«El PNV necesita tiempo y no le vendría nada bien un adelanto electoral vasco»
El catedrático sostiene que los jeltzales corren el riesgo de ser desplazados en las autonómicas por EH Bildu si no reaccionan con mayor audacia
Juanjo Álvarez (Zumaia 1964), catedrático y experto en el nacionalismo vasco, considera que el PNV debe reaccionar con más audacia ante la tendencia emergente de ... Bildu confirmada en el 23-J. En su opinión, aunque los jeltzales «necesitan tiempo», deberían clarificar cuanto antes determinadas decisiones como «la elección de su candidato o candidata a lehendakari». La entrevista es la primera de una serie de conversaciones con diferentes referentes de la sociedad civil vasca tras los comicios.
–¿Cómo analiza el serio retroceso electoral sufrido por el PNV el 23-J?
–El PNV no ha leído los indicadores que había. Ha vivido desde el 2012 una época de hegemonía y de armonía, todo le salía bien, incluso sin necesidad de renovación, como le pasaba a la CDU alemana. El cambio comenzó a atisbarse ya en las últimas autonómicas durante la pandemia. Pero la nueva caída electoral de mayo a julio de este año revela que el PNV se ha quedado parado. De los 47.000 votos perdidos, EH Bildu ha recibido parte, aunque más se han ido hacia Sánchez en un contexto de miedo a una involución.
–¿Cuál es su flanco más débil frente a EH Bildu?
–Se le visualiza como un partido no renovado, los jóvenes no le ven como una opción interesante, le ven viejuno, de otro tiempo. Si no moderniza su discurso queda como Antiguo Régimen. Hasta EH Bildu utiliza el término soberanismo, no nacionalismo. El soberanismo se percibe como más abierto. El poder histórico de la sigla ya no es un anclaje emocional suficiente.
–¿Y el pasado de la violencia pesa tan poco ya?
–Ese pasado, que fue injusto y horrible, está bastante amortizado, sobre todo para los jóvenes.
–¿Hay que cambiar de caras?
–La estrategia más inmediata si te pones nervioso es cambiar de caras. Bildu cada día alcanza más transversalidad, ha dejado de lado las aspiraciones independentistas para centrarse en su vertiente social y de izquierda, con candidaturas jóvenes y con un discurso innovador.
–El PNV ha elaborado hace tiempo un diagnóstico interno autocrítico con esos déficits...
–Sí, pero no es suficiente decir que hay mucha movilización en la calle y nos está penalizando la gestión. Hay una conjunción partido-Gobierno que hay que aclarar tanto en decidir quién va a ser el candidato o candidata a lehendakari, como qué hacemos de aquí a junio del año que viene. No creo que vaya a haber un adelanto electoral. No le vendría bien al PNV en este momento porque necesita tiempo.
–¿Ve factible el sorpasso de EH Bildu en las autonómicas?
–A tres circunscripciones electorales (Bizkaia, Gipuzkoa y Álava), el riesgo de que haya sorpasso o gane el PNV pero pueda haber una mayoría alternativa es posible.
–¿Y qué pueden hacer?
–Ser proactivos y no meramente reactivos, ser pragmáticos, no quedarse quietos a la espera de que la inercia cambie. Es el momento de ser audaz porque EH Bildu está marcando una impronta que cada vez tiene más pujanza. Y confirmar un liderazgo.
–¿Es Urkullu el mejor cartel?
–Yo creo que si trabaja en transmitir ilusión, convicción y un equipo, Urkullu ofrece elementos adicionales a la marca PNV. La tentación de renovar y cambiar de cartel por si sola no va a ser un factor de éxito. Pero para que el lehendakari se pronuncie lo tiene que proponer el partido, él por su carácter no va a dar el paso. Cuanto más tarde en aclararse esto será peor. Si te quedas quieto despiertas habladurías y dudas. Doce años de gobierno suponen un desgaste pero aún sigue siendo un gran activo.
Peligro de involución
–Pongamos ahora el foco en España. ¿Sorprendido?
–La sociedad española no es cainita ni de extremos. Vox ha sido percibida como un peligro de involución democrática. Muchos nacionalistas han votado a Sánchez por temor a ese retroceso. Cualquier otra interpretación, pensando que ese voto al PSOE es ya estable, sería muy atrevido. Mucha gente se ha movilizado en la última semana. Además, claro, de los errores de Feijóo.
–Una movilización intensa en Euskadi y en Cataluña...
–Somos sociedades con mucha conciencia política.
–¿Vamos a un bloqueo?
–Me parece muy interesante la postura del presidente Sánchez de dejar destilar el resultado y no hablar hasta después del 17 de agosto. Intuyo un nuevo choque de legitimidades entre el maximalismo de Junts y el pragmatismo de ERC. A día de hoy puede ocurrir que haya unas elecciones en diciembre a pesar de que los actores políticos no quieran hablar de eso. Tampoco sé qué va a ofrecer Sánchez a Junts en septiembre que le permita gobernar. Si el causante de la repetición es Junts, el relato de Sánchez va a ser claro: Yo no me someto al chantaje de los independentistas catalanes, reivindicando un espacio adicional. La aritmética es tozuda. Si Junts va a exigir un referéndum de autodeterminación Sánchez está atado de manos. Y ellos lo saben.
–A la vez el independentismo en Cataluña baja...
–Cataluña nos da muchas lecciones. Hemos visto como surgió Ciudadanos y ahora la abrumadora mayoría del PSC y vemos todo un espacio electoral huérfano. No diría que el sentimiento nacional se ha olvidado sino que comprende muchos más aspectos que el puramente nacional. No es ya un sentimiento tribal sino algo más maduro y más diverso, con otras prioridades. Si no hay un elemento emocional que sea un revulsivo, la sociedad catalana o la vasca no son tan diferentes a otras sociedades. Las lealtades inquebrantables son de otra época.
–La llegada de Feijóo al Gobierno, aunque es improbable, ¿qué efectos tendría en PNV y Bildu?
–En ese escenario no hubiera descartado una concertación PNV-EH Bildu, una estrategia nacional compartida. Pero con Sánchez en el poder Bildu se decantará por su perfil de izquierda.
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