Sánchez ejerce en Columbia de antítesis de Trump: «¿Qué liderazgo moral podemos desempeñar si abandonamos a los palestinos?»
El presidente del Gobierno carga en la universidad estadounidense contra el «doble rasero» hacia Gaza, defiende la inmigración como motor de crecimiento económico y apela a la libertad de expresión y credo
Pedro Sánchez defiende que, con su liderazgo, España se ha convertido en un «faro» para muchos progresistas que, en todo el mundo, ven con angustia ... el avance de la ultraderecha y con ese mismo enfoque se sentó este lunes antes medio millar de estudiantes de la Universidad de Columbia, en Nueva York, para hablar de las recetas «progresistas» frente a los desafíos globales, para lanzar el mensaje de que no todo está perdido y para presentarse como ejemplo de líder alternativo a Donald Trump.
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«Somos testigos de uno de los eventos más terribles y oscuros del Siglo XXI –dijo en un pasaje de su discurso en referencia a Gaza–. Vemos cómo esto está pasando ante nosotros y la comunidad internacional no puede quedarse parada. Una de las lecciones más importantes del siglo XX es que el genocidio es el peor crimen de lesa humanidad. La otra, que no podemos mirar hacia otro lado. Es imperdonable. ¿Qué liderazgo moral podemos desempeñar en el nuevo orden mundial si abandonamos a los palestinos?».
El lugar elegido -en el arranque de la semana internacional marcada por la 80º Asamblea General de la ONU, en la que el miércoles intervendrá el Rey, y apenas unas horas antes de que diera comienzo la conferencia internacional sobre los dos Estados en la que varios países más darán el paso de reconocer el Estado palestino como España hizo hace más de un año – no es casual. La Universidad de Columbia fue escenario durante 2024 de protestas propalestinas en las que numerosos estudiantes reclamaron, a través de acampadas, que la institución rompiera cualquier tipo de lazo con Israel por su desproporcionada respuesta a los atentados del 7 de octubre . Fue la primera vez desde las manifestaciones contra la guerra de Vietnam, en 1968, que se permitió la entrada de la policía en el campus para reprimir las acciones estudiantiles.
Los alumnos que siguieron la conferencia de Sánchez y su posterior charla con el profesor de Historia y director del Instituto Europeo Adam Tooze, en el salón de actos de la biblioteca Low Memorial de la universidad, no mostraron un excesivo activismo. Tampoco se les pudo oír expresar sus inquietudes porque el acto estaba concebido para que Tooze actuara, supuestamente, en su nombre. Pero sí aplaudieron algunos pasajes de la intervención del presidente Fundamentalmente, aquellas en las que defendió el papel de la inmigración como motor económico, en las que criticó el papel de la comunidad internacional frente a Gaza y en las que reivindicó la libertad de expresión y de credo como principios básicos de la democracia.
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«Son cosas muy distintas»
Columbia ha sido víctima de la políticas de Trump, que, alegando su incapacidad de proteger a los estudiantes del antisemitismo, le retiró 400 millones de financiación federal para investigación. La institución accedió en julio a asumir una multa de 220 millones de dólares y a someterse a un escrutinio legal estricto y contratar nuevos profesores para poder recibirlo. En ese recinto, Sánchez insistió sin reservas en sus críticas a Benjamin Netanyahu. «España reconoce plenamente el derecho del Estado de Irsael a existir y defender su propia seguridad. También sin ambages condenamos los terribles atentados terroristas del 7 de octubre. Pero una cosa es proteger tu país y otra asesinar a más de 60.000 personas, desplazar a dos millones, bombardear hospitales y matar de hambre a niños inocentes. Son cosas muy distintas», subrayó. Fue su primer aplauso.
Para añadir más contexto, la charla de Sánchez se produjo un día después del masivo funeral del activista ultraconservador Charlie Kirk , asesinado mientras daba una charla en la universidad de Utah, En ese macroevento, convertido en una suerte de mitin protagonizado por cristianos fundamentalistas, Trump, –que la semana pasada forzó la suspensión del programa del cómico Jimmy Kimmel por hacer comentarios en torno al suceso– defendió que la religión tiene que volver a América. El jefe del Ejecutivo evitó en este caso referirse al asunto de manera expresa, pero ante su joven público sí argumentó. «La libertad de expresión y la libertad de credo empodera a los ciudadanos para que puedan forjar sus propios destinos. Son salvaguardas frente a las tiranía y el silencio. Debemos protegerlas añadió– para evitar que se conviertan en armas para incitar al odio».
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Pero quizá el aplauso más intenso se lo llevó al hablar de inmigración, a pesar de que en este último aspecto abogó por una orientación «pragmática y no ideológica». «Construir puentes y no barreras ayuda a construir un mundo mejor. No hay que confundir esto con la temeridad. Tenemos que luchar contra el tráfico de inmigrantes, crear rutas legales para que puedan venir de manera ordenada, pero no podemos perder de vista que todos los inmigrantes, legales o ilegales son –subrayó– seres humanos que están buscando una vida mejor».
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