La desconexión emocional
La estrategia provocadora de Ayuso vuelve a tensar un debate identitario que parecía aletargado en los últimos años
La presidenta de Madrid, Isabel Díez Ayuso, abrió el pasado viernes una caja de Pandora al abandonar la conferencia autonómica de Barcelona mientras Pradales e ... Illa intervenían en euskera y catalán, respectivamente. La acción era un sabotaje político en toda regla. Ayuso ha logrado radicalizar el debate identitario que permanecía aletargado.
La filosofía de Díez Ayuso volvió ayer al Senado con una intervención del senador Alfonso Serrano, del PP, en la misma onda, despectiva con la diversidad lingüística de España. En este proyecto, la complicidad con la pluralidad cultural queda arrasada por una estrategia de oposición a Sánchez en la que todo vale para sacarlo de La Moncloa.
La 'espantada' de los nacionalistas ayer en el Senado pone el foco sobre el problema que supone que el PP siga por esta senda 'separadora'. Los defensores de la unidad territorial española deberían sentirse preocupados por esta dinámica de ruptura, que, en vez de apaciguar los sentimientos de identidad, los excita de nuevo.
Podríamos pensar que la táctica 'lanzallamas' del PP es un mero instrumento de Feijóo por desgastar a Sánchez por todos los medios para que llegue descuartizado a las elecciones. El precio a pagar es muy alto. El nacionalismo se siente herido y el PP explota este asunto para capitalizar un ultranacionalismo español reactivo. Un choque de trenes nefasto.
Hay dos tesis preocupantes detrás de la fisura emocional que alientan Ayuso y Serrano. La primera, que en el País Vasco y en Cataluña se persigue el castellano y lo español, lo que es una falacia llena de mala intención. Una cosa son los conflictos que puedan existir y otra construir un relato interesado que incendia la convivencia. La segunda es que el PP se ha metido en un frente beligerante contra la 'España plurinacional', que reabre una discusión sobre el modelo de Estado en la que la derecha y la periferia van a alejarse más todavía. Es un discurso que es una fábrica de independentismo. Que el PNV haya dado un portazo en un pleno del Parlamento español es un dato elocuente aunque no es la primera vez que se van. Lo hicieron en un pleno durante la guerra de Irak contra Aznar y en 1980 durante seis meses tras una decisión del EBB presidido entonces por Garaikoetxea, con Suárez en caída libre. El jeltzale Unzueta nunca entendió aquella espantada, que alimentó la futura escisión nacionalista. Pero eso ya es prehistoria.
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