El Gobierno Urkullu, ahora con la tranquilidad que proporciona la mayoría absoluta en el Parlamento Vasco, neutralizó la reprobación activada por separado por los partidos ... de la oposición. Los números son así de tozudos en la democracia. PNV y PSE, que en la anterior legislatura sudaban la gota gorda al faltarles un voto para sumar esa mayoría numérica, neutralizaron ayer con sus holgados 41 escaños esas ansias de castigo que EH Bildu, PP y Podemos exhibieron en la tribuna de oradores. En plena desescalada de la cuarta ola pandémica, sin la red jurídica del estado de alarma y con un índice de contagios aún por doblegar, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, fue la víctima propiciatora de la oposición. Un blanco fácil. Sagardui, con los votos suficientes de PNV y PSE, salvó la reprobación con algún rasguño, ya que la cuestión nuclear de la censura, la vacunación irregular de dos altos cargos sanitarios de Osakidetza a principios de año, se saldó enseguida con la dimisión de quienes se saltaron de manera insolidaria la cola ciudadana.
El debate tuvo más ruido que nueces. Más frases gruesas que propuestas para salir de la delicada situación sanitaria en la que se encuentra Euskadi. La oposición aireó una polémica vieja ya zanjada cuando ahora en el horizonte se asoman problemas de la gestión sanitaria aún no resueltos y que la pandemia ha puesto en evidencia.
PNV y EH Bildu entraron en una refriega dialéctica que elevó el diapasón de la tensión parlamentaria. No llegó a mayores. Y no hubo la denominada 'foto de Colón' porque la coalición soberanista, PP+Cs y Vox no se quedaron solos en la reprobación a la consejera al sumarse al final Podemos. Algunos ven cierta similitud de esta coincidencia de intereses con la histórica 'pinza' de Aznar y Anguita a Felipe González. Aunque no parece probable que Iturgaiz y Maddalen Iriarte comiencen a pasear por los pasillos del Parlamento.
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