Núñez Feijóo quiere 'galleguizar' el PP vasco sin confirmar todavía si Iturgaiz liderará el giro
El objetivo es competir con el PNV y frenar la sangría: 86.000 votos perdidos en Euskadi entre las autonómicas de 1994 y las de 2019
La música suena diferente en el PP. La partitura que interpreta Alberto Núñez Feijóo emite con menos decibelios que la que salía de la batuta ... de Pablo Casado y, además, se ha abierto a melodías vascas y catalanas. El objetivo es evidente, recuperar el voto moderado que perdió masivamente el PP en favor del PNV y del entonces nacionalismo moderado de CiU. La labor parece casi imposible a corto plazo, pero lo cierto es que Feijóo ha ganado la batalla electoral con creces en Galicia –cuatro mayorías absolutas– laminando al resto de las formaciones, incluido el Bloque Nacionalista Galego (BNG).
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Las intenciones del presidente del PP son claras. Con flema y sin aspavientos, el cambio de rumbo no ofrece dudas. Recientemente apeló en Cataluña, en el foro organizado por el Círculo de Empresarios, a que «la nacionalidad catalana debe recuperar el liderazgo». Obsérvese que usó el término 'nacionalidad' que, aunque plenamente constitucional y de empleo común, en boca de un presidente estatal del PP resulta y candidato al Gobierno resulta novedoso. Además, Feijóo añadió que «la identidad no es una rebeldía arbitraria, sino una forma de reafirmar el sentido de pertenencia y de sentirse en casa». Una frase que podría haber sido pronunciada por Urkullu. En conclusión, Feijóo está desterrando tabúes que parecían inamovibles.
Meses atrás, en marzo, en la visita que realizó Feijóo a Bilbao, ya se pudo comprobar que el timón había comenzado a virar. El entonces presidente de la Xunta de Galicia quiso subrayar su compromiso con un marco estatal descentralizado, pero a su vez unido. «Vivo en una tierra donde hablamos dos idiomas y donde nos sentimos muy orgullosos de ser gallegos y españoles. Hemos demostrado –subrayó Feijóo– que se puede ganar al independentismo y al nacionalismo. Para mí es un orgullo defender la Constitución y el Estatuto de Autonomía». El objetivo resulta nítido: ganar al independentismo y al nacionalismo en su propio terreno y sin complejos, como en Galicia. Ahora bien, ¿cómo encaja este 'aggiornamento' de Feijóo con el PP vasco dirigido por Carlos Iturgaiz? El presidente popular no dio ninguna pista en Bilbao de sus intenciones respecto a si el líder vasco cuenta con su apoyo o no.
Feijóo habló en Barcelona de la «nacionalidad» catalana, término inédito en tiempos de Casado
El mutismo absoluto de Génova conlleva que en Euskadi todo sean cábalas. Si bien en público el cierre de filas en torno a Iturgaiz no presenta grietas, lo cierto es que en privado algunos cargos vascos confiesan que todo está abierto. El único que se ha posicionado abiertamente a favor del relevo ha sido Juan Carlos Cano, el solitario procurador del partido en las Juntas de Gipuzkoa, pero el caudal lleva más agua.
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En principio, Iturgaiz no cuenta con las mejores cartas. Llegó a la presidencia del PP vasco aupado por Casado, quien defenestró a Alfonso Alonso por defender un discurso que, vueltas que da la vida, casa con el que mantiene Feijóo. Alonso abogaba por un partido foralista y centrado que pudiera competir con el PNV. Es decir, quería repetir el éxitode Ramón Rabanera en la Diputación de Álava y extenderlo a todo el País Vasco. Esta estrategia chocó con un PP que abogaba por un enfrentamiento descarnado con el nacionalismo, una directriz que Iturgaiz ha seguido a rajatabla y que, en consecuencia, desentona con el giro dado por Feijóo.
Iturgaiz sabe que el viento no sopla a su favor y por eso su discurso también ha cambiado. En el citado acto de Bilbao, el presidente del PP vasco se mostró defensor de la Constitución, la libertad, la Monarquía, la foralidad, el Concierto, el Estatuto de Gernika y la hermandad de los vascos con el resto de España. Es decir, tocó todos los palos para no perder el compás.
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Sucesores
Ahora bien, dicho esto, también es posible que Iturgaiz siga al frente porque nadie se postule para sucederle en el congreso regional que probablemente se celebrará en otoño. De momento, han sonado dos posibles nombres, los de Iñaki Oyarzabal y Laura Garrido. El primero ha sido muy claro señalando que no opta al cargo pero, como el PP ha protagonizado giros copernicanos en 24 horas en otras sucesiones, sería prematuro descartarlo. Respecto a Garrido, no se ha significado al respecto.
Iturgaiz solo ha sido cuestionado por el juntero guipuzcoano Cano, pero hay mar de fondo
El líder del PP parece no tener prisa para dar carpetazo a la cuestión. Sus prioriedades han sido los congresos de Madrid, para desactivar a Ayuso; y el de Galicia, necesario para liberar a Feijóo. Después vendrían los de las comunidades que afrontan autonómicas el próximo año, cuando a Euskadi le toca en 2024.
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En todo caso, la asignatura pendiente sigue ahí. El PP en las autonómicas de 1994 logró 146.960 votos (11 escaños) y en las de 2019, con Cs, bajó a 60.659 (6). En el camino se han dejado la friolera de 86.301 votos. Cabe ver la botella medio llena, es decir, que existe un enorme número de potenciales votantes a recuperar; o medio vacía: el desplome no tiene vuelta atrás. De lo que no cabe duda es de que la botella hay que agitarla si se quiere atraer de nuevo a los simpatizantes como Feijóo lo está haciendo con miras a la Moncloa.
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