El periodismo atraviesa una de sus etapas más complejas en la historia reciente. Una crisis profunda que se convierte en el umbral hacia un nuevo ... paradigma. En un mundo donde las amenazas a la democracia y la libertad de expresión se refuerzan, y donde las tecnologías transforman tanto las formas de comunicar como los modelos económicos, la necesidad de reinventar y reivindicar el periodismo se ha convertido en un imperativo moral y profesional. El reciente libro de Fernando Belzunce 'Periodistas en tiempos de oscuridad' recoge más de cien testimonios de periodistas de diferentes partes del mundo, que describen con rigor los desafíos y riesgos a los que se enfrentan cada día en la labor de contar la verdad. Las voces que se escuchan en el libro son un testimonio de resistencia de gente que hace su trabajo, que no busca la épica y que intenta contribuir a un mundo más justo, dando voz a los que no la tienen. En definitiva, profesionales. Desde los corresponsales de guerra, como Wahida Faizi, que enfrenta amenazas de muerte por defender los derechos de las mujeres en Afganistán, hasta las periodistas como María Ressa, galardonada con el Premio Nobel de la Paz, que relata el acoso sistemático que recibe por ejercer su labor en Filipinas, el libro ofrece un retrato duro, realista pero esperanzador de lo que significa ser periodista en un contexto global marcado por la polarización, la desinformación y los ataques a las libertades fundamentales. En un mundo donde las redes sociales amplifican las voces de odio, las fake news se multiplican como un virus, y algunos dirigentes políticos demonizan a los periodistas como enemigos del pueblo, el trabajo de los informadores se ha vuelto fundamental para la preservación de las democracias. La aparición de nuevos medios de comunicación, las redes sociales y la inteligencia artificial han cambiado radicalmente las reglas del juego. El desafío ya no es solo mantener la objetividad, la independencia o la ética, sino también resistir, buscar espacios de confianza y cercanía, y contraponer ante aquellos intereses que buscan chapotear en la posverdad. La pregunta que surge es: ¿Cómo puede sobrevivir un periodismo ético, riguroso y comprometido con la verdad en un entorno tan volátil? Sin embargo, frente a estos desafíos, hay una constante que atraviesa las voces de los periodistas entrevistados: la vocación y el compromiso con la verdad.
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