Empecemos por lo básico: la red eléctrica gracias a la que satisfacemos nuestras necesidades de energía eléctrica es uno de los mayores ingenios tecnológicos creados ... por el ser humano y nuestra dependencia hacia ella es inmensa. Para tener disponible y de manera ininterrumpida toda la energía que nos apetezca consumir, las fuentes de generación conectadas a la red tienen que contribuir con una serie de servicios que garanticen su correcto funcionamiento. En la generación eólica, la renovable que más auge ha tenido hasta la fecha, desde hace más de una década su objetivo principal ya no es solo generar energía. Progresivamente, se le han ido requiriendo muchos servicios: contribuir a mantener la tensión de la red estable y a reparar cortocircuitos y contingencias, o a que la red posea una 'calidad armónica' aceptable (minimizar sus niveles de 'contaminación eléctrica').
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Todo esto que se le exige a la generación eólica, y que tiene un coste, se pide porque hace falta. Son servicios de red que las fuentes de generación de energía clásicas previas, como las centrales basadas en combustibles fósiles, ya ofrecían. Sin embargo, desde el momento en que las renovables tienen más peso en el 'mix' de generación y van ocupando el lugar de las centrales clásicas, se hace imprescindible que incorporen estos servicios complementarios. Todo para garantizar un correcto funcionamiento de la red eléctrica y evitar cortes de suministro o incluso apagones.
¿Qué le falta a la generación renovable para poder desplazar a las centrales clásicas? Para responder a esta cuestión, es necesario entender que en la red eléctrica es imprescindible que de manera instantánea se dé un equilibrio entra la energía demandada y la generada. Para afrontar este grandísimo reto, podríamos decir que las fuentes de generación incorporan dos mecanismos de control de energía.
El primero, un 'control de energía lento', consiste en estar adecuando continuamente la energía generada en un país a la que se está demandando. Esto se consigue fácilmente programando a lo largo del día el consumo de más o menos combustibles fósiles en una central convencional. La generación de origen renovable no podrá hacer esto, por naturaleza es variable y no se puede programar. El viento presenta rachas y perturbaciones y lo mismo ocurre con las centrales fotovoltaicas si tenemos un paso constante de nubes por delante del Sol. Además, la situación meteorológica condiciona notablemente el poder programar una generación de energía renovable. Para solventar este problema esencial, se puede optar por la vía de instalar mucha renovable en un país y acumularla en múltiples tecnologías de almacenamiento cuando sobre. Otra vía posible podría ser la interconexión con otros países y que, por ejemplo, se traiga de otro país al que le está sobrando renovable cuando a nosotros nos falta.
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El segundo mecanismo de control que incorporan las fuentes de generación podría denominarse un 'control de energía rápido', que principalmente se basa en incorporar un comportamiento 'inercial' (principio enunciado por Isaac Newton hace tres siglos). La red eléctrica presenta una inercia gracias a la cual durante un tiempo limitado se resiste a desestabilizarse cuando se da una diferencia entre la energía consumida por los usuarios y la energía generada. Las fuentes de energía clásicas presentan inercia de forma natural, sin embargo las renovables hoy no la tienen. Pues bien, nos tememos que en hoy la manera más solvente que tienen las renovables de incorporar inercia es por medio de tecnologías de almacenamiento 'rápidas', basadas por ejemplo en baterías.
Por tanto, para que las renovables ganen más terreno a las fuentes de generación clásicas es imprescindible que superen su intrínseca naturaleza de ser variables y no programables, para lo cual se necesita que incorporen más tecnologías de almacenamiento principalmente y más tecnologías de interconexión con otros países, si es que las condiciones geográficas y políticas lo permiten. También es necesario que incorporen más tecnologías de almacenamiento basadas en baterías, para que puedan aportar estabilidad a la red mediante 'control de energía rápido' (inercia sobre todo).
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Todo esto, aparte de ser un reto tecnológico, también supone un grandísimo reto económico, ya que estas tecnologías en la actualidad son muy costosas. Sin embargo, existen múltiples evidencias por todo el mundo de esta tendencia. Ejemplos cercanos son la incorporación de baterías que se realiza en parques eólicos como Oiz y Elgea, o la red de interconexión a través del Golfo de Bizkaia que nos une con Francia.
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