Las víctimas reivindican su «victoria» por la renuncia a los 'ongi etorris', pero piden «hechos»

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, que cumple casi seis años de insistente trabajo y denuncia para acabar con los 'ongi etorris', valoró «positivamente» el anuncio del EPPK, pero exigió a la izquierda abertzale que no solo cesen esos recibimientos, sino «toda expresión de legitimación y justificación a ETA». Ordóñez les reclamó que «dejen de llamar presos políticos a los asesinos de nuestros familiares, que dejen de exigir su impunidad en multitudinarias manifestaciones, que saquen a ETA del espacio público, de las calles de todos y no hagan pintadas, pancartas, de exaltación a ETA, y que dejen de homenajear también a etarras fallecidos».

Ordóñez destacó que el trabajo que llevan realizando desde 2016 con su Observatorio de la Radicalización ha sido «fundamental» para vislumbrar y comprender «la verdadera dimensión del problema de la radicalización violenta y de los homenajes públicos a quienes pertenecieron a ETA, una realidad que ha existido desde que ETA comenzó a matar, pero de cuya magnitud no éramos conscientes».

Covite calificó de «cínico» el comunicado del EPPK, en el que acusan a las víctimas de «buscar la venganza con voluntad de imponer un relato falaz que distorsione el conflicto», así como «la confrontación en vez de la convivencia». Consideró «inaudito» que después de muchísimos años «aguantando las humillaciones y provocaciones de la izquierda abertzale, encima nos acusen a las víctimas de querer venganza y de ser un impedimento para la paz y la convivencia». Reivindicó que «precisamente, si hoy disfrutamos de una convivencia en paz y libertad, es gracias a que las víctimas nunca nos hemos vengado ni nos hemos tomado la justicia por nuestra mano». Ordóñez afeó que se ha hecho el anuncio «por un cálculo estratégico».

La donostiarra Maite Araluce, presidenta de la AVT, asociación mayoritaria de víctimas en España, que también se ha implicado en la batalla reivindicativa para acabar con los 'ongi etorris', pidió al colectivo de presos de ETA que colaboren en esclarecer judicialmente los más de 300 asesinatos sin resolver «si es verdad que quieren sanar el sufrimiento» de las víctimas con su renuncia a actos de recibimiento públicos. En el marco del Congreso del 40 aniversario de la asociación, Araluce reconoció haber recibido con alivio la noticia del colectivo de presos de ETA, pero insistió en la reclamación de «más hechos y menos palabras», y remarcó que «hay que ser escéptico», ya que ETA «muchas veces ha dicho una cosa y hecho otra».

Desde la Fundación Buesa, su vicepresidenta, Sara Buesa, hija del dirigente del PSE-EE Fernando Buesa, asesinado por ETA en el año 2000, calificó de «significativo que las personas presas digan que no quieren protagonizar recibimientos públicos». Consideró que es una «aproximación» al dolor de las víctimas, y deseó que «prosiga en su reflexión sobre el daño injusto e irreparable causado por sus actos». Remarcó que eso sería realmente lo que «ayudaría a aliviar» el sufrimiento de los damnificados por ETA. La Fundación Buesa, Gogoan-Memoria Digna y Elkarbizi, que impulsaron el documento 'Los victimarios en el espacio público', que fue aprobado en varios ayuntamientos de Euskadi, destacaron que «esta es una victoria ciudadana, que de forma mayoritaria pedía que se terminara con este tipo de actos, al menos en el espacio público.

A título personal, Josu Elespe remarcó que «por encima de todo, esta noticia es una grandísima victoria de las víctimas y de la gente de bien que trabaja sin cálculos por la convivencia en este país». Maixabel Lasa, lo consideró «una muy buena noticia», que ha costado mucho que llegara, «impensable hace diez años». El periodista Gorka Landaburu remarcó que «llega tarde» y pidió a Sortu que haga «autocrítica del pasado».

Por último, Ainhoa Martínez, miembro de la junta rectora de ERNE, sindicato mayoritario de la Ertzaintza, considera positivo que el colectivo de presos de ETA haya rechazado la realización de 'ongi etorris' públicos, aunque cree este pronunciamiento llega «tarde» y que estos actos de reconocimiento «nunca» se debieron producir.