La última bala antes del colapso

Solo una cumbre Sánchez-Puigdemont puede servir en el último minuto para evitar el naufragio de la legislatura

Alberto Surio

Jueves, 6 de noviembre 2025, 13:10

Se aferran al poder, pero no pueden gobernar». Míriam Nogueras, la portavoz de Junts en el Congreso, anunció ayer la decisión de su partido de ... bloquear todas las iniciativas legislativas en curso del Gobierno, hasta 21 leyes. Solo podrán tramitarse aquellas que habían sido negociadas antes del último anuncio de ruptura de Carles Puigdemont. El resto va a decaer automáticamente. La dirigente soberanista catalana lo ha dejado claro. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha perdido la iniciativa legislativa, está en minoría en el Parlamento y no va a poder sacar adelante ningún proyecto. Se desvanece así, al menos en teoría, la posibilidad de negociar proyecto a proyecto, aunque sea un infierno permanente. El anuncio de Nogueras hoy ha activado ya todas las alarmas. Es el principio del fin de la legislatura salvo que ocurra algún acontecimiento extraordinario.

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La negociación con Junts, con mediación internacional, se antoja como un cúmulo de despropósitos que ha hecho aguas. Zapatero no ha conseguido mantener abierta la vía del diálogo y la impaciencia de Junts por obtener trofeos visibles –como si la ley de Amnistía no lo fuera– amenaza con colapsar la legislatura. Solo un gesto 'excepcional', una entrevista entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, podría ser la última bala antes de dar por finiquitado el asunto. No es del todo seguro, y encierra notables riesgos. Pero no hacer nada también los tiene. Sobre todo en un contexto en el que la antipolítica arrasa con todo y el descrédito general del sistema puede catapultar a la ultraderecha hasta extremos más que preocupantes.

Hasta el momento, el Gobierno ha argumentado que tiene margen de maniobra para continuar, incluso sin Presupuestos Generales del Estado, gracias a los fondos europeos. El horizonte pasaba por resistir, al menos, hasta la primavera de 2026. Pero un colapso legislativo también ejerce un desgaste notable que puede ser capitalizado por Vox. No nos engañemos, Sánchez va a convocar elecciones generales con ese argumentario, que puede tener su impacto emocional en el espectro progresista. Sobre todo, en la periferia vasca y catalana: El lema es sencillo: «O yo o Vox», que puede movilizar a un amplio campo del electorado que no quiere ver ni en pintura a la extrema derecha en el poder o cerca del poder. La mayoría de las encuestas dibujan una mayoría parlamentaria entre PP y Vox que apeará al centroizquierda del Ejecutivo. En esa coyuntura, Junts se quedará sin la manija de la situación, pero también sus aliados nacionalistas.

Nacionalismo vasco

Las caras largas de ayer de los socios de la investidura –del PNV, de ERC y de EH Bildu– son bien reveladoras de una conclusión que parecía que nunca llegaría a darse. Públicamente EHBildu expresa su 'respeto' ante la estrategia de los catalanes, aunque lo cierto es que de esta negativa se extrae, no ya el retraso de determinadas decisiones del Gobierno de España hacia los catalanes, sino una tierra de nadie que puede activar una catalanofobia, no ya en sectores clásicos de la derecha, sino en cierto sector de la izquierda, que no termine de entender por qué Puigdemont se entrega con armas y bagajes a sus adversarios políticos.

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La decisión de Junts puede trasladar cierta catalanofobia de la derecha a un sector de la izquierda

La llegada de la derecha en sus diferentes variables al poder en España es una circunstancia que les pasará una factura histórica en Cataluña aunque hoy en día todo pasa a toda velocidad. La presión que ejercen los extremistas de Aliança Catalana sobre los herederos de la antigua Convèrgencia constituye una verdadera caja de sorpresas y reproduce lo que está pasando hoy en día en Europa.

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