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Alberto Surio
Lunes, 26 de mayo 2025, 23:59
En política, dos años, hasta 2027, son una eternidad en la que puede ocurrir cualquier cosa. Ese el plazo que ha recalcado el presidente del ... Gobierno, Pedro Sánchez –autor del 'Manual de resistencia'– que obliga a esperar pacientemente. Entonces acabará la legislatura, a pesar de que la oposición está en 'modo acoso y derribo' y apuesta por echar más leña al fuego del desgaste para que Sánchez convoque unos comicios anticipados.
Pero el escenario político español es una caja de sorpresas, más allá de que viene cargado de decibelios, reproches y de un ruido furioso. Yla política vasca no es ajena a este fuerte aumento de la temperatura. La hipótesis creciente de una mayoría PP-Vox en las Cortes Generales en unas eventuales generales anticipadas ha encendido las alertas entre los partidos vascos, en especial en las formaciones de obediencia nacionalista que necesitan reforzar un marco propio que no esté tan lastrado por la narrativa izquierda-derecha española. Y, además, pone en peligro el debate sobre el futuro estatus del autogobierno vasco que sólo sería factible con la actual correlación de fuerzas. Los nacionalistas son muy conscientes de esta fragilidad.
Nadie sabe a ciencia cierta si la fatiga de materiales va a pasar una factura seria al presidente Sánchez, que se ha mostrado dispuesto a agotar la legislatura aunque carece de una mayoría que le saque adelante los Presupuestos y a pesar del cerco de numerosos frentes judiciales que complican su margen de maniobra.
En la política vasca empiezan a activarse determinadas señales de alerta ante la expectativa de una mayoría PP-Vox, un escenario que el PNV excluye por principio para cualquier negociación programática. El guion está servido en bandeja. La denuncia de la amenaza ultra, por un lado y la dependencia del Gobierno de los soberanistas e independentistas, por el otro. El bucle perfecto. El PP exigiendo el cambio y el PSOE resistiendo con una consigna: cierre de filas. Y un llamamiento a dar la batalla ideológica frente a la derecha neoliberal. En este contexto, el PNVha elevado el tono al denunciar la 'ofensiva' del PP para erosiuonar al nacionalismo vasco en Europa y para atacar cualquier avance en el reconocimiento de la cooficialidad del euskera. Y Bildu no se queda a la zaga. Frente a la entente PP-Voz, pie en pared, aseguran la coalición soberanista.
Euskadi no es ajena a este fenómeno de polarización, muy presente en el resto de Europa, en donde el populismo responde a una corriente de fondo cada vez más iliberal y antipolítica. La última encuesta en 'La Vanguardia' ha encendido algunas alertas en los partidos vascos, en especial entre los nacionalistas. Según este sondeo, el desplome de Sumar y la división en el espacio a la izquierda del PSOE dispara la mayoría absoluta entre el PP y Vox. Los socialistas se quedan sin suficientes aliados para mantener el Gobierno. Los nacionalistas vascos y catalanes no serán suficientes para dar soporte a un Ejecutivo del centroizquierda.
Según esta encuestas, la suma entre el PP y Vox llega a la 'mayoría absoluta, el tablero 'perverso' que teme el nacionalismo vasco en su conjunto como un serio retroceso que, de entrada, puede bloquear el debate sobre el nuevo estatus del autogobierno. Tanto el PNV como EH Bildu dan por hecho que si el PP depende Vox en las Cortes Generales en una nueva legislatura, el debate territorial se va a guardar en un cajón y cualquier discusión sobre el carácter plurinacional de España va a quedar totalmente paralizada. La duda es hasta qué punto, la amenaza de un Gobierno marcado por el respaldo del ultranacionalismo español y que cuestiona el Estado autonómico puede radicalizar la situación política vasca. Sobre todo cuando la pulsión soberanista ha descendido notoriamente en los últimos años y la desaparición del terrorismo ha contribuido a amortiguar la histórica confrontación entre nacionalistas y no nacionalistas. El diario 'El Español' publicó ayer otro sondeo que vuelve a agrandar la distancia entre los dos bloques, uno de centroderecha y el otro de centroizquierda, a favor del primero.
A los nacionalistas vascos les preocupa ese horizonte y también les inquieta sus derivadas electorales. En concreto, que precipite como consecuencia un trasvase de voto útil hacia Pedro Sánchez en un sector del electorado de PNV y Bildu. Además, las dos formaciones tienen la sensación de que Podemos tiene en su pelota la estabilidad de la legislatura. Sobre todo porque se cree que gran parte de la beligerancia de los morados es fruto del despecho en su pulso con Sumar, y no responde a un análisis político. Por no hablar del papel de Junts, que depende de la estrategia de máximos que ejerce Carles Puigdemont hasta el último minuto.
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