Esperando al lehendakari
Pradales entró arrollando y Urkullu llegó tarde por primera vez en doce años a un Parlamento lleno hasta la bandera al que la investidura le ha pillado en obras
Octavio Igea
Jueves, 20 de junio 2024, 13:12
Si la actitud puede considerarse un augurio de cómo será su mandato, Imanol Pradales ha llegado la mañana de este jueves al Parlamento arrollando. Acompañado ... por su equipo de colaboradores más estrecho y por Andoni Ortuzar, que le intentaba abrir paso entre una nube de cámaras y micrófonos. ¿Cómo se siente? le pegruntaba alguien en su día. «Con ganas», ha resumido el futuro lehendakari a la carrera. Aclaremos que lo que ha arrollado nada más entrar al hemiciclo Pradales han sido los carteles que alertaban de que el suelo del hall estaba resbaladizo en una mañana de perros en Vitoria.
La lluvia ha deslucido el arranque de una jornada de alto contenido simbólico y político. No ha faltado nadie en el palco de autoridades y casi nadie en la tribuna de invitados ilustres. Dar nombres de los asistentes supondría seguro olvidarse de alguien, así que dejémoslo en que se han congregado la flor y nata de PNV, EH Bildu, PSE-EE. PP y Sumar. La ausencia más notable en la primera fila que se reserva a dirigentes políticos, justo al lado de los tres diputados generales, los presidentes de las Juntas Generales y los alcaldes de las capitales, ha sido la de Arnaldo Otegi. «Agenda, tenía imposible estar hoy», ha explicado su formación.
Entre apretones de manos, saludos y el despiste de algún nuevo parlamentario que aún no se sabe el camino más rápido para llegar a su escaño ha empezado la maratoniana sesión. Nadie ha mentado (en voz alta) el España-Italia de la Eurocopa que se juega esta noche, pero más de uno ha mostrado su interés por saber los tiempos de las intervenciones y si se votará antes de las ocho de la tarde. Hace cuatro años con Iñigo Urkullu el momento solemne de la proclamación fue veinte minutos antes de esa hora y eso que había un grupo más representado en la Cámara, Elkarrekin Podemos.
Un momento. ¿Y Urkullu? A diferencia del resto de integrantes del Gobierno en funciones, cuando Pello Otxandiano comenzaba a desgranar su programa a las 9.30 horas el lehendakari no estaba en su escaño. Ni quince minutos después, ni a la media hora... el máximo dirigente vasco parece haber empezado su proceso de descompresión llegando tarde el último día, algo impropio durante sus doce años de mandato. Quizá sea más adecuado interpretar que solo ha querido seguir la intervención de su sucesor y compañero de partido. Su entrada al Legislativo se ha producido a las 10.30 rodeado de su guardia de corps. Fuera atronaban las protestas. Hasta doce grupos, la mayoría colectivos de trabajadores de Osakidetza, se han apostado frente a la puerta. Su abrazo con Pradales ha tenido el claro aroma del relevo.
«Hemos limpiado el despacho»
Discursos aparte, como Pradales no será investido hasta esta tarde la mañana ha estado marcada por las despedidas y por las quinielas. El adiós de consejeros que, como Urkullu, ponen hoy punto final a su trayectoria. Josu Erkoreka, Iñaki Arriola, Jokin Bildarratz, Pedro Azpiazu... otras como Arantza Tapia no cierran la puerta del todo. «Hemos limpiado el despacho por si acaso, pero nunca se sabe», reconocían desde su entorno. El rún rún sobre la composición del futuro Ejecutivo ha copado parte de las tertulias. Lo alimenta la presencia en el Parlamento de personas como la diputada vizcaína Teresa Laespada, cuyo nombre sitúan algunos en la cuota socialista. En busca de alguna pista, los más de 200 periodistas acredidados para la jornada. No se recuerda tanta afluencia de medios en los últimos años.
En el Parlamento todo funciona como un reloj. «Por favor ya vale de aplaudir», decía la presidenta Bakartxo a la bancada de EH Bildu al terminar Otxandiano, que ha utilizado diez minutos más de los que debía. Después los del PNV han sido más comedidos porque estaban preavisados al finalizar Pradales, que no ha consumido todo su tiempo. En el tercer piso algunos vips se removían en el asiento tras tres horas de discursos, en el segundo las tertulias radiofónicas en directo sin parar y en el primero un trasiego de gente entre despachos y la cafetería, que abre mandato ofreciendo productos sin gluten por primera vez. Hay más opciones para celíacos, pero menos para ir al baño porque al Legislativo la investidura le ha pillado en obras. Algunos de los aseos de la planta más noble, la de los invitados, no funcionan temporalmente.
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