Un balón de oxígeno entre la UCO y la UCI
Salir vivo y coleando del debate de corrupción sirve a Sánchez para ganar algo de tiempo y no tirar aún la toalla
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, salió ayer vivo, aunque sigue malherido, del debate de la corrupción, el más crítico de su mandato. La sesión ... permitió comprobar la situación límite en la que se encuentra la confianza de sus aliados de investidura, que le reclamaron energía y transparencia en sus explicaciones, y una sensación de alivio en un acongojado Partido Socialista. Es lo que estaba realmente en juego: el respaldo de los socios, que no ahorraron críticas y algunas muy duras.
Sánchez aprobó el examen. El PNV –el socio parlamentario más exigente– fue gráfico al señalar que «nuestra confianza está camino de la UCI», aunque le advirtió que «aún está a tiempo» para enderezar las cosas. La apuesta de ERC, Sumar y EH Bildu por no dar al traste la legislatura fue determinante para evitar un naufragio ahora. Pero la pelota no está en el tejado del Parlamento, ni en Ferraz, ni en Génova. Serán las investigaciones de la UCO de la Guardia Civil, en su condición de policía judicial en los escándalos, las que marquen los tiempos. Esa es la verdadera espada de Damocles que pende sobre la legislatura. El capitán, por ahora, sofoca la posibilidad de un motín a bordo. Pero se avecinan ruidosas tormentas y veremos si puede mantener el timón cuando las vías de agua hagan imposible la navegación.
El debate sirvió para retratar a un bloque de investidura que ha marcado claras distancias con Sánchez pero que, a pesar del momento crítico, no le deja caer porque la alternativa – el escenario de una mayoría PP-Vox– plantea un horizonte inquietante en determinado ámbito social. Sobre todo en la periferia. Sumar y Esquerra salvaron la papeleta al convertir la sesión en una tácita cuestión de confianza. ERC, a través de un vehemente Gabriel Rufián, advirtió que si los casos de corrupción se limitan a José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García, la legislatura puede aún durar. «Pero si el caso sigue escalando, la ciudadanía tendrá que elegir», en referencia a unas nuevas elecciones generales. EH Bildu también endureció sus exigencias pero ya advirtió que pondrá pie en pared frente al eje PP-Vox. «Por nosotros esta legislatura no va a caer», zanjó Mertxe Aizpurua. A veces Bildu da la impresión de ser más sanchista que el propio PSOE.
El PNV aprieta pero no rompe. La espada de Damocles de la legislatura la tiene el juez del caso Cerdán
La comparecencia en el Congreso, con el anuncio de un plan estatal contra la corrupción, retrató ese último hilo de confianza, la última botella de oxígeno en la coyuntura más crítica. Su socio de gobierno, Sumar, garantizaba su respaldo al Ejecutivo para que «la luz de esperanza» progresista no se apague, aunque lo condicionó a un giro a la izquierda. El papel de Podemos, fuera del circuito en su rechazo maximalista al Gobierno, dejó ayer desdibujada a la formación morada, atrincherada en dar luz verde a unos nuevos comicios.
Los jeltzales optaron por el terreno central y recurrieron a un discurso muy crítico con Sánchez, pero también con Feijóo. Censuraron, incluso, que Sánchez haya intentado extender «la tinta del chipirón» y ponerse al frente de la manifestación «de regeneración», cuando, en su opinión, ha dejado numerosas preguntas sin responder. Pero garantizaron que «aun estamos a tiempo» y el presidente del Gobierno tiene todavía un margen, aunque resulte muy estrecho, para recuperar la situación. Lo más relevante es que dejaron abierta la posibilidad de un candidato socialista distinto como una posible salida al actual colapso. ¿Aviso a navegantes? No pasó desapercibida la alusión.
Sánchez hizo ayer un ejercicio de prestidigitador para exhibir un acto de contrición por haber confiado en Cerdán y en Ábalos. «Está en prórroga, y la prórroga no dura toda la legislatura», advirtió Míriam Nogueras, de Junts. Y Sánchez gana algo de tiempo y sale vivo del debate, aunque sigue grave, con un pronóstico sobre el que se puede cantar de todo menos victoria. La agonía puede durar todavía unos meses pero en estas circunstancias, salir vivito y coleando es ya casi un triunfo. Cuestión de mera supervivencia mientras Núñez Feijóo traspasaba una línea roja al acusar a Sánchez de ser partícipe a título lucrativo de negocios de prostitución, en alusión a las saunas gays de Madrid del que su suegro, ya fallecido, era socio.
El líder del PP entró en un terreno de guerra sucia personal que traspasa todos los límites conocidos hasta el momento. El PNV se lo reprochó pero la disputa que viene entre el PP y el presidente va a ser feroz. Lo que escuchamos ayer es el aperitivo. Los gritos de dimisión de la bancada del PP y los aplausos enfervorizados de los diputados socialistas presagian un irreversible choque de enorme agresividad que va a romper muchos tabús.
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