Caleta-Car salta con el Cucho EP
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La casa, por los cimientos

Hace nueve meses la Real era el menos goleado de la Liga y ahora es un coladero atrás y hace aguas cada vez que pierde el balón

Miguel González

San Sebastián

Domingo, 21 de septiembre 2025, 07:25

La Real se ha metido ella solita en un gran problema. Dos puntos en cinco partidos es un sonrojante botín, más si cabe cuando ha jugado ante dos rivales que pelearon por la permanencia el curso pasado como Valencia y Espanyol y un recién ascendido, el Oviedo, que tiene toda la pinta de pasarlo mal. Era sabido desde el mismo día en que se conoció el calendario que, o se aprovisionaba de puntos en las tres primeras jornadas, o que iba a sufrir en el arranque con los compromisos prácticamente seguidos ante Real Madrid, Betis y Barcelona. Le salva que el miércoles llega a Anoeta un Mallorca igual de necesitado en la que será la primera final del curso para Sergio.

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Para ganarla mucho tienen que cambiar las cosas en cuatro días, porque la Real ahora mismo se ha convertido en un conjunto con pies de barro que tira por el desagüe en la fase defensiva todo lo interesante que propone a ratos en ataque. Vamos, que es un equipo descosido en el que sus diferentes líneas parecen inconexas y hacen cada una la guerra por su cuenta. Solo por momentos da la impresión de ser un colectivo, pero ello no es suficiente para sumar los puntos.

Contra el Espanyol lo hizo en la segunda parte y estuvo a punto de remontar. Frente al Oviedo, antes del descanso, pero su debilidad en las transiciones defensivas le hicieron retirarse a los vestuarios por detrás en el marcador. Ante el Real Madrid reaccionó en la segunda mitad y en La Cartuja jugó unos buenos 20 minutos finales en la primera parte en los que debió haberse puesto por delante, pero le faltó pegada en el remate. Luego, tras el segundo gol bético, llegó el 'sálvese quién pueda' en medio de la tempestad.

El principal problema que tiene ahora la Real es que, básicamente, no sabe su orden de prioridades. Habla de ir a Europa, de ganar partidos o de adelantarse en el marcador cuando su verdadero objetivo debería ser no encajar un gol. Tan fácil y tan difícil a la vez. A partir de ahí vendrá lo demás. Nadie piensa en ganar el Tour si no sabe andar en bicicleta, y aquí de lo que se trata es de dar el primer paso.

La Real perdió hace dos años a Merino y Le Normand, que eran dos pilares de su consistencia defensiva, pero el año pasado supo sobreponerse a esas dos ausencias en la primera mitad de competición porque estaba Zubimendi y Aguerd fue un refuerzo de mucho nivel hasta que se lesionó en febrero. No hay más que ver que el Olympique de Marsella ha pagado 23 millones este verano por su fichaje.

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Por hacer memoria, hace nueve meses la Real era el conjunto menos goleado del campeonato junto con el Atlético de Madrid. En la jornada 18 de la pasada temporada era quinta gracias a que solo había recibido 13 tantos y en muchos partidos había mantenido la portería a cero, como contra el Espanyol (0-1), en las salidas a Getafe (0-0) y Valladolid (0-0), ante el Valencia (3-0), Girona (0-1), Sevilla (0-2), Barcelona (1-0), Betis (2-0), Leganés (0-3) y Las Palmas (0-0) en Anoeta. En aquel momento, el Real Madrid había recibido 17 goles y el Barcelona, 21. Es cierto que en ataque le costaba perforar la meta rival, solo llevaba 16 goles, pero esa fiabilidad colectiva le hacía sumar con frecuencia a pesar de no cuajar grandes partidos. Y con el mérito de alternar Liga y competición europea.

La lesión de rodilla de Aguerd en febrero abrió una vía de agua atrás que le condenó a hacer una mala segunda mitad de competición y ahora la situación ha sufrido una vuelta de tuerca con la marcha de Zubimendi y la llegada de Caleta-Car, que por lo que ha demostrado hasta el momento tiene un nivel muy inferior al del central marroquí. Y sin unos cimientos sólidos es imposible levantar una casa, en este caso un proyecto de futuro.

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Lo primero que tiene que hacer Sergio es conseguir un equipo fuerte sin balón, que muerda en la presión y que esté preparado para reaccionar ante las pérdidas, porque ahora mismo juega como si lo fuera a tener durante los 90 minutos. Por momentos mantiene el buen gusto en ataque y supera al rival con la pelota, en parte porque conserva a los cuatro hombres más adelantados del equipo que fue primero de grupo en la Champions hace dos años por delante de Inter, Benfica y Salzburgo, es decir, a Brais, Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea.

Sin red de seguridad

El error es que en esas fases brillantes se maneja con la misma alegría que entonces sin caer en la cuenta de que aquella red de seguridad que tejían los Le Normand, Zubimendi y Merino ha desaparecido y ahora camina en el alambre sin ser consciente de que la caída es mortal. Me da la sensación de que una Real en La Cartuja con Rodrygo, Mbappé y Vinicius en ataque también habría salido derrotada porque el problema es que no tiene consistencia, y en el fútbol los equipos se construyen de atrás hacia adelante y no al revés.

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Atrás es necesario recuperar una pareja de centrales que persiga y salte a por los rivales entre líneas y no tenga miedo a adelantar la línea, y ello pasa por eliminar a Caleta-Car de la ecuación. Ya no hablo de que jueguen bien o mal, sino de no tirar por la borda una forma de defender hacia adelante que desde la época de Eusebio le ha dado a la Real muchísimo más de lo que le ha quitado.

Jon Martín tiene que ser titular en este equipo, lo demostró frente al Espanyol pese a su pifia en el penalti. Y hasta que regrese del Mundial sub-20 está un Aritz que ha jugado muchas veces con Zubeldia y no han mezclado nada mal. En los laterales no hay gran discusión -Sergio está siendo de las pocas noticias positivas de estas jornadas- y en el centro del campo dos de las tres piezas tienen que ser solventes sin balón. O se puede invertir el triángulo de la zona ancha como hizo Montanier cuando retrasó a Zurutuza junto a Illarra en 2012 y cerró la autopistas que se generaban a las espaldas de los interiores tras pérdida.

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Es cierto que la Real puede firmar mejores números en ataque de afinar algo más su puntería, pero su gran problema es el juego sin balón y que no está preparada para defenderse cuando le quitan la pelota. El objetivo el miércoles no es ganar el partido, sino no encajar goles. A partir de ahí la consecuencia será la victoria. No al revés.

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