«Lo más duro ha sido ver las caras de 'Txapote' y 'Amaia': No se han arrepentido de matar a mi aita»
Naiara Zamarreño asistió en la Audiencia Nacional al juicio por el asesinato de su padre, el edil del PP de Errenteria, en el que los acusados, dos exjefes de ETA, se negaron a declarar
Naiara Zamarreño asistió este miércoles en la Audiencia Nacional, acompañada de su hermano Joseba, a la primera sesión del juicio a los exjefes de ETA Xabier García Gaztelu, 'Txapote', e Irantzu Gallastegi, 'Amaia', acusados del asesinato de su padre, el concejal del PP de Errenteria Manuel Zamarreño, ocurrido el 25 de junio de 1998. «Por fin vamos a conseguir que se haga justicia a mi aita», expresó satisfecha por haber logrado sentar en el banquillo a los dos terroristas presuntamente responsables del atentado perpetrado con una motocicleta bomba y que causó también daños de diversa consideración al escolta del edil, el ertzaina Juan Mari Quintana.
Sentados ante el tribunal de la Audiencia Nacional, los dos exjefes de la banda se negaron a declarar. «No voy a declarar, no voy a participar, no voy a contestar», espetó 'Txapote' en euskera, descartando responder a las preguntas tanto de la Fiscalía, como de las acusaciones y su propia defensa. 'Amaia' siguió la misma dinámica y anunció que guardaría silencio.
De regreso al banquillo el terrorista miró a sus víctimas presentes en la sala. «Lo más duro ha sido ver sus caras: No se han arrepentido de matar a mi aita», explicó Naiara Zamarreño a este periódico. «Cuando se dirigía a sentarse en el banquillo, 'Txapote' nos ha mirado. Y yo le he mirado desde mi paz interior. Esa persona para mí es indiferente. Con mi mirada le he querido transmitir eso, que yo estoy en paz y que no me afecta. Sin embargo, Irantzu no nos ha mirado, le ha mirado a él y le ha guiñado el ojo», relató la hija del edil de Errenteria, todavía afectada por haber estado sentada «a dos banquillos de estos impresentables». «Le he visto envejecido. Tenía miedo de encontrarme con una mirada que yo tenía en mi cabeza, desafiante, pero no la he sentido. Han estado en silencio, no se hablaban entre ellos. Estaban muy calmados. Parece como si tuvieran instrucciones de no decir nada. He notado incluso que transmitían un sentimiento de hastío», describió Naiara Zamarreño.
El Ministerio Público pide para cada uno de ellos 120 años de cárcel por un delito de asesinato terrorista de miembro de corporación local, otro de asesinato terrorista en grado de tentativa contra un agente, dos delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa, un delito de tenencia fabricación, transporte y colocación de explosivo y un delito de estragos terroristas.
El testimonio del escolta
El atentado contra el concejal del PP ocurrió en la calle Sorgintxulo de Errenteria cuando Manuel, acompañado de su escolta, volvía de comprar el pan antes de dirigirse a una reunión del partido en San Sebastián. 25 años y medio después de aquel trágico día, la familia Zamarreño Fernández ha podido ver a los presuntos asesinos sentados en el banquillo. «Que se haya podido celebrar la vista oral es un logro. No sabemos lo que va a pasar, pero hemos llegado hasta aquí», se congratuló Naiara Zamarreño, que ha tenido asistencia letrada de la Fundación Villacisneros y del despacho Milans del Bosch.
La primera sesión de la vista oral, que finalizará mañana, sirvió también para escuchar el testimonio del que era el escolta de Zamarreño en el momento del atentado. Juan Mari Quintana explicó que el día de los hechos había quedado con el entonces concejal popular para acompañarle a la citada reunión en San Sebastián. «Bajamos una escalera, me adelanté yo para salir por un tramo sin visibilidad y él me seguía por detrás. Me ralenticé para que me rebasara y, al ver que no lo hacía, vi que estaba cruzando la acera de enfrente de donde estaba el kiosko, donde iba a comprar el pan. Yo le seguí y le acompañé», relató.
Zamarreño «avanzó y se giró hacia la panadería». «Le dejé que comprara el pan y le esperé en la plazoleta. Cuando salió con el pan, le dejé que me rebasara. Yo iba cuatro metros detrás de él y no avanzamos ni diez. Cuando llegamos al portal de esa calle es cuando se produjo la explosión», detalló. En esos primeros segundos, el escolta Quintana se quedó «ciego, inconsciente» y sufrió una rotura de tímpanos. Cuando se repuso, se palpó y comprobó que «tenía lesiones por todo el cuerpo» a causa de la metralla. «Cuando pude apoyarme en un coche me palpé con las manos y me faltaban trozos de musculatura en el pecho. Notaba cómo me caía la sangre por todo el cuerpo», describió por primera vez en público.
Tras el atentado, que le costó la vida a Zamarreño, el escolta tuvo que ser operado del ojo y también se vio sometido a una reconstrucción de la oreja. La explosión, según escribió el funcionario que elaboró el primer atestado, fue provocada «con una carga de explosivo» de entre dos y tres kilos que fue «colocado en un ciclomotor».
A Naiara Zamarreño se le llenaron los ojos de lágrimas cuando escuchó las palabras de Quintana en la vista de ayer. «Ha sido el momento más impactante. Ha sido muy emotivo, a pesar de que no era la primera vez que escuchaba su testimonio», repasó. Hace años que ambos mantienen una relación estrecha y han compartido sus momentos más íntimos relacionados con aquel 25 de junio de hace 25 años. «Pero escucharle otra vez, en el lugar en el que estábamos, al lado de su mujer y en esas circunstancias, te remueve por dentro todo aquello», explicó la hija de Zamarreño.
Por protección, Quintana declaró desde la pecera, pero cuando finalizó su declaración, se sentó junto a su mujer y a Naiara, y 'Txapote' se giró para mirarles. «Ahí contuvimos la respiración», citó Zamarreño.