayer ante el Celta en una nueva demostración de que este equipo no está mentalmente. Fer López buscó en profundidad a Iglesias, completamente solo tras estar Zubeldia fuera de sitio después de saltar a la presión. Se encontraba tan solo el Panda que se le apagaron las luces.
Mutó el choque a una partida de ajedrez en la que los dos entrenadores movían ficha sin arriesgar lo más mínimo. Se volvió a ver una Real anodina, insípida, lenta y sin ideas en la que ningún futbolista ofrecía soluciones con balón, pero tampoco sin él. Fue de nuevo deprimente ver a los interiores dar pases horizontales o hacia atrás tratando de reiniciar el juego cuando hasta hace nada Silva y Merino repetían pases e inmediatamente se activaban para generar espacios. En la Real del último mes todo se juega al pie y nada al espacio.
Como ha sucedido otras veces, la única forma de inquietar algo a Guaita fue a balón parado de la mano de Sergio, que puso buenos balones. El problema es que el central que más duelos aéreos gana de Europa estaba en el banco y el zaguero que fichaste para ser líder está lesionado. Pese a todo, Zubimendi con la derecha y Oyarzabal de cabeza tuvieron situaciones como para hacer algo más. Hasta que el equipo volvió a fallar, exactamente como en la primera jugada del partido. Pérdida de Sergio Gómez, Zubeldia salta a Fer López que lanza a Iglesias al espacio. Esta vez encontró un compañero. Alfon no pudo de primeras con Remiro, pero Aritz se resbaló, como muchas otras veces en la primera mitad, y el Celta ya mandaba antes del descanso sin hacer absolutamente nada. Pitada merecida al descanso, incrementada cuando el speaker anunció que era turno de darse besos en la 'Kiss cam' y bailar en la 'Dance cam'. Imposible tener menos tacto.
Amor propio
Al menos esta vez sí que sintieron dolor y lo cierto es que la Real mereció empatar. Marín en dos ocasiones con remates de primeras y otro de cabeza, además de un testarazo al larguero de Oyarzabal, fueron ocasiones suficientes como para superar a Guaita. No hubo ganas ni de protestar una mano clara de Beltrán que era penalti. El empate no servía para cumplir el objetivo. Si Imanol pensaba que con su marcha su etapa se iba a cerrar de manera alegre, lo cierto es que el adiós no está pudiendo ser más doloroso. Con el tiempo se valorará lo hecho, pero ahora mismo todo es tristeza en la Real.
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