Los partidos vascos exigen de forma unánime a Sortu que se desmarque de los 'ongi etorris' a los presos de ETA

Tras el recibimiento del pasado lunes al preso de ETA Agustín Almaraz en las calles del barrio bilbaíno de Santutxu, que desató una indignación generalizada de los gobiernos vasco y central, de partidos y de las asociaciones de víctimas, la secretaria general de Podemos Euskadi manifestó ayer la denuncia de su formación ante estos recibimientos a los reclusos ya que, según remarcó, «sí hacen daño a las víctimas». «Decir otra cosa no es verdad, porque así se siente», expresó. Garrido subrayó, en una entrevista en Onda Vasca, que «una cosa es recibir al familiar, al amigo que ha estado en la cárcel y poder abrazarle, y otra cosa es ocupar el espacio público y homenajear o poner en valor el pasado terrorista de una persona».

Desde el PSE de Gipuzkoa, su secretario general lamentó que «algunos siguen estando muy lejos de la realidad, cegados por un pasado que les sigue pesando como una losa». Eneko Andueza remarcó que «las víctimas son plurales, diversas, pero les une la obligación del conjunto de la sociedad de respetarlas en su relato y su dolor».

El presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, fue más lejos en las consideraciones manifestadas la víspera, en las que calificaba a Sortu de «máquina maquiavélica de mentes enfermas de odio», y ayer cargó contra Pedro Sánchez porque «ha llegado a Moncloa blanqueando a Bildu y convirtiendo a quienes justifican a ETA en socios preferenciales». «De esta manera, Otegi profetiza y campa a sus anchas intentando tumbar nuestra democracia, ensalzando a los verdugos en homenajes humillantes para las víctimas», denunció Iturgaiz en su cuenta de Twitter.

Los populares piden explicaciones al Gobierno y de hecho ayer mismo su portavoz, Cuca Gamarra, registró en el Congreso una petición de comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en la que le exigen que dé cuenta de «las actuaciones que está llevando a cabo para prohibir los actos de homenaje 'ongi etorri' que se están produciendo a la salida de las prisiones».

Emplaza además al ministro a tomar medidas «para no permitir la celebración, el próximo 18 de septiembre, del acto organizado en Arrasate en apoyo a Henri Parot».

El delegado del Gobierno en Euskadi negó que con la petición de poner fin a los 'ongi etorris' se pretenda «imponer ningún relato», como considera Sortu. Remarcó que solo se reclama «un poco de empatía» con las víctimas y que «no se idealice» a quienes asesinaron.

Denis Itxaso destacó que la convivencia implica que la resocialización y la reinserción, «que la Constitución consagra a las penas privativas de libertad, se produzca». Apuntó que «ni siquiera» pide arrepentimiento, «que en muchos casos lo hay y hay encuentros restaurativos, reconocimiento del dolor causado y empatía hacia las víctimas». Reclama que, al menos, «no se idealice, no se proyecte una idea romántica del pasado que llevó a esas personas a la cárcel».

Itxaso también se refirió a la marcha de Arrasate para denunciar la situación carcelaria de Parot para recordar que este recluso «tiene muchos muertos en la mochila». «Nadie desde ese mundo ha abierto la boca para acordarse, siquiera un segundo de todos esos asesinados. Pedimos un poco de empatía», apuntó.

El delegado del Gobierno recordó, en declaraciones a la Ser, que, incluso cuando ETA mataba, ha habido manifestaciones en favor de los presos y los tribunales, «una y otra vez, han considerado que forma parte de la libertad de expresión o de reunión». Defendió que el foco hay que ponerlo en la presión social, en la labor que hacen las asociaciones de víctimas y en la convicción de que, «si queremos una convivencia justa, que realmente evite que nunca más puedan repetirse este tipo de cosas, tenemos que guardar memoria, respeto y recuerdo a las víctimas del terrorismo».

No eludió reconocer que también hay que respetar «el derecho del preso a que, una vez pagada su pena y su castigo por los crímenes cometidos, se reinserte en la sociedad con naturalidad». Itxaso expuso que es algo que además «puede hacer porque para eso están diseñadas las penas privativas de libertad en este país, no para que, cuando salgan, les devuelvan en la casilla de salida, como si nada hubiera ocurrido, idealizando de alguna manera aquel pasado, homenajeando su figura y trayectoria».