Viendo en octubre las terribles imágenes de la dana de Valencia y la reacción de los indignados vecinos contra las autoridades, cabía pensar que los ... distintos dirigentes institucionales, fueran del PSOE en el Gobierno central o de los gobiernos autonómicos, en aquel caso del PP, iban a aprender la lección. Nueve meses después, con los terribles incendios que asuelan varias comunidades como Castilla-León, Extremadura o Galicia, los responsables políticos no han escarmentado.
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De nuevo la bronca se centra en quién debe liderar las ayudas, si el Gobierno central, que tiene los mejores medios, o las autonomías, que poseen las competencias. Y mientras discuten si son galgos o podencos, las llamas arrasan y los vecinos lloran de impotencia.
La orfandad en que se sienten muchos ciudadanos lleva a algunos a aplicar aquella frase de la tragedia de la dana que rezaba que «el pueblo salva al pueblo». Eslogan bonito para levantar la moral pero con grandes dosis de populismo, ya que si para algo pagamos impuestos es para que la administración nos auxilie en circunstancias extremas como las que se padecen por los incendios.
La irresponsabilidad de Estado alimenta, además, a la ultraderecha de Vox, que trata de convencer a los votantes, sobre todo a las clases populares y obreras, de que son ellos la mejor opción de defensa ante el fracaso del sistema para dar solución a los problemas. Un cóctel al que se suman otras cuestiones como el problema de la vivienda o la demonización de la cuestión migratoria, que están calando de forma preocupante en sectores juveniles. Pero los intereses de los partidos radicales y extremistas no suelen ser para nada favorables a la protección de las capas de la sociedad más desfavorecidas. Frente a ello, PSOE y PP están a tiempo de apagar las brasas de este fuego social incipiente.
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