El colmo de una sanción improbable
La Real confía en que retiren la segunda amarilla de Illarramendi pero, si no lo hicieran, el reglamento no aclara si podría perderse la final de Copa
Todo es susceptible de empeorar. También la roja que vio Illarramendi en el Villamarín el martes. ¿Qué no? ¿Y si resulta que por esa ... fantasmagórica segunda amarilla el capitán se quedara sin poder disputar la final de Copa pendiente desde el año pasado? Reglamento en mano, parece imposible. Pero también se antojaba inverosímil que por una patada al vacío viera la amarilla. En este caso, a la siempre temida interpretación de los comités se une la falta de precedentes de tener que jugar una final de Copa pospuesta desde la temporada anterior.
Publicidad
Por partes
De entrada, la Real Sociedad se ha puesto manos a la obra para evitar que el grave error de Mateu Lahoz no tenga aún consecuencias más graves que las que ya acarreó sobre el césped, complicando «una barbaridad», tal y como reconoció Imanol, el resto del partido a partir del minuto 49. El club ha presentado alegaciones a la segunda amonestación recibida por el capitán defendiendo que «hay error material manifiesto en el acta arbitral al no existir contacto alguno que cause un derribo por parte del jugador amonestado». En efecto, en el acta arbitral viene recogido que « en el minuto 47 el jugador (4) Illarramendi Andonegi, Asier, fue amonestado por el siguiente motivo: derribar a un contrario en la disputa del balón de forma temeraria, evitando su avance».
La Real adjunta a su alegación el vídeo donde se aprecia la patada fantasma que tantas veces ha visto ya en las redes el aficionado realista a estas alturas. Confía en que una imagen valga más que mil palabras. El diálogo ya se agotó en el Villamarín, primero por parte del propio Illarramendi y, después de la eliminación, también por parte del director de Fútbol del club, Roberto Olabe.
El asunto queda ahora en manos del Comité de Competición y en el club txuri-urdin confían en que la imagen de la enorme 'hutsa' que hace el centrocampista realista sea suficiente argumento como para demostrar que no existe ningún derribo de forma temeraria y, por consiguiente, la segunda amarilla sea retirada. Además, el propio colegiado habría reconocido en el corrillo post-partido que en un inicio no se percató de que era Illarramendi el autor de la patada -de hecho sacó amarilla a Merino, siendo corregido por el VAR- añadiendo que si hubiera sabido que se trataba del '4' realista, ya amonestado previamente, no le hubiera sacado la segunda.
Publicidad
«Hay error material manifiesto en el acta arbitral al no existir contacto que cause derribo por parte del jugador»
Real Sociedad | Alegación
La confesión parece la antesala de la retirada de la tarjeta pero, si, en el peor de los casos, dicho comité no enmendara el error del árbitro, tocaría cruzar los dedos a la hora de atenerse a una posible sanción. Illarramendi se tendría que perder un partido de Copa, y ahí emerge la gran pregunta: ¿El siguiente de Copa, o el primero de la siguiente edición de la Copa? Es decir, ¿la final aplazada de la edición del año pasado o la primera eliminatoria de la próxima edición?
Código disciplinario confuso
El Código Disciplinario de la Real Federación Española de Fútbol trata de explicar -que no aclarar- qué ocurre en este tipo de casos. En su artículo 56.1 señala que una expulsión significa «la prohibición de alinearse, acceder al terreno de juego, al banquillo y a la zona de vestuarios, en tantos aquellos partidos como abarque la sanción por el orden en que tengan lugar, aunque por alteración de calendario, aplazamiento, repetición, suspensión u otra cualquiera circunstancia, hubiese variado el preestablecido al comienzo de la competición, en los partidos de la misma competición en que dicha infracción fue cometida».
Publicidad
Pese a lo enrevesado del enunciado, la lógica invita a pensar que en ningún caso una roja vista en el torneo 2020/21 podría acarrear una sanción aplicable en una competición correspondiente a la temporada 2019/20, aunque la falta de precedentes y la incompetencia reinante en ciertos despachos siembra una inevitable preocupación entre el aficionado realista.
Sin la excusa de tener que tomar decisiones en caliente, con la perspectiva que da el tiempo y la nitidez de las imágenes, este oscuro capítulo que ha condicionado la eliminación de la Real de la Copa tiene muchas probabilidades de quedar en vía muerta. Pero solo pensar en el colmo que supondría para Asier Illarramendi tener que perderse una final de Copa contra el Athletic por la dichosa jugada asusta. Primero, el Comité de Competición. ¿Y si hay segundo? Si pervive la amarilla, el embrollo legal sería de órdago.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión