El lehendakari Pradales reunió ayer por primera vez a su nutrido gabinete en Ajuria Enea para insuflar grandes dosis de valentía con el objetivo de ... que sus consejeros afronten con máxima ambición esta legislatura. Les hará falta ante los retos diseñados marcados en su detallado programa de gobierno. Como si fuera un entrenador de fútbol que se dirige a sus jugadores en mitad del terreno de juego antes de arrancar una trepidante Liga, Pradales dejó claro a sus 'sailburus' que quiere una política arriesgada y ofensiva para buscar los mejores resultados desde los primeros compases de la legislatura. No quiere que su gabinete juegue ni al tran-tran ni al 'catenaccio'. De igual manera que la autoexigencia inoculada por el lehendakari está en el frontispicio del Consejo de Gobierno, los titulares de las quinces carteras saben que tienen vía libre para arriesgar y jugar en vertical, aunque esa acción no tenga el resultado deseado. Que el propio lehendakari considere que «es mejor equivocarse por haberlo intentado que arrepentirse por no haber dado el paso» es la mejor tarjeta de visita del talante ambicioso de su gabinete. Un nuevo gobierno con un lenguaje diferenciado que aventura una política de choque, alejada del conservadurismo táctico a la hora de enfrentarse a los problemas. Ahora habrá que ver cómo de engrasado está este gobierno de coalición y si es rápido y eficaz en tomar sus primeras decisiones.
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Mientras, en Hernani, aparecieron unas pintadas intimidatorias contra el consejero de Seguridad, el también hernaniarra Bingen Zupiria. Un señalamiento como en los peores tiempos en los que círculos de la izquierda abertzale de entonces jaleaban el terrorismo de ETA y se escribían en las paredes los nombres de los objetivos con sus dianas. EH Bildu se solidarizó ayer con Zupiria, pero sigue sin condenar estos deleznables hechos.
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