Aperribay pidió al delegado de UEFA que suspendiera el partido

También el árbitro rumano Marian Barbu tenía la posibilidad de parar el partido y decretar su suspensión, pero sólo detuvo el juego por unos instantes y a instancias de algunos jugadores de la Real como Remiro. También Oyarzabal, que estaba en el banquillo, pidió al delegado del partido que lo parara. El choque se siguió jugando cuando la tensión permanecía en las gradas y los altercados estaban lejos de ser atajados. Era el primer partido de Europa League que pitaba este bisoño colegiado de 36 años Rumanía, que tampoco tiene en su expediente ningún encuentro de Champions League.

La Real tiene previsto solicitar una reunión con la UEFA para mostrar su indignación e incredulidad por lo sucedido con los ultras belgas en el encuentro ante el Anderlecht y pedir las sanciones pertinentes para que no vuelvan a suceder episodios como los vividos en Anoeta no sólo contra el Anderlecht, sino también contra el Benfica o el Zenit de San Petersburgo anteriormente.

Aperribay ya se ha puesto en contacto este viernes con los representantes del ente europeo del fútbol y si bien el club estaba estudiando la posibilidad de comparecer ante los informadores junto a los responsables del Ayuntamiento de San Sebastián para valorar lo sucedido, finalmente no habrá comparecencia. La Real está a la espera de recibir el informe del partido que detalla todo lo sucedido en el estadio, acta que tiene que realizar el delegado de partido de la UEFA en cada choque.

En la Real también hay voces críticas con respecto al dispositivo de seguridad organizado por la Ertzaintza para este encuentro declarado de 'alto riesgo'. No entienden por qué se les reune en Alderdi Eder y se les permite acceder al campo por todo el centro de la ciudad obligando a cerrar tiendas y recoger terrazas a los propietarios de los bares cuando a los 'realzales' que viajan fuera se les envía a lugares inhóspitos, a 10 kilómetros del centro de la ciudad, como sucedió en Niza.