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Ileana Udvar, Ainhoa Aguado y Idoia Berra junto a Juan Carlos Jauregi y Edurne Lekuona. Arizmendi
Academia Sarita

Cierre en Errenteria: «Tras 45 años es el momento de controlar nuestro tiempo»

Juan Carlos Jauregi y Edurne Lekuona cierran este miércoles oficialmente la Academia Sarita dejando atrás innumerables recuerdos

Martin Sansinenea

Errenteria

Martes, 29 de julio 2025

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Cuántos recuerdos acumulados entre unas paredes. Cuántos momentos. Cuántos alumnos. Errenteria despide hoy a uno de los establecimientos más conocidos. La Academia Sarita. Un lugar en el que la enseñanza enfocada en el ámbito del cuidado del cabello ha sido la base. Sin embargo, además de haber sido la peluquería de confianza de muchos vecinos, después de tantos años es imposible contener la emoción.

«Aquí se ha creado una familia», asegura Juan Carlos Jauregi, quien junto a su mujer, Edurne Lekuona han mantenido el negocio hasta ahora. Junto a ellos, tres trabajadoras, que «son familia», afirma Lekuona. Idoia Berra, Ainhoa Aguado y Ileana Udvar, han sido parte del equipo de la Academia Sarita. Las tres, con lágrimas en los ojos también dicen agur a la que ha sido su casa.

Inicios como peluquería en 1967

Un hogar que arrancó como una peluquería, pero que «desde el año 1967 pasó a ser también una academia, pero mi madre arrancó con el negocio en el 1956 como peluquera», asegura Jauregi, que junto a Lekuona, ha regentado el negocio desde el 1980.

45 años al frente de un lugar de los que cada vez quedan menos. «Cuando arrancamos sí que había varias academias de peluquería, pero hoy en día quedan cada vez menos», afirma Jauregi. «Éramos unas trece academias en toda Gipuzkoa, pero hasta hoy en día no han sobrevivido muchas», añade Lekuona. Sin embargo, la que sí ha aguantado ha sido la academia errenteriarra.

A este respecto, «las cosas han cambiado mucho», subraya Jauregi. «Nosotros hemos sobrevivido en gran parte porque nuestras alumnas eran personas que venían de otros países», recuerda. Y es que «las personas que antiguamente se formaban en este ámbito eran mayoritariamente mujeres, y hoy en día deciden estudiar otro tipo de carreras».

Por ello, después de tantos años, otro negocio dice agur. Un cierre que puede doler, pero que también es merecido. «Nos toca descansar, y aunque al principio será algo extraño, nos merecemos hacer lo que nos apetezca». Una jubilación que se han ganado a pulso. «Tenemos esa ilusión por controlar nuestro tiempo, por ver un viaje en Internet y hacerlo sin tener que pensar en la academia o otro tipo de cosas como ha sido el caso hasta ahora».

«Estamos satisfechos»

Después de casi siete décadas, y casi cinco como academia, Tanto jauregi como Lekuona tienen un sentimiento de satisfacción. No es para menos. «Por nuestra academia han pasado cientos de alumnas, y muchas han abierto su propia peluquería, algo que nos llena mucho». Un proceso que también vivirá Aguado, quien también abrirá su propia peluquería en septiembre de este año.

Por su parte, Berra trabaja actualmente en la residencia Sagrado Corazón, lugar en el que «estoy muy contenta desde hace tres años». Allí, las clientas «también son exigentes», asegura entre risas. Asimismo, Udvar también se tomará un descanso, pero como afirma Jauregi, «seguro que en un futuro trabaja con Ainhoa en su establecimiento».

«Hemos compartido todo»

Con el cierre del negocio, la pareja dejará su trabajo. Algo de lo que otros huyen, el compartir empleo, «es algo que nos ha unido más», subraya Lekuona. Y es que en la academia «hemos compartido momentos buenos, y momentos complicados, y eso ha hecho que nos conozcamos mejor». Entre esos tiempos complicados uno sobresale por encima del resto. La pandemia. «Esa época se hizo muy cuesta arriba, no solo por el confinamiento, sino por lo que costó volver a la normalidad».

«Tras tantos años trabajando, se puede decir que las empleadas también son parte de nuestra familia»

Por su parte, recuerdan que «solo nos separábamos las tardes de los martes y jueves, cuando ella hacía el taller de pintura y yo el de fotografía», recuerda Jauregi. Ahora compartirán muchas cosas, de las que seguro también disfrutarán.

Por su parte, los dos concuerdan en que «cada uno ha hecho su tarea, algo que creemos que es fundamental», asevera Lekuona. «Si tienes un bar, lo ideal es que una persona se encargue de la cocina y otra de la barra, y nosotros hemos hecho eso».

Un agradecimiento especial

Por último, tanto Lekuona como Jauregi quisieron hacer una mención especial a toda su clientela. «Nos gustaría agradecer su fidelidad y su paciencia, porque este era un servicio de academia y nuestras alumnas practicaban con sus cabezas».

Además, «de todo corazón queremos agradecerles su generosidad, y su confianza en nosotros, porque sin ellas no podríamos haber llegado hasta donde lo hemos hecho».

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