El acuerdo entre los socialistas navarros y EH Bildu para rescatar la Alcaldía de Pamplona para Joseba Asiron entraña un flanco más que débil para ... la formación que lidera María Chivite. La referencia a la violencia de ETA en el documento suscrito elude la palabra condena, un término por el que la coalición soberanista se ha quedado sola en más de una declaración institucional en los últimos años, como, por ejemplo, cuando EH Bildu se negó a condenar los ataques al monolito y a la tumba del socialista Fernando Buesa. Este ejemplo es una muestra de las reiteradas inhibiciones con las que en los últimos años se ha mostrado la formación independentista cuando se trata de condenar sin paliativos hechos relacionados con el terrorismo y el acoso perpetrado por ETA y su entorno en el pasado. Pedro Sánchez, que ayer ungió el acuerdo firmado de los socialistas navarros con EH Bildu, asume un altísimo riesgo ya que la coalición sigue atrapada en un déficit ético. Todo un lastre político que, si se vuelve a producir, salpicará de lleno a presidente del Gobierno. El reconocimiento a las víctimas que recoge el acuerdo de la moción no es nuevo, ya que Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodriguez así lo escenificaron hace dos años en Aiete, en el décimo aniversario del fin de ETA. Lo que aún no ha hecho EH Bildu, y esa sigue siendo su verdadera asignatura pendiente, es condenar el terrorismo de ETA y abjurar de su pasado connivente con la organización terrorista. En esta materia no hay medias tintas. Será la prueba del algodón del desarrollo de esta moción, aunque bien es cierto que el futuro alcalde Asiron ha tenido pronunciamientos más nítidos contra el terrorismo que su partido. Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA hace 28 años y cuya exposición se exhibe estos días en Aiete, defendía que pactar un plan urbanístico con un partido que no condenaba el asesinato de una persona era un imposible.
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