Juan José Mateos: «El caso Lasa y Zabala fue una atrocidad y obra de unos psicópatas asesinos»
'Veterano del cuerpo de élite del instituto armado, luchó durante años contra ETA, una vivencia que ahora ha querido plasmar en un libro
Formó parte del GAR, el Grupo Antiterrorista Rural de la Guardia Civil que luchó contra ETA. Este salmantino de 49 años, que padece un 70% ... de discapacidad neurológica tras sufrir un atentado, quería contar «la verdad de lo que pasó aquí» por lo que recurrió a sus diarios para armar el relato de 'Pikoletos', un libro que repasa la historia de este cuerpo de élite que ayudó a derrotar a la banda terrorista.
–¿Qué le llevó a escribirlo?
– Fue mi editor. Me animó a contar cómo fue nuestra lucha contra ETA. Pero de verdad. Tal y como pasó. Me pidió un libro en el que la realidad no estuviera novelada, como lo han hecho publicaciones del mundo abertzale y radical. Estas páginas son una lucha contra el olvido y contra el relato que nos quieren imponer desde sectores nacionalistas...
–¿Y qué cuenta en 'Pikoletos'?
–Cuento cómo trabajamos los hombres del GAR, unidad que contó con tres mil hombres. Cómo dimos protección a cuarteles, civiles, compañeros... Ya no éramos aquellos 'pikoletos' de pueblo, sino una unidad formada por voluntarios con técnicas novedosas que, con el tiempo, fue requerida para misiones en zonas de conflictos bélicos internacionales.
–¿Cómo era el día a día de un GAR?
–Operábamos en Euskadi y Navarra y estábamos las 24 horas del día vigilando, preparados para entrar en acción. Sin horarios, sin calendarios, sin días... Y todo para evitar atentados. Algunos de los que formamos parte de esta unidad, que se creó en 1978, ya habían sufrido el acoso de una ETA incipiente que iba extendiendo su dominio. El escenario de crueldad de aquellos años 80 era infernal.
–¿Y cómo vivían esta situación?
–Antes, en la década de los 70, la presencia de la Guardia Civil estaba completamente aceptada en Euskadi. Pero con la Transición se produjo un cambio social drástico. Ahí comenzó nuestra exclusión. Éramos objetivo de ETA. Y ese aislamiento social empezó a ser brutal. Por eso aparece el GAR.
«La exclusión social que sufríamos era insoportable. Los cuarteles eran nuestro gueto necesario para poder sobrevivir»
–¿Para evitar que ETA les asesinara?
–Para evitar que matara a cualquiera. A nosotros nos odiaban y nos asesinaban por la espalda. Pero llegó un momento en el que nuestra unidad, «los de la boina», como nos conocía el entorno etarra, fue temida por los terroristas. Nos había tocado recoger muchos cadáveres de compañeros...
–¿Vivían con mucha presión?
–Los GAR nos movíamos mucho, no teníamos residencia fija. Los que lo pasaban mal eran los guardia civiles que residían en cuarteles para poder sobrevivir. Les mataban, como a sus familias. Y asesinaban a panaderos, pescateros, comerciantes... Todo el que tuviera relación con ellos. ¿Y por qué? Porque ETA quería que la sociedad supiera que si estabas con la Guardia Civil acabarías como ellos.
–Entonces, ¿dónde se concentraba el GAR?
–Era una unidad especial, que combinaba la lucha contra ETA con el adiestramiento, y vivíamos entre la central nuclear de Lemoniz, el cuartel de Intxaurrondo, Hondarribia, Oñati y Pamplona. La unidad se desplegaba y recorría palmo a palmo todo el territorio. Y sin bajar la guardia.
–¿Los guardias eran conscientes de que en el cuartel de Intxaurrondo se practicaban torturas y malos tratos?
–El GAR no ha tenido ni un solo guardia imputado por esas prácticas. Intxaurrondo ha sido denunciado sistemáticamente desde finales de los años 70, pero realmente el cuartel empezó a funcionar como comandancia y con calabozos a partir de 1983. Como cuando nos acusaron del caso de Lasa y Zabala. Aquella barbaridad fue obra de guardia civiles psicópatas y asesinos. Yo he intentado demostrar a las familias de estos jóvenes asesinados que esa monstruosidad la llevaron a cabo unos locos que decidieron saltarse todas las líneas del Estado de Derecho. Pero es verdad que también debemos hacer autocrítica.
–¿Qué autocrítica hace usted?
–Condeno las cosas que se hicieron mal, como el terrorismo de Estado, el GAL. Me parece que debemos diferenciar los casos concretos en los que sí hubo extralimitaciones en unos años muy duros; hay cosas que no debieron ocurrir. Es así. Y otra cosa es que se apretara a los terroristas...
–¿Los cuarteles eran guetos?
–Eran guetos necesarios para que los guardia civiles pudieran vivir.
–¿Salían de los cuarteles a comprar, a un restaurante...?
–¡No! Y si iban les decían que no volvieran. De 1975 en adelante era cuestión de autoprotegerse, de evitar que los mataran. Por el contrario, el sueño de un GAR era encontrarse frente a frente con un etarra, por eso éramos voluntarios y con un entrenamiento durísimo.
–¿Sufrían exclusión social?
–Sí. ETA implantó el miedo, y muchas personas que hacían vida con nosotros dejaron de hacerlo por ese miedo. Quiero que se sepa la verdad.... Como que yo he sido amigo de etarras, por ejemplo de Mikel Azurmendi, un gran profesor de universidad...
–¿Cómo es hoy un guardia civil?
–Hoy lleva tatuajes, piercings, camisetas... Los tiempos cambian. ¡Hasta hay guardia civiles de Podemos! Eso del tricornio y la capa se acabó hace mucho...
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