Cuando etarras y víctimas se ven las caras en el juzgado
La AVT ofrece acompañamiento psicológico a las personas afectadas que tienen un juicio con terroristas que acuden al tribunal ya en libertad. «Es una situación intimidante», reconocen
Cuando la periodista donostiarra Aurora Intxausti y su marido, Juan Palomo, acudieron hace unas semanas a la Audiencia Nacional, al juicio contra los cuatro etarras ... que habían intentado acabar con sus vidas y la de su hijo de un año al colocar una bomba en la puerta de su casa en San Sebastián, no lo hicieron solos. Optaron por afrontar acompañados por una psicóloga una situación que les desbordaba: encontrarse cara a cara con quienes habían querido asesinarles el 10 de noviembre de 2000. «A Aurora y a Juan se les ofreció esa compañía, pese a que no estaban en nuestra organización», cuenta Arantxa Soriano, coordinadora del Departamento Psicosocial de Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT).
Los cuatro miembros del comando de ETA, que entraron y salieron del tribunal por su propio pie por encontrarse en libertad o en terceros grados, reconocieron en la vista oral su participación en los hechos. El tribunal les condenó a 74 años. No volverán a la cárcel. Los procesados ya han cumplido el máximo legal de 30 años de prisión, condenados por otras causas, por lo que seguirán en libertad.
Desde hace años, la AVT ofrece acompañamiento psicológico a las víctimas que tengan un juicio y lo requieran. El objetivo es brindarles apoyo emocional porque «estas situaciones suponen revivir experiencias muy traumáticas para ellas», explica Soriano. Una compañía que puede ayudar a manejar el estrés, la ansiedad y cualquier tipo de malestar asociado a ese proceso judicial.
Servicio de protección
Es lo que en la AVT llaman 'psicología de protección' y es un servicio del que puede disponer quien lo desee aunque no esté ligado a la asociación que dirige Maite Araluce, víctima de ETA, quien asegura que este proyecto supone «un antes y un después en nuestras vidas». La AVT denomina 'servicio de protección' porque «la víctima se siente vulnerable, puede estar en una situación intimidante, y nosotros podemos prestarle un espacio seguro y confidencial en el que pueda compartir sus preocupaciones de cara al juicio. Tratamos de empoderar y fortalecer a la víctima su capacidad de poder participar», destaca la psicóloga.
No es la primera vez que durante estos últimos meses se producen una coincidencia de etarras, que se encuentran en libertad o en tercer grado, con sus víctimas en la entrada del tribunal antes del juicio. Soriano recuerda que a principios de noviembre uno de los acusados del atentado mortal contra el también periodista López de Lacalle acudió en libertad al juicio.
En toco caso, hace unos años, la AVT elaboró una guía jurídica de buenas prácticas para la asistencia jurídica a las víctimas del terrorismo en el ámbito de la Audiencia Nacional, en la que se insta a todos los operadores jurídicos –jueces, magistrados, fiscales– a sensibilizarse con la situación de las víctimas. La guía sostiene que empatizar con la víctima no implica tomar partido ni perder la debida independencia, y emplaza a minimizar los daños que se pueden derivar de una mala práctica durante la tramitación del procedimiento judicial y evitar una doble victimización.
Tras la guía jurídica se creó otra a nivel psicológico. De hecho, relata Soriano, «facilitamos estos protocolos a la víctimas. La intención es que todos los intervinientes en el juicio tengamos una actitud para que sea lo más sencillo posible». Y asegura que «son muchas» las víctimas que piden este servicio. ¿Y cómo preparan a las víctimas para afrontar los juicios? Las psicólogas de la AVT, cuenta esta madrileña de 32 años, hacen un trabajo previo para que las personas afectadas se sientan más seguras y anticipen lo que puede ocurrir en una situación «absolutamente desconocida para ellas». Intentan transmitirles que no solo es un juicio, que también pueden sentir que cierran un ciclo vital tras manifestar su testimonio de lo sucedido.
–¿Y en el caso de Aurora y Juan?
–Tuve la suerte de poder acompañarles. Les advertimos de que entraban en un terreno que nunca han habitado y de que muchas veces no sabemos lo que vamos a encontrar. Ver a quien ha intentado matarte puede generar un grave impacto emocional, y genera miedo, impotencia, angustia... Como si revivieran el atentado.
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