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El principal acusado, Alfredo de Miguel (a la derecha), acompañado por su abogado, Gonzalo Susaeta, a su llegada al palacio de Justicia de Vitoria. Efe

«He hecho cosas mal, pero no he delinquido», se defiende De Miguel

Visto para sentencia el mayor juicio por corrupción en Euskadi, con 26 acusados, entre ellos varios cargos públicos y dirigentes del PNV

josu garcía

Miércoles, 19 de diciembre 2018, 17:51

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«Ha habido cosas que he hecho mal y que no volvería a hacer. Me arrepiento sinceramente, pero jamás he cometido ningún delito». Alfredo de Miguel ha hecho uso esta mañana de su derecho a la última palabra para proclamar su inocencia, en la última sesión del juicio por el caso que toma su nombre y que ha quedado visto para sentencia. El exburukide del PNV y exdiputado alavés, que está acusado, entre otros delitos, de malversación, prevaricación y cohecho (el fiscal pide 29 años de cárcel), ha sostenido que no obtuvo «ningún enriquecimiento ilícito» durante el ejercicio de su actividad pública y profesional.

De Miguel, al que la acusación sitúa como el cerebro de una trama orientada a lograr fondos públicos mediante el pago de comisiones, utilizando favores políticos, ha asegurado que hoy «no tiene que ser un día de reproches, sino de confianza y esperanza». El expolítico ha mostrado una gran entereza pese a la gravedad de las acusaciones que pesan sobre su persona. Ha reconocido que le ha dado «mil vueltas» a lo que iba a decir para cerrar la vista, centrando su discurso en admitir algunos errores en su comportamiento pero destacando que «jamás» traspasó la frontera de la legalidad.

El exdiputado alavés también ha tenido palabras de recuerdo para su familia y amigos. «Gracias por vuestro apoyo», ha dicho. Y ha lamentado «el daño que y tristeza» que les haya podido causar. Con todo, se ha mostrado de muy buen humor y se ha despedido deseando una feliz navidad. «Eguberrion, denori».

«Un calvario»

En términos similares se han pronunciado varios de los acusados que han optado por ejercer el derecho a la última palabra. Han reconocido «errores» pero siempre dentro de la legalidad, al tiempo que han lamentado «el juicio mediático» al que, aseguran, han sido sometidos y «el terrible daño» causado a su imagen. Varios de ellos han definido los 8 años de instrucción y los 11 meses de juicio como «un calvario» o «una pesadilla».

Ha destacado el discurso del exviceconsejero del Gobierno vasco Gurutz Larrañaga, quien ha cargado las tintas contra los medios de comunicación y contra las personas que le han llevado a sentarse en el banquillo «sin que yo sea responsable de nada». Larrañaga ha arremetido contra el fiscal, Josu Izaguirre, y sus comentarios «impresentables e inapropiados». «He sido objeto de mofa con expresiones como 'el abuelito que no se entera de nada' o 'el vago que cobra por no hacer nada'», ha censurado. «Una cosa es tratar de probar una supuesta culpabilidad y otra menospreciar e insultar mi honorabilidad».

La última jornada del juicio por el 'caso De Miguel' había arrancado a las 10.00 horas con la exposición de conclusiones del abogado de Aitor Telleria, exconcejal y exjuntero del PNV que está acusado de malversación y prevaricación y blanqueo de capitales, entre otros delitos. El letrado Jesús Villegas, que también representa a Araceli Bajo, esposa de Telleria, ha defendido la inocencia de sus clientes para los que ha reclamado la libre absolución.

Villegas ha lanzado dardos tanto contra el fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, como contra la mujer que destapó el caso, la abogada urbanista Ainhoa Alberdi, y el juez de Instrucción. El abogado de Telleria ha sostenido con vehemencia que «no hay pruebas» contra sus patrocinados. Buena parte de su intervención se ha centrado en desacreditar a la denunciante. Ha presentado a Alberdi como una persona tendente a «fabular». Y ha asegurado que su currículum está «inflado como un cucurucho de palomitas». «Y si ha hecho eso con su currículum que no habrá hecho cuando ha venido a declarar aquí», ha planteado para tratar de cuestionar su testimonio.

Al igual que han hecho varias de las defensas a lo largo del juicio, Villegas ha cuestionado también las grabaciones contenidas en el sumario. Ha asegurado que fueron transcritas por la Ertzaintza «de aquella manera» y que, según su opinión, no fueron custodiadas de manera correcta. Respecto a la imputación del posible pago de una comisión de 100.000 euros, en un acto en el que pudo participar su cliente, el letrado sostuvo que, en realidad, se hablaba del abono de dos facturas impagadas al anterior propietario de la empresa de Alberdio, y que ésta «se montó una historia» a partir de ahí. «Hay que ser muy torpe para pedir una comisión con un testigo delante», ha argumentado.

Además, Villegas ha hecho hincapié en que en los registros practicados a Telleria y su esposa «no se halló nada relevante». Y ha ironizado que si el fiscal habla de «mafia sicialiana» será porque «en uno de los 'pendrives' había una película de El Padrino».

«Hacerse 'la infanta'

Respecto al supuesto papel de Araceli Bajo en la trama denunciada por la acusación, Villegas ha afirmado que su participación en el sumario se limita a 7 segundos, el tiempo que invirtió en poner su firma en la constitución de la empresa Kataia, que está considerada por el fiscal como una empresa fantasma o pantalla para canalizar la actividad delictiva. «Nada tiene que ver con todo esto», ha señalado para acusar a Izaguirre de «exceso de imaginación» y de «no aportar ninguna prueba».

En esta línea se ha referido también a lo que dijo el fiscal cuando expuso sus conclusiones, de que la mujer de Telleria se estaba haciendo «una infanta», en alusión a que decía no saber nada de las actividades de su marido. «Mi clienta es una analfabeta al lado de la infanta, que es catedrática porque sabía mucho más de lo que decía», ha señalado. Villegas perfiló a Bajo como una mujer que llevaba «30 años trabajando como contable» y que tenía dos hijos, sin tiempo para preocuparse por Kataia. Y que si participó en la constitución de la empresa fue para apoyar a su marido.

El abogado ha incidido también en la teoría de la defensa que ha habido un juicio paralelo, un juicio mediático, pero mostró su convencimiento de que el tribunal «no se va a dejar influir». El juicio por el 'caso De Miguel' ha llegado a su fin despúes de 8 años de instrucción y una maratoniana vista de 68 sesiones. El juicio arrancó el 8 de enero y ha acabado un 19 de diciembre.

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