Barrenetxea entona el 'aquí estoy' e Isak marca, por si acaso

Barrenetxea aportó las burbujas que necesitaba una Real Sociedad que empezaba a apagarse. Y no solo por el tanto que al filo del descanso tranquilizó a la parroquia txuri-urdin. No. El juvenil de la plantilla encaró con descaro la portería del Espanyol cada vez que recibió el balón. A veces con acierto, otras errático. Pero desmelenó por momentos a una Real dominadora aunque tímida y sin pólvora en la zona decisiva del campo. Su insistencia tuvo premio en el estratégico minuto 45. Esperó como experto atacante, en la línea del área, sin caer en fuera de juego, el pase de Oyarzabal. Recibió, recortó a su defensor, y con su pierna buena, la derecha, ajustó el balón al palo derecho de Prieto para abrir el marcador.

Le costó traducir en peligro su ímpetu durante buena parte de la primera mitad. O el último pase no alcanzaba su destinatario, o su intento de tiro era despejado. Pero nunca dejó de encarar. Fue en el tramo final del primer periodo cuando más efectivo resultó su desparpajo ante una defensa cansada de perseguirle. En el minuto 41 terminó una buena internada por la izquierda con un pase de la muerte que Martin Odegaard lanzó a la grada, dos minutos más tarde sacó un tiro dentro del área tras hacer una pared con Aihen y en el 45 llegó su gol. Durante la segunda parte no brilló en ataque, pero se dejó la piel en la presión, hasta ser sustituido en el 75. Ovación.

Más discreto estuvo a lo largo del partido Isak, pero cumplió a su cita con el gol. Un disparo en el minuto 23 y un buen robo en el 26 que genera una clara ocasión fueron sus mejores acciones. Pero en el 60 recibió en carrera de Oyarzabal, recortó y lanzó un derechazo letal al fondo de la red. Lo que tiene que hacer. Marcar.