«El último gesto para salvar la legislatura»
Entre líneas ·
La legislatura sigue en un terreno muy embarrado, con serias incógnitas sobre su viabilidadEl curso político se ha reiniciado bajo un clima de máxima tensión política e institucional, como se ha visto en la solemne apertura del año ... judicial en un acto presidido por el Rey y en el que participó el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, a punto de sentarse en el banquillo. La imagen del acto va a ser una constante en los próximos meses, lo que supone un evidente deterioro de la institucionalidad. La legislatura sigue en un terreno muy embarrado, con serias incógnitas sobre su viabilidad. El anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que, aunque no disponga de unos Presupuestos, no convocará elecciones anticipadas, resulta bastante revelador de los tiempos de zozobra que vienen. La erosión va a seguir y el riesgo es que el choque frontal desgaste no ya a los partidos en liza, sino al propio sistema para beneficio ultra.
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En este contexto, Cataluña se convierte en el talón de Aquiles del presidente. La Diada de este jueves, 11 de septiembre, va a permitir comprobar que la apuesta de Sánchez por apaciguar la situación catalana ha dado sus frutos en la medida en la que, al perder la mayoría absoluta, el independentismo ha perdido su capacidad desestabilizadora desde las instituciones. El desfondamientro social del procés y la división independentista dibujan una relación de fuerzas desfavorable para los promotores de la secesión. Otra cosa es la llave que tienen los partidos soberanistas catalanes –especialmente Junts– que les permitan un potencial muy sensible a la hora de influir en la política española.
En algún momento Sánchez va a tener que plantarse y decir que no, y a partir de ahí convocar elecciones. No estamos tan lejos de esa imagen aunque veces los discursos políticos vayan en otra dirección. □Después de la reunión del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y Carles Puigdemont, la siguiente pieza del puzle es la foto entre Sánchez y el presidente. Es una imagen cargada de riesgo, pero a la altura en la que estamos puede que haya asumido que es un gesto, la última bala, que tiene que usar para salvar in extremis la llegislatura.
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