Errenteria
Sin ellas se verá un poco más borrosoÓptica Xenpelar. Isabel Navarro y Mari Carmen Salaverría llevan desde enero llamando a su amplia y fiel clientela antes de cerrar la persiana a finales de mayo
«Los comienzos no fueron fáciles», asevera Isabel Navarro. No le aseguramos que el final vaya a ser llevadero. Cuando llega el momento de dar el paso se puede pensar en disfrutar de una nueva etapa que comienza, la de la jubilación, pero antes toca afrontar el duelo y despedirse de una larga lista de clientes que han tenido como referencia durante muchos años a Óptica Xenpelar, local que cerrará la persiana a finales de mayo si no acaban traspasándolo a alguien que quiera hacerse cargo. Ellas, tanto Isabel como la que ha sido su compañera de viaje durante prácticamente cuatro largas décadas, Mari Carmen Salaverría, barruntan que «será complicado porque hoy en día es difícil que alguien coja esto».
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Cuando toca poner fin a una etapa, uno recuerda de dónde viene y lo que ha sido un recorrido de «altibajos» que ha durado ni más ni menos que treinta y siete años. «Al principio abrí yo sola el negocio», rememora Isabel (había estudiado óptica y era su gran ilusión). Luego «como necesitaba una persona que me echara una mano apareció Mari Carmen por medio de su hermana y desde entonces hemos estado juntas». Agradece el empuje de su compañera, que lleva un año menos que ella en la Óptica. Ambas coinciden en que «los inicios fueron bastante difíciles porque tuvimos que cargar con toda la hipoteca y compramos el local».
Al ser un espacio antiguo y que se usaba como vivienda –vivía el pelotari Melchor Guruceaga– «estaba toda para construir», recuerdan. Cuando abrieron «tuvimos que ir ganando clientes. Gracias a Mari Carmen, que es de Errenteria», agradece la irundarra Navarro, «fuimos atrayendo gente, conocidos, familiares... Fue un largo y duro proceso pero hoy podemos decir que estamos muy contentas con la cantidad de muestras de cariño que hemos recibido», sostienen. No obstante, durante todo este tiempo hubo varios contratiempos, con la incertidumbre del Covid o el miedo con los indigentes.
37 años «dan para mucho bueno y no tan bueno», comenta Navarro. En cuanto a las peores etapas, además del inicio, tampoco guarda buen recuerdo «ni antes ni durante el Covid». Antes de la llegada de la pandemia «se instalaron en la plaza de los Fueros unos indigentes y, junto a los vecinos, hemos estado luchando con el Ayuntamiento y los municipales pero nos dicen que no pueden hacer nada por ley». La llegada de las multinacionales también ha hecho daño. Si se quedan con temporadas fructíferas, no se olvidan cuando «el mercado se encontraba en Merkatuzar y teníamos más tráfico de gente», indica Navarro. «Daba más vida», añade Salaverría.
Lo que más le ha caracterizado a la Óptica Xenpelar ha sido sin duda «el trato. Luego también el género que tenemos, hemos trabajado con muchas casas de calidad y variedad, diseñadores distintos a los de los comercios y que no tienen los demás. Nos ha venido muy bien porque la gente está muy contenta. Y después con una garantía, con un plus o más de lo que se debe. Aunque pasara el año, siempre procurábamos estar un poco más», afirman.
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En cuanto a las gafas no ha habido grandes cambios, más allá de que «las gafas de sol no se venden tanto por aquello de que internet se lo ha comido todo» y las lentes de contacto desechables «han ido ganando peso». Eso sí, también creen que «el dicho de 'yo quiero unas gafas buenas para toda la vida' ya no se lleva». Ahora la gente va «más a la moda».
Respecto al local «cambiamos de lugar el mostrador y ahora contamos con una planta que se utiliza como almacén. El suelo también lo cambiamos y en el escaparate pusimos todo cristal, porque nos han intentado robar varias veces y de diferentes manera», coinciden ambas.
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Clientes que ya son amigos
A lo largo de todos estos años han compartido muchos momentos con su clientela. «Hay cosas muy curiosas que nos dice la gente sobre los ojos y demás que te ríes. Historias muy divertidas. Hay mujeres que se desahogan con muchas cosas porque no tienen a quien contárselo. Entonces por ello hay más unión», reconocen. De hecho, querían trasladar todo eso a un libro, pero al final quedó en un mero pensamiento.
Lo que no se les va a olvidar es «a toda esa gente que hemos mantenido porque quiere precisamente este trato, no un trato de tiendas que luego se te van unos, vienen otros... Hay muchos que son amigos después de tantos años», comenta Navarro. «Tenemos la mejor clientela y por mucho además», asegura Salaverría. «Con los vecinos también nos marchamos muy contentos, tanto con los comerciantes como con los de las casas», aportan.
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Desde enero llevan llamando a su amplia clientela para darle las gracias por confiar en ellos y ahora en abril colocarán carteles para que se entere el resto de la ciudadanía. La próxima etapa se la toman con calma. «Queremos descansar, sin tener un horario, y sobre todo disfrutar de la vida», se despiden.
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