En Moncloa estaban ayer frotándose las manos por las sorprendentes reflexiones que el propio presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, había trasladado tras una comida ... con periodistas sobre la ley de amnistía, los indultos y la reconciliación con Cataluña. Y no es para menos que el regocijo se extendiese por todos los rincones de la Moncloa, sobre todo tras el sudor frío que recorrió la semana pasada en más de una frente gubernamental por la decisión de la junta de fiscales del Supremo de acusar a Puigdemont de terrorismo y tras conocerse la decisión de la Eurocámara de investigar las posibles conexiones del expresident fugado con Rusia.
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Aunque Feijóo negase ayer cualquier coqueteo con la amnistía –parece que las dudas solo duraron 24 horas–, los mensajes que se han trasladado este fin de semana desde Génova a través de sus 'fuentes' generan confusión dentro del partido y del electorado sobre un asunto tan sensible. También resulta inquietante que el líder del PP abriese esta caja de Pandora a falta de una semana para que se abran las urnas en Galicia, cuando algunas encuestas deslizan que la mayoría absoluta para el PP pudiera estar en peligro.
¿Por qué ahora se enreda Feijóo con la amnistía? Esa es la pregunta del millón. Después del envenenado aviso del pasado jueves de Puigdemont de que «todo se sabrá» –sobre los contactos que Junts celebró con el PP el pasado verano–, este inesperado resbalón del líder popular pudiera interpretarse también como un 'tentar la ropa' ante lo que pudiera versionarse más adelante desde Waterloo.
Aunque Feijóo quiera ahora puntualizarse a sí mismo, el líder del PP parece que también barajó en su día la posibilidad de hacer de la necesidad virtud. Un inesperado movimiento que aprovechará Sánchez para reivindicarse, mientras Puigdemont sigue teniendo la llave.
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