«El Estado tiene hoy más apoyo entre los vascos porque es su gran aliado»

- Ha llegado la vacuna por fin...

- Tiene algo de épico. Es como si se anunciase que la guerra ha terminado. Hay que tener cuidado con esa sensación porque faltan meses para la inmunización total de la población y si relajamos las medidas aún puede generarse mucho sufrimiento. La vacuna es la promesa de un futuro mejor, una Europa más unida, una política más humana.

- En esta crisis, ¿sale el Estado autonómico fuerte o débil?

- Vamos a ver. La pandemia es un fenómeno disruptivo que ha acelerado muchos cambios que venían de atrás. Ha habido un intento de la derecha de asociar la gestión de la pandemia a la leyenda negra de España, pero ha fracasado. Hoy puede verse con nitidez que no lo hemos hecho peor que nuestros vecinos. Habrá que evaluar nuestros sistemas sanitarios y de cogobernanza, pero la pandemia ha favorecido la cooperación política y deja en evidencia a quienes se han resistido a colaborar con mezquinas excusas.

- ¿A quiénes se refiere?

- A los que actúan como el perro del hortelano. Han quedado retratados en el peor momento. Hay elementos que nos permiten ser optimistas: Europa se ha reforzado a pesar del Brexit, la España federal se abre paso, las coaliciones y los pactos vuelven a recuperar prestigio. La pandemia ha acentuado la conciencia de que estamos todos en el mismo barco y los ombliguismos han perdido pie. La polarización persiste, pero los culpables quedan a la intemperie.

- ¿Y ahora España está más fuerte en Euskadi que en el pasado?

- Sí, la pandemia ha estrechado el vínculo emocional entre ciudadanos y territorios. Personas de todo el planeta llevamos mascarilla y aguardamos con impaciencia la vacuna. En este contexto el Estado hoy concita más apoyos entre los vascos porque es el gran aliado de Euskadi.

- ¿Comparte la crítica de que Sánchez no quiere apechugar con tomar decisiones impopulares y se las endosa a las autonomías?

- El Gobierno ha dado muestras suficientes de asumir con entereza el desgaste propio de una situación tan estresante y comprometida como esta, incluidas las exageraciones hiperventiladas de la derecha. La gestión regional, acorde a las competencias sanitarias y a la situación epidemiológica particular, se vive con normalidad en Italia o en Alemania. El problema es que el PP acepta el Estado de las Autonomías como un mal menor. Jamás ha creído en él porque no entiende la diversidad de España y la descentralización del poder le genera auténticas jaquecas.

-¿Cómo está colocada Euskadi en los proyectos que aspiran a los fondos europeos?

- Por el alto nivel de desarrollo tecnoindustrial de su tejido económico, Euskadi está muy bien posicionada. Muchas de las industrias clave de nuestro modelo económico, como son la automoción, el oil&gas, la máquina herramienta, la siderurgia, el turismo o los equipos de transporte ya han madurado la hoja de ruta para la transición digital y ecológica que persiguen los fondos europeos.

- Pero el listado propuesto por el lehendakari ha recibido la crítica de algunos alcaldes, incluido el del socialista Santano.

- Soy consciente de que hay muchos agentes públicos y privados con proyectos muy bien enfocados que no se han visto reflejados en ese listado. Hay que rebajar la ansiedad en torno a esta cuestión. Muchos de los fondos van a gestionarse a través de convocatorias públicas y transparentes en régimen de concurrencia competitiva por parte de los diferentes ministerios. Ahí es donde Euskadi está muy bien posicionada por la madurez de muchos de sus proyectos. Pido confianza.

- ¿Qué le sugiere el balance de Sánchez tras el primer año de Gobierno de coalición?

- Es innovador y va en el camino del gobierno abierto que rinde cuentas sobre el cumplimiento de sus promesas con datos verificables. Son sistemas de control y seguimiento muy generalizados en las empresas y organizaciones. Se trata de buenas prácticas que contribuyen a profundizar la democracia, que buena falta hace.

- También apuntó iniciativas que renueven la Corona...

- El presidente fue muy expresivo, perseguíamos una modernización del Estado y la Jefatura del Estado no tiene por qué quedar al margen de estas dinámicas. Asistimos a profundos cambios económicos, sociales y culturales. Europa está abordando una auténtica refundación. Es muy pertinente que la Casa Real aborde también su propia actualización, y además encajaría en el perfil del reinado de Felipe VI.

- ¿Qué piensa de la repetición del juicio del caso Bateragune?

- Desde un punto de vista jurídico, Europa no absolvió a los encausados, sino que declaró nulo el juicio por defectos formales que en su momento sonrojaron a más de uno. De ahí que el Supremo estime que lo más apropiado sea repetir la vista oral para depurar esos defectos formales. Desde un punto de vista político, la celebración de un juicio cuya condena ya está cumplida no deja de ser anacrónica y extemporánea.

- En relación a la figura de Otegi, Zapatero dice que «luchó por la paz en Euskadi». ¿Qué opina?

- La trayectoria de Otegi da para mucho y yo particularmente no tengo dudas de que en su etapa más reciente ha trabajado por reconstruir la izquierda abertzale desvinculándola del terrorismo. En todo caso, y pensando en las víctimas de ETA, yo no resumiría así su participación en la política, entre otras cosas, porque su apuesta por el fin de la violencia debió llegar mucho antes y durante demasiado tiempo justificó la limpieza ideológica en este país.

- ¿Cree que el PSOE paga un alto precio por el apoyo presupuestario de EH Bildu?

- Me pregunto si una democracia madura puede asumir que haya cinco escaños inservibles en el Parlamento. O peor aún, cinco escaños que cuando votan en contra de una ley resulten validos y legítimos, pero si votan a favor, deban ser rechazados. Es un juego deplorable y perverso. Es evidente que ese mundo ha decidido hacerse valer con la representación que les da la ciudadanía. El peso de la mochila ética que arrastran por su papel en el pasado no tenemos por qué pagarlo los demás.

- ¿Le gustaría un gobierno de izquierdas en Euskadi? ¿Lo ve viable con EH Bildu y Podemos?

- De entrada, reivindico la impronta progresista que el PSE-EE aporta al Gobierno Vasco. Nuestra razón de ser son las posiciones de cambio, siempre ha sido así. Políticas socialdemócratas y estabilidad para llevarlas a cabo. Dicho esto, los socialistas vascos no vamos a renunciar a liderar este país como lo hemos hecho en el pasado. Cuando el proyecto y la ambición son claros, las alianzas pasan a un segundo plano. Debatir sobre si gobernamos mejor o peor con el PNV que con Bildu solo perpetuará nuestra imagen de subordinación al nacionalismo.

- ¿Cómo ve a Salvador Illa como candidato en Cataluña?

- Es la muestra clara de que el PSC va a por todas. Un president como Illa aportaría todo lo que Cataluña necesita de forma urgente: mano izquierda, capacidad de escucha y mirada federal. La política en Cataluña ha jugado tan al borde del abismo que lograr traer a las fuerzas políticas a posiciones de acuerdo transversal requerirá tiempo y liderazgos serenos.

- ¿Pero el relevo de Illa en Sanidad en plena crisis de la pandemia no es comprometido?

- La tarea de rearmar el Ministerio de Sanidad y conformar equipos de seguimiento epidemiológico está encaminada y el inicio del seguimiento del proceso de vacunación apunta a una fase nueva en la gestión de la pandemia. El presidente sabe lo que hace y maneja esta y otras muchas claves en la decisión.

- ¿Habrá indultos a los presos del procés?

- Me siento identificado con la reflexión del presidente esta semana. En Cataluña hay que salir al encuentro, generar espacios de concordia y reconciliación. Eso es lo que hace un Estado que pretende volver a seducir a una gran parte de la sociedad catalana que llegó a desconectar. Los indultos son un procedimiento tasado y el Gobierno ha dado trámite a la petición, pero el reto de alcanzar el reencuentro de Cataluña con el resto de España es un propósito noble y sanador.

- ¿Qué balance hace de este año como delegado del Gobierno?

- En febrero tomé posesión y a las dos semanas estaba declarada la emergencia sanitaria. Me propuse recustomizar el cargo y alinearlo más con las cuestiones socioeconómicas y culturales de la agenda ciudadana. Vamos bien.

- ¿Se siente incómodo con Podemos como aliado?

-¡En absoluto! (risas). Esta es una coalición progresista que si en algún sitio goza de predicamento es en Euskadi. El calendario legislativo es, para un socialdemócrata, una auténtica ventana de esperanza, una oportunidad histórica de avanzar en derechos sociales y libertades civiles. Y estar en esta aventura es algo de lo que sentirse orgulloso.