Diálogos con camisa roja
El foco ·
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se enfundó ayer su camisa roja para las grandes ocasiones y ejerció de conseguidor de los votos de ... la izquierda que a principios de año respaldaron la investidura de Sánchez. El temor a que se cuele por medio Inés Arrimadas y Ciudadanos ha hecho sonar las alarmas en la izquierda, mientras el presidente del Gobierno tiene todos los platillos en movimiento en la pista de las negociaciones. Ante esta incertidumbre, el líder de Podemos, en el ojo del huracán en los últimos meses por diferentes motivos, ha aprovechado esta oportunidad para reivindicarse ante Sánchez y demostrar que tiene suficiente ascendiente en ERC y EH Bildu como para asegurar con sus votos la estabilidad que el Gobierno precisa para terminar una legislatura que debe afrontar gigantescos retos económico y sociales por los efectos de la pandemia. Iglesias busca la complicidad de los independentistas vascos y catalanes para dejar fuera del partido a los liberales de Arrimadas que, en su hipotético apoyo a los Presupuestos de Sánchez, buscan al mismo tiempo debilitar la posición de Iglesias. También aquí hay tacticismo político, y mucho.
Resulta sorprendente el cambio experimentado por la izquierda abertzale en su afán de influir ahora en las decisiones del Gobierno central y en participar de lleno en la política española, cuando no hace mucho tiempo la coalición soberanista daba la espalda a esta realidad y dedicaba expresiones despectivas a quienes lo hacían. La EH Bildu que lidera Otegi quiere ahora hacer política en Madrid, como lo lleva haciendo el PNV desde las Cortes constituyentes de 1977. Ambas formaciones se miran de reojo en Madrid por ver quién logra mejor premio en las negociaciones, aunque los independentistas tendrán que revisar su código ético ante la violencia de ETA para liberarse de esa atadura.
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