La oleada de infecciones respiratorias, que ha disparado un 42% los ingresos hospitalarios en Euskadi por esas patologías en una semana, ha agudizado la presión ... asistencial sobre un sistema sanitario sometido ya de por sí a una fuerte tensión por una creciente demanda y por las carencias estructurales que puso de manifiesto la pandemia. El desbocado ascenso de los contagios, coincidente con un periodo vacacional que ha agravado la crónica falta de profesionales en la Atención Primaria, ha saturado algunos servicios, prolongado los tiempos de espera y obligado a varios hospitales a aumentar el número de camas reservadas para estas enfermedades. Ni el sobreesfuerzo del personal de Osakidetza ni las sensatas medidas organizativas aplicadas para responder a la situación han evitado colapsos que, aunque recurrentes en estas fechas, alimentan la imagen de un sector al límite de sus fuerzas que necesita cambios profundos para recuperar sus antiguos estándares de calidad.
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Ningún sistema de salud está preparado para asumir una avalancha inusual de pacientes sin que se resienta de una u otra forma la atención prestada. Las dificultades derivadas de la confluencia de la gripe A, el covid y otros virus respiratorios no remitirán de inmediato. Es más, los especialistas esperan el pico de incidencia para los próximos días, lo que augura la prolongación de los problemas en los centros de salud y hospitales de todo el país. Cabe reclamar una mayor eficacia a los gobiernos. Pero también un comportamiento responsable a la ciudadanía mediante un uso adecuado de los recursos asistenciales –por ejemplo, reduciendo las visitas a las Urgencias a aquellos casos cuya gravedad así lo aconseje– y con una de las lecciones que debería estar aprendida tras la pandemia: la prevención a través de las vacunas y del empleo de mascarillas en cuanto aparecen los primeros síntomas, una pauta seguida por una ínfima minoría.
Su uso obligatorio en ambularios, hospitales y residencias de mayores mientras persista la crisis, como ha recomendado la ministra de Mónica García, es una medida razonable que varias comunidades acaban de anunciar y que merece ser analizada. Hoy lo hará el Consejo Interterritorial de Sanidad. Lo único que cabe objetar a esta respuesta es su tardanza: habría sido preferible, cuando menos, evaluarla antes de que la expansión del virus.
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