Gernika recuerda el horror
Se cumplen 80 años del bombardeo de la localidad vizcaína por parte de la Legión Cóndor
CARLOS BENITO / JULEN ENSUNZA
Miércoles, 26 de abril 2017, 18:53
Gernika vive la jornada de este miércoles con la mente puesta en otro 26 de abril, el de hace 80 años, cuando el bombardeo de la Legión Cóndor partió en dos el día de mercado y la historia entera de la localidad. Este miércoles, como entonces, la sirena de la antigua fábrica de armas Astra ha sonado a las cuatro menos cuarto de la tarde: en 1937, avisaba de la llegada de la aviación alemana, que atacó la villa durante más de tres horas y la dejó reducida a escombros; hoy, aquel estruendo de la guerra, un infierno de explosiones y derrumbes que los supervivientes nunca han podido borrar de su memoria, se ha conmemorado con un silencio de cuatro minutos que ha paralizado la localidad vizcaína, entregada al recuerdo del horror. Algunos supervivientes de aquel día fatídico se han encontrado poco después en el cementerio de Zallo, donde ha tenido lugar uno de los momentos más emotivos de la jornada: la ofrenda floral y el responso por los fallecidos en el ataque.
Los actos conmemorativos del 80 aniversario del bombardeo han arrancado por la mañana con el homenaje al periodista británico George Steer, en presencia de su hijo. Posteriormente ha tenido lugar la entrega de los Premios Gernika por la Paz y la Reconciliación al fotoperiodista Gervasio Sánchez y, de manera conjunta, al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC Rodrigo Londoño Timochenko, por el acuerdo de paz alcanzado en aquel país. Tanto el alcalde de Gernika, José Mari Gorroño, como los galardonados hicieron hincapié en la dificultad de construir una paz que merezca ese nombre y en la importancia que la memoria tiene en el proceso. «La paz perdurable es necesario mantenerla con una memoria justa y una verdad transparente», planteó el alcalde, que tuvo un recuerdo para los refugiados que ahora mismo están huyendo de escenarios similares al de la Gernika devastada.
Gervasio Sánchez, que ha desarrollado su trabajo periodístico en algunos de los conflictos más terribles del planeta, ahondó en esa difícil delimitación entre guerra y paz, que va más allá del cese de los tiros y los bombardeos: «La guerra no acaba cuando Wikipedia dice planteó. La paz es memoria, verdad y justicia». Por su parte, los representantes de los dos premiados colombianos (el alto comisionado Sergio Jaramillo, en nombre del Gobierno, y el asesor jurídico de las FARC Enrique Santiago) repasaron algunos de los logros y dificultades de las negociaciones de paz en el país americano. «La firma del acuerdo no representa el fin, sino más bien el comienzo del proceso», puntualizó Jaramillo, mientras que Santiago leyó un mensaje de agradecimiento de Timochenko («¡qué hermoso es recibir este abrazo de felicitación desde el otro lado del Atlántico!») y recordó que más de ochenta dirigentes sociales han sido asesinados desde la firma.
Ya por la tarde, tras los cuatro minutos de silencio en las calles, el acto en el cementerio ha concentrado a un buen número de personalidades y autoridades. Entre los presentes estaban el sobrino de Wolfram von Richthofen, el jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor que ordenó el bombardeo, y como Karl-Benedikt von Moreau, sobrino de un piloto que probablemente participó en el lanzamiento de las bombas incendiarias. El lehendakari, Iñigo Urkullu; la presidenta del Parlamento vasco, Bakartxo Tejeria, además del diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, el portavoz y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otaduy, los Gobiernos de Colombia y Alemania y representantes de ayuntamientos de localidades europeas, americanas y africanas conformaban, entre otros, la lista de representantes políticos. La ceremonia religiosa ha corrido a cargo del obispo de Bilbao, Mario Iceta, que exhortó durante la homilía a «ser todos constructores de paz y reconciliación».
A las siete de la tarde ha tenido lugar la puesta en escena de 'Gernika garretan', obra en la que los vecinos han escenificado por las calles diferentes situaciones del bombardeo. Esta representación del dolor de hace ochenta años concluirá en la Plaza de los Fueros, donde arrancó a las nueve y media la tradicional manifestación silenciosa con velas, que recorrió numerosos rincones del municipio y puso el colofón a una jornada consagrada al recuerdo.