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'Los calaíta (fuimos a por tabaco)' han sido este año los que han ganado el premio a la mejor chirigota en el prestigioso carnaval ... en el Gran Teatro Falla de Cádiz. En Montjuic, y si la Real hubiese participado en el campeonato, podría haber compartido premio con todas las de la ley. Últimamente los blanquiazules están siendo expertos en ser una comparsa defensiva que se dispara a sí misma para regalar puntos a sus rivales. Que los de Imanol pudiesen sacar algo positivo de su visita a la Ciudad Condal sin Aguerd, Kubo y Becker por sanción y sin Sucic, Pacheco, Odriozola, Zakharyan y Oyarzabal por lesión no era algo casi milagroso, pero esta vez ni siquiera compitió, algo que demandaba su entrenador cada vez que entrena un partido en la Real. Cero remates, ni a puerta, ni fuera de ella, cero goles esperados, 23% de posesión, cero córners, cero ocasiones creadas. En este equipo hay algo que no termina de funcionar e Imanol no consigue dar con la tecla para solucionarlo. En Liga hay que reaccionar, no solo con puntos, también con hechos sobre el verde.
Pese a todas las bajas y el contexto complicado de partido por quien estaba enfrente, salió bien el equipo con balón hasta tal punto que para el minuto dos había celebrado un gol de Sergio. Una jugada combinativa de Barrenetxea que conectó con Javi López supuso un centro al área que con la participación de Zubimendi y Olasagasti dejaron a Gómez en clara posición de remate. Con ayuda, superó a Szczesny para sorpresa de los miles de turistas asistentes en Montjuic. No, la Real tampoco puede tener un poco de suerte en los partidos claves de la temporada. El asistente levantó el banderín y el fuera de juego semiautomático corroboró que López estaba en posición antirreglamentaria para amargura de todos los realzales. Pese a ello, los blanquiazules se encontraban cómodos con un Barrenetxea juguetón, un Gómez que tiraba desmarques y con Óskarsson, titular por primera vez ante uno de los tres grandes, picando al espacio.
Barcelona
Szczesny; Koundé, Araujo (Fort, m.76), Cubarsí (Eric, m.59), Martín; Casadó, Pedri (De Jong, m.59), Olmo (Fermín, m.71); Lamine, Lewandowski y Raphinha (Ferran, m. 59).
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Real Sociedad
Remiro; Aramburu (Traoré, m. 64), Aritz, Zubeldia, López; Zubimendi (Turrientes, m.46), Olasagasti (Martín, m. 20), Marín; Gómez, Óskarsson (Aihen, m.77) y Barrenetxea (Mariezkurrena, m. 46).
Goles: 1-0 min 25: Martín remata a la red un centro de Olmo. 2-0 min 29: Casadó mete la pierna para desviar un tiro de Olmo.3-0 min 56: Araujo mete la cabeza tras una parada de Remiro. 4-0 min 60: Lewandowski se encuentra el cuarto.
El árbitro: Quintero González, del comité andaluz, asistido en las bandas por Massó Granado y Granel Peiró. Pizarro Gómez fue el árbitro VAR. Expulsó a Aritz por tarjeta roja directa (minuto 17).
Incidencias: 46.324 espectadores en El Estadio Olímpico Lluís Companys.
El peligro culé llegaba por el costado de Raphinha y con la alta presión azulgrana. Remiro estuvo cerca de dejar el gol cómico de la temporada. El rebote pegó en Pedri pero se marchó por encima del larguero. El combate estaba siendo bonito, pero la Real se volvió a disparar en su propio pie para regalar los tres puntos al igual que sucedió ante la Lazio o ante el Betis hace dos domingos. Ante el Barça de Flick hay que ciudar todos los detalles e Imanol arriesgó tirando la línea defensiva casi al centro del campo. Si aciertas, bien, si fallas es un suicidio. Lewandowski lanzó a Olmo que se marchaba solo ante Remiro. Aritz se cruzó a 40 metros de portería para frenarle. Quintero González no dudó en sacar la roja que también sacó Gil Manzano sin pestañear en el Villamarín. Esta vez era López el que podía llegar a frenar a Olmo, y siendo más clara que la de Sevilla, es muy fácil pitar a la Real en las jugadas grises.
Más allá de si es o no es, imperdonable que de nuevo un jugador experimentado como Aritz cometa semejante temeridad. Dejar a tu equipo con diez en el minuto 17 es cavar tu propia tumba. Ante el Barça, en Montjuic, con más de quince partidos jugados cada tres días y con ocho bajas, era momento de subirse al avión de vuelta. En cuanto cayese el primero, nada que hacer, exactamente igual que en Roma y Sevilla. Antes fueron Aihen y Zubeldia, esta vez le tocó meter la pata a Aritz. Todos ellos suman más de 150 partidos en el fútbol profesional. Errores groseros.
El Barcelona solo necesitó siete minutos en superioridad para abrir la lata y matar el partido. La Real lógicamente se echó atrás y si ante el Betis pudo aguantar hasta el comienzo de la segunda parte, contra un equipo que llevaba 120 goles en 39 partidos la empresa era imposible. Lamine Yamal comenzó a bailar y dejó tirado a un López que se fue al suelo comiéndose el amago del crack. En línea de fondo y con la derecha no parecía que fuese a sacar el centro. El tinerfeño tragó. El niño conectó con Olmo, que cuando parecía que iba a rematar puso un envío perfecto a Gerard Martín. La Real es experta en reactivar futbolistas defenestrados o que están lejos de su mejor nivel. El lateral marcó cruzando la bola su primer gol como profesional.
Quedaban 66 minutos, pero el partido estaba prácticamente finiquitado y lo único que debía hacer la Real era intentar que no le cayera un carro. No lo consiguió. El siguiente objetivo era dar descanso a gente como Aramburu, Zubeldia, Zubimendi o Barrenetxea y dar minutos a canteranos de Zubieta. Eso es conformarse con muy poco en un partido de élite, pero es lo que hay.
El Barcelona apretó el acelerador para recuperar el liderato y continuar engrasando a todos sus cracks. Los de Imanol, además, tuvieron mala suerte en dos de los goles puesto que de remates que iban fuera del arco de Remiro, Casadó y Lewandowski encontraron la red. En el segundo tanto Remiro sacó los puños para repeler un córner y en el rechace Olmo le fusiló. Casadó metió el pie para sentenciar a la Real antes del descanso. En el entreacto, aprovechando que Barcelona es una ciudad en la que bailan y celebran el carnaval miles y miles de comparsas, por megafonía sonó el «Carnaval, carnaval, carnaval te quiero... Bailaremos sin parar en el mundo entero». No están los blanquiazules para demasiados bailes tras una nueva tremenda decepción, aunque ayer la Real fuese una auténtica chirigota porque Szczesny no intervino. Dudó en sacarse el cartón de Marlboro porque reconoce abiertamente que es fumador. La tarde, ventosa a más no poder, no estaba para ello.
La segunda parte fue un partido de solteros contra casados en la que los delanteros del Barcelona trataron de aumentar sus números con una Real obligada a achicar agua. Araujo a la salida de un córner y tras un rechazo de Remiro y Lewandowski, con el mismo modus operandi que Casadó, hicieron el tercero y el cuarto. Pudieron ser muchísimos más en caso de que el Barça hubiese estado algo más acertado en el pase o en el remate. Oyarzabal, que viajó sin poder jugar por problemas en el isquio, fue el último en marcharse a vestuarios aplaudiendo a los cien aficionados realzales ubicados en el gallinero de Montjuic. No queda más remedio que hacer autocrítica, mejorar, juntarse e ir a por el Manchester United. Carnaval, carnaval...
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