Borja Sémper: «Me voy triste y a la vez ilusionado. Pero nadie podrá decir de mí que no lo he dado todo»
Expresidente del PP de Gipuzkoa ·
Sémper se despide de la política pidiendo disculpas a los donostiarras: «Lo siento, he incumplido mi palabra»Borja Sémper dice adiós. Por motivos personales y tratando de desvincular su decisión de abandonar la política de las discrepancias con la dirección nacional del ... PP. 25 años después, el ya exdirigente popular se marcha a Madrid para trabajar en Ernst & Young como director de relaciones institucionales. Y lo hace con la misma filosofía que, dice, le ha caracterizado en la política. «Nadie podrá decir de mí que no lo he dado todo».
-¿Cómo se siente tras haber anunciado su dimisión?
-Por un lado triste porque abandono una actividad que he hecho con pasión. Pero ilusionado porque se abre una etapa que necesito emprender.
-¿Cuánto tiempo lleva sopesando la idea de abandonar la política?
-De unos meses a esta parte ya en casa empezábamos a hablar de construir un futuro alternativo y diferente. Y no lo oculto: creo que toca dar un paso a un lado para que mi pareja pueda desarrollar su actividad profesional sin el peaje que supone ser la pareja de un político.
-¿Le ha pesado a Bárbara Goenaga en su carrera como actriz ser la mujer de un dirigente del PP?
-Ella es la que tiene que hablar por sí misma, pero si hay algo que Bárbara representa es la independencia y la libertad. Y si otros no lo han visto así, será problema suyo. Creo que la figura de Bárbara está preservada, pero lo que sí es cierto también es que hay intolerantes que mezclan cosas y conceptos.
-¿Le ha costado tomar la decisión?
-Sí. No es una decisión fácil.
-¿Por qué ahora?
-Porque ahora se han dado las circunstancias. Uno no sabe en la vida qué le espera y ahora ha aparecido una oportunidad. Han sido un cúmulo de circunstancias lo que nos ha llevado a mi familia y a mí a tomar esta decisión. Y no son decisiones frívolas, sino meditadas. Quiero decir a aquellos que no lo entiendan, lo duro que es para alguien como yo, que ha echado los dientes en política, cambiar lo que ha dado sentido a mi vida. Algunos discreparán y otros no, pero nadie podrá decir de mí que no lo he dado todo.
-Pero usted pidió hace pocos meses el voto a los donostiarras para cuatro años y ha incumplido su palabra. ¿Qué le dice a todos esos votantes que apostaron por usted?
-Solo puedo pedirles sinceras disculpas y benevolencia en el juicio. Pedirles que sean comprensivos. Que lo siento enormemente porque mi voluntad era quedarme cuatro años, pero hay circunstancias personales y familiares que nos han llevado a tomar esta decisión. Y les pido sinceras disculpas porque, de verdad, no he cumplido con mi palabra.
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-¿Y por qué se presentó entonces como candidato a la Alcaldía de San Sebastián? Acaba de confesar que llevaba meses barruntando la idea de dejar atrás su vida política.
-En aquel momento mi voluntad era acabar la legislatura y era cumplir con el compromiso. Y, evidentemente, no he podido cumplirlo.
-Muchas voces apuntaban a que su candidatura en Donostia fue impuesta. ¿Haber aguantado tan poco en el cargo no da pábulo a quienes creyeron que aquella no fue una decisión suya, sino que le obligaron desde el partido?
-No. Probablemente la mejor decisión que he tomado en política ha sido la de ser candidato a alcalde de San Sebastián. Y me queda la inmensa tristeza de no haber podido serlo.
-Su renuncia es inminente y ha dejado poco margen de maniobra para rearmar al partido tras su marcha.
-El partido tiene un procedimiento reglado y se va a recomponer y se me va a sustituir. Dentro de unos pocos días ya nadie hablará de mí.
-Deja al PP de Gipuzkoa en sus horas más bajas. ¿Le ha costado decidirse precisamente por el escenario que deja aquí, con un PP guipuzcoano débil electoralmente?
-Por una fracción de segundo sí, pero luego me quité importancia. Me costó aceptar que mi tiempo se había acabado, lo reconozco, pero es bueno que en Gipuzkoa haya relevo. Creo honesta y honradamente que yo ya no soy la persona necesaria para el PP de Gipuzkoa.
-¿Borja Corominas es un buen relevo en Gipuzkoa?
-Es un perfil extraordinario, como lo es también Mikel Lezama y otros tantos. Pero Borja tiene unas cualidades que a mí me dan mucha tranquilidad, porque queda el grupo municipal en manos de gente muy competente. Y si Borja quiere contribuir al futuro del partido, no solo hay que permitirlo sino que hay que empujarle.
-También deja el Parlamento Vasco en un momento clave, con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina.
-¿Cuándo no es un momento clave en la política? Yo me lo preguntaba cuando reflexionábamos en casa y al final siempre relegas tu vida a la vida de otros. Y eso durante un tiempo se puede mantener, pero también hay que pensar en los tuyos.
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-¿Ha pesado en su decisión las discrepancias que mantiene con la dirección del PP nacional?
-No, en absoluto. Yo me enorgullezco de militar en un partido que no es una secta y que ha permitido que yo pudiera discrepar en ocasiones o matizar la posición del partido.
-¿Es cansado ser siempre el 'pepito grillo' de su partido?
-Me hubiera cansado ser un tipo gris que no dice lo que piensa. Evidentemente, me siento cómodo en la discrepancia política, pero cuando la política tiene más ruido que debate, no me siento cómodo. Y la política actual transita por un camino muy amargo. Quizás yo no soy una persona adecuada para estos tiempos.
-Usted ha censurado a Cayetana Álvarez de Toledo, rechazó la candidatura impuesta de Iñigo Arcauz, cargó contra su partido por el expediente informativo abierto contra Juan Carlos Cano...
-A lo largo de mi trayectoria política me he comportado así. Cuando ha habido algo que no me ha gustado o ha habido algo que no he compartido lo he dicho. Y no pasa nada. Para mí prestigiar la política también es hacerla con libertad. Dentro de un orden, obviamente, hay una serie de líneas maestras que sustentan la posición política de un partido, pero a partir de ahí es bueno y es sano que existan Cayetanas Álvarez de Toledo y Borjas Sémper.
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-¿Está cómodo en el PP actual?
-Sí. Yo me siento cómodo en cualquier lugar que me permita expresarme con libertad.
-¿Se ve, por tanto, reflejado en el PP de Pablo Casado?
-Sí. En algunas cosas más, en otras menos. A mí me preocupan mucho los políticos que dicen que comparten el 100% de los que piensa su partido. No me lo creo.
-En su despedida ha dicho que es «fundamental preservar las formas», que le «incomoda el clima de confrontación» y que «se pueden tener ideas firmes y respetar al adversario». ¿Es un mensaje para su partido? Casado también ha participado en los discursos más broncos.
-Si la política está tensa obviamente los pronunciamientos son broncos y tensos. También desde otras posiciones ideológicas se acusa al PP de fascista y de extremista. Y esto es lo que tenemos que corregir entre todos. De lo que se trata es de que con nuestro ejemplo sean muchos más los momentos edificantes en la política que los broncos y los tensos.
-¿Qué siente cuando escucha a Casado calificar de «felón, patético o sociópata» a Pedro Sánchez?
-Yo intuyo que la posición de Pablo Casado y del PP va a ser la de una oposición firme y contundente, con unas formas suavizadas.
-¿No ha tenido nada que ver en su renuncia el acercamiento en el discurso de su partido a Vox?
-Es normal que la irrupción de Vox en un momento determinado genera incertidumbre, pero creo que el PP ha tomado la decisión de marcar distancias con Vox y con otras formaciones de carácter populista. Yo siempre lo he dicho: me preocupa la irrupción de discursos nacional-populistas que lo que quieren es encender ánimos en lugar de tender puentes.
-¿Las intervenciones de alto voltaje durante la investidura de Sánchez han sido la gota que ha colmado el vaso para decir: 'Me voy, ya no pinto nada aquí'?
-No. Es verdad que es un ruido ambiente que influye, pero eso probablemente me daba más gasolina para pelear contra ese clima bronco y contra lo que creo que son decisiones equivocadas tanto del presidente como de otros.
-¿El discurso de su partido ha sido una de esas equivocaciones?
-Pues como el mío. A veces acertado y otras equivocado. Yo me he equivocado mucho, y he intentado corregirlo. Me imagino que la dirección de mi partido igual: cuando identifica que se ha equivocado en una posición, corrige.
-¿Y cómo ha sido ese momento de comunicarle a su partido que se va?
-Emotivo. Especialmente con Alfonso Alonso, con el que me une una sincera amistad. Fue muy generoso y cariñoso.
-¿Y Pablo Casado qué le dijo?
-Tuvimos una conversación muy sincera y muy larga. Me mostró toda la comprensión y todo el afecto.
-Han pasado muchos años desde 1995. ¿Le da vértigo afrontar esta nueva etapa?
-Hombre, si no sería un irresponsable. Pero así como algunos denostan el ejercicio de la política, yo creo que hacer política de una manera determinada te dota de unas herramientas, de un conocimiento que también se puede desplegar en el mundo privado. Y eso es lo que me da tranquilidad.
-Nunca ha hecho otra cosa que ser político y ahora se va a Ernst & Young a trabajar. ¿Cómo cree que lo llevará?
-La gente reclama que los políticos no nos atornillemos en nuestros puestos. Yo pruebo y me arriesgo.
-¿Le preocupa que le vinculen con las puertas giratorias? ¿Que haya quienes le acusen de ser un 'enchufado' del PP?
-Pues no. Porque a mí nadie me ha enchufado en ningún sitio. Parece que hay algunos que les puedo resultar útil y yo estoy muy agradecido a esta compañía y a su nuevo presidente que confíen en mí. Y me voy a dejar la piel para responder a las expectativas.
-¿Se desvinculará del PP?
-Me voy a desvincular de la política activa por completo.
-¿Pero seguirá como afiliado?
-Sí. De momento no tengo ningún interés en darme de baja ni ningún motivo. Me enorgullezco de preservar mi vínculo con el PP vasco.
-En la rueda de prensa, sin embargo, ha dicho: 'Digo agur, pero es un gero arte'. ¿Deja la puerta abierta a volver?
-No. Lo que digo es que dejo el teléfono abierto para todo el mundo, para mis compañeros, para mis adversarios, para los periodistas, y para cualquiera que necesite en un futuro una opinión, un criterio o simplemente que le invite a tomar una cerveza.
«No recomendaré a mis hijos que entren en política»
-Eche la vista atrás. ¿Qué le aconsejaría al Borja Sémper inexperto de 17 años que se afilió al PP?
-Que volviera a hacer lo mismo porque era necesario. Le animaría a que volviera a hipotecar su juventud en la defensa de unos ideales como la libertad, la convivencia y el respeto al discrepante.
-Defender esos ideales también tuvo sus peajes...
-Sí. Mi seguridad, la tranquilidad familiar, la salud de mis padres...
-¿Esa ha sido la parte más amarga de su carrera, la amenaza de ETA?
-Sí, ha sido muy duro. Yo a ETA le he tenido miedo, pero nunca me condicionó. Lo que pasa es que sí ha perjudicado a mi entorno.
-¿Cuál es la peor parte que recuerda de su trayectoria?
-Lo peor fue entrar un día en casa de mis padres y verles llorando en el sofá del salón preocupados por la seguridad de su hijo.
-25 años dan para mucho... ¿Cuál es la parte más positiva?
-Haberme cruzado con gente extraordinaria y maravillosa.
-¿Como...?
-Muchos de mis compañeros. Pero no voy a citar a nadie porque me dejaría a alguien...
-Seguro que a algún adversario político se lo lleva como amigo...
-Respeto mucho a gente del PSE, del PNV... Como Eduardo Madina o el propio Iñigo Urkullu. Incluso a uno de mis 'archiadversarios': Joseba Egibar. Siempre he disfrutado mucho debatiendo con él. Creo que es posible discrepar de alguien y tener una buena relación personal.
-De hecho, usted abrió la espita de una relación más cercana con el PNV de Gipuzkoa cuando se reunió por primera vez con Egibar.
-Fíjese qué cosas, que la gente hable era como una novedad. Pero no lo impulsé yo, antes ya lo hizo Gregorio Ordóñez. Para mí ha sido una referencia ineludible.
-¿Qué impronta cree que deja?
-Me cuesta hablar en estos términos porque suena pretencioso. Pero puede ser la de que se puede militar en un partido político contribuyendo a él desde la singularidad, siendo libre. Eso no quiere decir que acertara en mi singularidad, lo que quiere decir es que la ejercí.
-¿Y qué le contará a sus hijos de su etapa como político?
-Intentaré no ser abuelo cebolleta, pero intentaré decirles que la política es un ejercicio muy noble y, aunque suene contradictorio, no les recomendaré que entren en política. Eso sí, les pediré que sean exigentes con sus políticos y que les respeten. Siempre y cuando se merezcan ese respeto, claro.
-¿Se arrepiente de algo?
-No. Quizás hay alguna metedura de pata que corregiría.
-¿Se le verá por Donostia?
-Mucho y muy asiduamente.
-¿Recuperará su faceta literaria?
-Me encantaría. Ojalá pueda dar a luz alguna publicación en no demasiado tiempo.
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