Absurdo
Es absurda la situación de quien espera algo que sabe que no va a suceder. Sin embargo, siempre hay una razón en la espera, aunque con el tiempo se ignore o se olvide
Hay cosas ciertamente absurdas en esta vida, por ejemplo, morir en un accidente, no habiendo cumplido todavía los cincuenta. Morir joven, sean cuales sean las ... causas verdaderas, no deja de ser un accidente, porque, aunque haya sucesos previsibles y de alguna manera sobrepuestos, y, por tanto, mentalmente inofensivos y superados, toda muerte tiene algo que ver con la casualidad. No conozco a nadie que quiera morirse, como no conozco a nadie que no quiera, en el fondo íntimo de su existencia, ser feliz. Nadie busca la infelicidad, al menos, directamente, como se busca fruta en el bosque, descanso en las vacaciones, personas con quien hablar, cuando la soledad aprieta y es difícil olvidarse de ella, apartarla de un manotazo, como se apartan los insectos impertinentes y pesados.
Es absurda la situación de quien espera algo que sabe que no va a suceder. Sin embargo, siempre hay una razón en la espera, aunque, con el tiempo, se ignore o se olvide. Todos esperan algo, aunque no todos lo confiesen, más por ignorancia que por vergüenza o temor. Al amanecer, que el día que se avecina no sea peor que el anterior, que la suerte, a lo largo de la jornada y en el transcurso de las labores encomendadas, no sea adversa, que sonría, con la boca llena de estrellas. Hay una relación entre la suerte y la felicidad, entre la ventura y la bondad o maldad de los acontecimientos: buenaventura y malaventura, bonheur y malheur, zorion y zoritxar.
Quien espera no desespera; quien deja de esperar es quien se aboca a la desesperación. La esperanza no es lo último que se pierde; tampoco es lo primero que se echa en falta. La paciencia de quien espera se pierde muchas veces antes en los lugares más inhóspitos. No debe de ser una virtud demasiado frecuentada por las gentes; por eso la sociedad admira la paciencia y a quienes la practican y hacen uso, y no desuso, de ella. La paciencia es una virtud, de las pocas reconocidas y ponderadas en este tiempo tan fluctuante que ha hecho de la prisa un medio y de lo inmediato una necesidad.
Entrar en un autobús urbano y cerciorarse enseguida de que ninguno de los pasajeros tiene en sus manos algo parecido a un libro produce desazón, la primera vez, ganas de reír las siguientes. El absurdo puede ser cómico o puede ser trágico. Hay hermosas historias cuyo mérito consiste en la utilización del humor absurdo, nimiedades para ir tirando. Quien no se siente satisfecho con poco es que no se siente satisfecho con nada.
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