El nacionalismo se aleja del foco identitario
Pragmatismo. El pulso que libran PNV y EH Bildu que ha visualizado el último Aberri Eguna se centra en la realidad social y económica y enfría el marco emocional clásico del soberanismo
La resaca del Aberri Eguna de este año ha puesto el foco en las necesidades de la coyuntura: de entrada, el impacto económico avivado por ... la guerra de Ucrania, pero con las secuelas aún del Covid, que ha provocado una notable movilización de recursos públicos. La celebración del Día de la Patria vasca ha visualizado esta colisión de modelos entre el PNV y EH Bildu, pero tiene como característica común un baño de ambas formaciones en el pragmatismo del principio de realidad.
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Esta confrontación, de hecho, no pivota alrededor de la supuesta firmeza o debilidad en torno a la defensa del derecho a decidir sino, sobre todo, en cómo hacer frente al actual escenario socieconómico y quién tiene la mejor receta para sacar adelante un país que corre el riesgo de perder posiciones. Es un cambio de paradigma que contrasta llamativamente con la tensión que irradia el panorama catalán, en donde incluso la apuesta de la ANC por concurrir a las elecciones frente al fracaso de la élite dirigente del independentismo ha terminado por poner la guinda.
El alejamiento del foco identitario en Euskadi no es nuevo y tiene como contexto una sociedad en la que se han producido notables cambios en los últimos años. El fin de la violencia, de entrada, pero también los gobiernos de coalición PNV-PSE y el deshielo en las relaciones políticas con la izquierda abertzale muestran un nuevo escenario que ha desdramatizado la cuestión nacional y ha resquebrajado algunos prejuicios que parecían dogmas intocables en el pasado.
El choque entre PNV y EH Bildu gira alrededor de Putin y la guerra, no en torno a la firmeza o debilidad soberanistasEl aterrizaje vasco en el principio de realidad contrasta con el esencialismo de un sector independentista catalán
En todo caso, el choque entre PNV y EH Bildu ha vuelto a levantar chispazos. La portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua, rechazó ayer por completo la acusación de Andoni Ortuzar de víspera de que no habían condenado la invasión rusa «porque no son capaces de decir ni mu ante las barbaries y las atrocidades de un dictador». «¿De dónde ha sacado tal afirmación? Viene siendo habitual que el PNV quiera imponer su marco pero carece de fundamento y no es cierto... No vale todo», señaló la dirigente de la izquierda soberanista.
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Pero más allá de la polémica por la contienda bélica, otras claves operan en la trastienda. El eje centroderecha-izquierda, con sus contradicciones, eclipsa la variable nacional tradicional y sitúa debates clásicos como el de la fiscalidad o las políticas sociales en el centro de gravedad de la discusión. También en la forma de gobernanza.
Gestión e influencia
El PNV se ha envuelto en la bandera de la solvencia en la gestión y fustiga a EH Bildu por carecer un proyecto alternativo solvente. Y la izquierda abertzale suaviza sus perfiles, abandona las consignas de ruptura y parte de la tesis de que el ciclo histórico de los jeltzales ya se ha agotado y ahora le toca dirigir al país al frente de una mayoría de cambio alternativa. En el fondo se vislumbra un pulso por un territorio de centralidad en una sociedad como la vasca en la que las encuestas dibujan un enfriamiento del sentimiento independentista.
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Esto no quiere decir que la sociedad vasca haya dejado de ser mayoritariamente nacionalista o que los partidos abertzales hayan renunciado a la bandera del derecho a decidir. Sería una lectura errónea. Pero sí que se han adaptado a un paìsaje cambiante en el que las pulsiones identitarias han perdido fuelle, con una serie de cambios sociales, políticos, demográficos y culturales que moldean un contexto diferente al de hace 25 años. Y que empieza a asumir que, tal como está la relación de fuerzas en Europa, el derecho a decidir tendrá que encajar paulatinamente en un proceso de avances hacia el autogobierno más que en un acto de ejercicio del derecho de autodeterminación puntual.
La otra disputa que enfrenta a PNV y EH Bildu es la que ambos mantienen por la interlocución con el Gobierno. Ambas formaciones disputan por influir en Madrid. El PNV añora los tiempos en los que su concurso era imprescindible, aunque ahora apuestan por marcar en la recámara el rumbo de la legislatura.
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