El Gobierno central traslada al vasco su intención de cerrar siete traspasos antes de las elecciones

Fuentes del ministerio aseguraron ayer que en los próximos días remitirán al Gobierno Vasco la documentación de los cinco traspasos que aún no se han concretado en una propuesta oficial, después de que la semana pasada fueran enviados los documentos correspondientes a las competencias de ferrocarriles y de productos farmacéuticos. Por tanto, en los próximos días el Ejecutivo de Urkullu contará también con la propuesta sobre las materias de seguro escolar; ayudas previas a la jubilación de trabajadores afectados por los ERE; escuelas viajeras; centros de estudios de Obras Públicas; y administración institucional e innovación tecnológica. El calendario de traspasos prevé que la negociación de estas siete competencias se realice antes de que acabe marzo, por lo que la convocatoria electoral del 28-A no tiene por qué paralizar de entrada el proceso negociador. Si las posiciones no están muy alejadas, los traspasos podrían producirse incluso antes de que comience la campaña electoral el 12 de abril.

El equipo que lidera Batet se puso en contacto con el Gobierno Vasco el pasado viernes, el mismo día en el que Pedro Sánchez anunció el adelanto electoral, para dejar claro que esta decisión no suponía que el calendario fuera a caer en el olvido. «Vamos a seguir trabajando igual que hasta ahora», tranquilizaron al Ejecutivo vasco. Fuentes del Departamento de Autogobierno señalaron ayer que, «si hay voluntad por parte del Gobierno central, podríamos cerrar el primer bloque antes de las elecciones», por lo que confiaron en que Batet no levante el pie del acelerador y siga apretando al resto de ministros para que elaboren la documentación que afecta a cada de una de sus carteras. Porque Política Territorial coordina el calendario, pero luego cada ministerio debe trabajar sobre las transferencias concretas que le afecten directamente.

La ministra Batet ha dado muestras en los días posteriores al anuncio del adelanto electoral que la interinidad del Gobierno no le va a hacer abandonar la línea emprendida para mejorar la relación con las comunidades autónomas. Ayer mismo estuvo en Valladolid para presidir la Comisión de Cooperación entre el Estado y Castilla y León, mientras que hoy hará lo propio en la Comunidad Valenciana. También en el caso de Euskadi, Batet ha verbalizado su intención de trabajar «hasta el final» para que se puedan materializan el mayor número de traspasos posibles. Fuentes de su ministerio reconocen que ese deseo será más factible antes de las elecciones e incluso de la campaña, ya que en el momento en el que el Gobierno pase a estar en funciones sus posibilidades de negociar siempre se ven reducidas.

Lo que será casi imposible es que ambos gobiernos empiecen a abordar la negociación del segundo bloque del calendario de traspasos, que preveía una negociación de once traspasos desde abril a julio. El tercer bloque, previsto entre septiembre de 2019 y enero de 2020, está totalmente descartado en esta legislatura, aunque Pedro Sánchez ha trasladado al lehendakari, Iñigo Urkullu, su compromiso de retomar el calendario en el caso de ser reelegido como presidente del Gobierno tras las elecciones del 28 de abril. En total, el cronograma elaborado por el gabinete de Sánchez recoge 33 traspasos pendientes.

Las negociaciones del calendario de transferencias se iniciaron la semana pasada cuando la legislatura de Sánchez ya estaba pendiente de un hilo por el más que probable fracaso de sus Presupuestos. Para abrir los contactos, el Gobierno socialista envió la documentación sobre las competencias de ferrocarriles y de legislación sobre productos farmacéuticos. Una primera propuesta que el Ejecutivo vasco recibió con cierta frialdad al no contemplar cinco de los traspasos previstos en el primer bloque. Una ausencia que se podría subsanar en cuestión de horas.

La caída del proyecto presupuestario de Pedro Sánchez precipitó la semana pasada el adelanto electoral al 28 de abril, una situación de interinidad en el Gobierno que siempre despierta dudas sobre el futuro de las inversiones previstas. En el caso de las instituciones vascas, la preocupación es limitada porque las Cuentas de 2018 que se han prorrogado contemplaban unas inversiones elevadas en Euskadi que ascendían a 509 millones -una cifra superior a la inversión prevista en los Presupuestos de 2019, que sumaban 469 millones-, por lo que la prórroga no tiene por qué paralizar las inversiones que ya estaban en curso. Una prórroga presupuestaria es menos problemática cuando recoge más dinero que los Presupuestos que debían sustituirla. En cualquier caso, la materialización de muchas partidas dependerá de que el Gobierno central las vaya ejecutando con el paso de los meses, aunque siempre que estén consignadas en las Cuentas de 2018, podría hacerlo incluso aunque esté en funciones, algo que ocurrirá desde el 28 de abril hasta que se forme un nuevo ejecutivo.

Como siempre que se ciernen dudas sobre las inversiones del Estado previstas para Euskadi, todas las miradas se dirigen a la culminación del Tren de Alta Velocidad (TAV), también conocido como Y vasca, que es la infraestructura que más recursos económicos recibe desde hace años. El Gobierno Vasco confía en que la llegada del TAV haya quedado blindada para 2023 después de la polémica que siguió a la presentación del proyecto de Presupuestos de 2019, cuando el delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, mostró sus dudas respecto a la posibilidad de que la obra se culminase para 2023. Días después, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, confirmó en una visita a Euskadi que el cronograma que manejaba el Ejecutivo central mantiene 2023 como horizonte de llegada del TAV, aunque hay serias dudas de que esos plazos se puedan cumplir a la vista de los retrasos que se han ido produciendo en los últimos años.

En el Gobierno Vasco existe también preocupación por la vigencia del acuerdo que se cerró con Ábalos en torno a la entrada del TAV a las tres capitales, ya que en el supuesto de un cambio de gobierno tras el 28 de abril, podría producirse un nuevo cambio de planes que llevase a otro retraso en el proyecto.

En el caso de la inversión en la Y vasca, el fracaso de los Presupuestos de Sánchez tampoco es preocupante porque el proyecto de Cuentas preveía una reducción del 22,5% en la inversión con respecto a 2018 (de 306 a 234 millones), por lo que la prórroga no tiene por qué causar un perjuicio en las inversiones.

Además del TAV, el Gobierno Vasco confía en que otras partidas pendientes se sigan materializando, como las inversiones en I+D en distintos centros tecnológicos o universidades, el impulso a infraestructuras como la playa de vías de Irun o la variante Ordizia-Beasain, entre otros.

El portavoz del PNV en el Congreso advirtió ayer al Gobierno de Pedro Sánchez que «hay tiempo hasta el 28 de abril» para seguir avanzando en el cumplimiento de los compromisos presupuestarios adquiridos con Euskadi, por lo que estarán «vigilantes» para que, en los dos meses que quedan hasta las generales, el Ejecutivo no afloje. «Si hay voluntad, en dos meses se pueden hacer muchas cosas», señaló.