Ortuzar, el último eslabón que faltaba para el cambio total del PNV
El deseo de la militancia de llevar la renovación interna hasta las últimas consecuencias ha arrastrado finalmente al todavía presidente jeltzale, que llevaba doce años al frente del EBB
Andoni Ortuzar dijo que escucharía a la militancia, y la militancia ha acabado finalmente por persudiarle de que es mejor que se retire de la carrera por la presidencia del PNV ... para completar totalmente la renovación interna del partido. El todavía líder del EBB quería seguir, como último bastión de la época anterior, para dar poso y paciencia a los cambios, pero el deseo de relevo ha acabado finalmente arrastrándole a él también.
Ortuzar, que tomó las riendas del PNV en 2013 en sustitución de Iñigo Urkullu, ha saboreado a lo largo de su mandato el triunfo de capitanear a la vez todas las principales instituciones vascas: el Gobierno autonómico, las tres diputaciones forales y los ayuntamientos de las tres capitales. Y ahora, en un periodo de menos alegrías y poder, y en pleno ciclo electoral a la baja, había decidido postularse para seguir al frente del partido con el objetivo de garantizar la solidez de la renovación interna y territorial, y siempre y cuando así se lo reclamaran las bases jeltzales. Un paso al frente que le habría podido convertir en el único superviviente en esta encrucijada en que se halla sumida la formación peneuvista después de que se hayan renovado las caras en todas las ejecutivas territoriales, excepto Navarra.
La cúspide la alcanzó en 2015, cuando el partido jeltzale con Ortuzar al frente logró recuperar el Gobierno foral de Gipuzkoa y el consistorio donostiarra tras un periodo de cuatro años en los que EH Bildu se alzó con el poder. Desde entonces, y sostenido también por los pactos con el PSE-EE que han garantizado al PNV las ansiadas mayorías absolutas en los diferentes escenarios parlamentarios, los nacionalistas vascos han sabido mantener el tipo -sobre todo en su feudo por antonomasia, Bizkaia- en las diferentes elecciones que se han celebrado en Euskadi, anclándose además en Madrid como el partido vasco referente en el Congreso de los Diputados.
Sin embargo, el inesperado azote que provocó la pandemia en 2020 dejó al descubierto varias costuras rotas en el entramado institucional vasco, cuyo máximo exponente se vislumbró en Osakidetza. Y, castigado por el desgaste en su gestión, el PNV empezó a experimentar un retroceso en las urnas con una preocupante sangría de votos que ha puesto en alerta a Sabin Etxea.
Desde mayo del 2023, cuando arrancó el último ciclo electoral con la celebración de los comicios forales y municipales, el PNV ha observado sin remedio cómo los gráficos dibujan una tendencia descentente. Y aquel 28 de mayo fue un duro revés para los jeltzales a costa de la rotunda victoria de EH Bildu: el PNV experimentó un fuerte retroceso en todos los territorios y municipios vascos; sin embargo, la máxima expresión de ese desplome electoral se vivió en Gipuzkoa, donde la coalición soberanista venció sin fisuras mientras los peneuvistas solo lograron amarrar la alcaldía de 9 municipios guipuzcoanos.
Apenas dos meses después, con la inesperada convocatoria de unas elecciones generales que a todo el mundo le cogió con el pie cambiado, sin apenas margen de tiempo para hacer calar los mensajes electorales, los jeltzales volvieron a ver cómo el desplome en las urnas se acrecentaba, con el triunfo del PSE y el auge aún más evidente de EH Bildu: hoy, la izquierda independenista vasca tiene un escaño más que los jeltzales en el Congreso de los diputados gracias al asiento de más que cosechó la entente abertzale en Navarra.
La objetiva tendencia a la baja, sostenida también por las encuestas preelectorales que dibujaban a un PNV en absoluto declive -la práctica mayoría de sondeos apuntaban al 'sorpasso' de EH Bildu el 21-A-, hacían temer lo peor a los jeltzales, que finalmente salvaron los muebles y lograron ganar las elecciones autonómicas del año pasado en una noche de infarto. Eso sí, exactamente con los mismos escaños que los cosechados por la coalición soberanista: 27.
Ya entonces, de cara a esos trascendentales comicios, el PNV con Ortuzar al frente tomó una arriesgada decisión al cambiar su candidato a lehendakari y sustituir a un peso pesado como era Iñigo Urkullu. Un desconocido Imanol Pradales -a excepción de Bizkaia, donde era diputado foral- irrumpió en la política vasca como savia nueva. Y lo hizo en un momento clave para la formación jeltzale, que buscaba un revulsivo para competir en las urnas frente al auge de EH Bildu, conectar con esa nueva oleada generacional más reivindicativa y crítica con el poder, y frenar la tendencia descendente que los jeltzales venían experimentando en las últimas citas con las urnas.
Aquella apuesta de riesgo finalmente salió bien, a pesar de que el PNV experimentó un serio desgaste al bajar del 39% al 35% de intención de voto. Y entonces se abrió definitivamente la espita en el seno de la formación para abordar nuevos cambios en su estructura interna y hacer aún más patente ese cambio generacional que se inició con la candidatura de Pradales.
Repensar estrategias y liderazgos
Los comicios europeos de junio del año pasado no fueron una excepción y el PNV, a pesar de retener su escaño en el Europarlamento, vivió un nuevo descalabro electoral al dejarse por el camino la mitad de votos en Euskadi respecto a 2019.
En resumen: mientras el PNV viene desinflándose, EH Bildu se ha impuesto en las cinco elecciones que se han celebrado tras la pandemia. Lo que ha llevado a la cúpula del partido a repensar sus estrategias y fomentar el cambio de liderazgos en las ejecutivas territoriales. Como así ha sido.
Ortuzar ha comandado los relevos que se han llevado a cabo en el seno del partido, con el cambio de líderes en las tres presidencias territoriales vascas tras la celebración de sus respectivas asambleas. En Gipuzkoa, con la llegada de María Eugenia Arrizabalaga en sustitución de Joseba Egibar; en Bizkaia, con Iñigo Ansola, que ha relevado a Itxaso Atutxa; y en Álava, con Jone Berriozabal, que coge el mando tras José Antonio Suso. Una renovación integral que, finalmente, se completará con su salida del EBB y la previsible llegada de Aitor Esteban, el actual portavoz del partido en el Congreso.
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