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Un grupo de yeguas pasta plácidamente en una de las campas junto a la línea de costa de Jaizkibel. Belauntzaran
Mendira

Erramutz, a la sombra del viejo torreón

Pequeña cima de 386 metros de altitud que visitamos durante una ruta que nos acerca a Irupuntxa y nos descubre preciosos rincones de la costa

Viernes, 11 de julio 2025, 10:26

Azul. Un intenso color azul se adueña del horizonte desde los alrededores del santuario de Guadalupe de Hondarribia con unas magníficas vistas de la bahía ... de Txingudi y el mar Cantábrico. Lo mismo ocurre desde Erramutz (386 m.), esa discreta cima de la línea de Jaizkibel, situada a la sombra de la torre del mismo nombre.

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Los restos del torreón de Erramutz nos acercan parte de la historia bélica de Jaizkibel. No se puede obviar que fue un escenario importante durante la última Guerra Carlista (1872-1876), período en el que se construyeron fortificaciones como el Fuerte de Guadalupe y los torreones de Jaizkibel para defender la zona de Irun y Pasaia. Tal y como señala Juan Antonio Sáez García en su obra 'Torreones de Jaizkibel y fuerte de San Enrique' la última guerra (1872-1876) es la que sirve de marco temporal a la construcción del fuerte de San Enrique y de las torres de Jaizkibel pertenecientes al término municipal de Hondarribia. La línea Jaizkibel estuvo constituida, de oeste a este, «por el castillo de Santa Isabel, el fuerte de Lord Jhon Hay, los torreones I, II y III, el fuerte de San Enrique, los torreones IV y V yel fuerte de Guadalupe (que no debe confundirse con el inaugurado en 1900). Las cuatro últimas fortificaciones mencionadas se encuentran en el término municipal de Hondarribia. A ellas habría que añadir, exteriores al ámbito de Jaizkibel propiamente dicho: la casa fuerte de Torrealta (también conocida como 'Llobregat'), el caserío fortificado de Larragain, así como los muros y algunos tambores aspillerados levantados sobre el trazado de las poderosas y ya inservibles murallas que rodean el núcleo urbano de Hondarribia».

Según distintos historiadores «fuertes y torres estaban destinados a controlar el espacio rural, emplazándose en colinas que dominaban su entorno, mientras que las poblaciones realizaban cierres de las calles mediante muros aspillerados que eran desmontados al terminar la contienda». El torreón de Erramutz fue levantado por el ejército liberal durante la última guerra carlista. Es diferente a los otros cuatro torreones de Jaizkibel, ya que es el único que posee planta cuadrada de 5,40 m de lado. Está organizado en planta baja, primera planta y azotea aspillerada. Fue construido sobre una plataforma con objeto de nivelar el terreno.

Información MIDE

  • Acceso Siguiendo la GI-636 se acceder al parking de Erentzinburkaitz bidea.

  • Horario Ruta con unas magníficas vistas que se puede realizar en dos horas y media. Interesante contar con un track aunque hay numerosas marcas y señales por la zona.

  • Distancia 9,52 km

  • Desnivel positivo 411 m

  • Severidad del medio 3

  • Dificultad orientación 3

  • Dificultad del terreno 3

  • Esfuerzo necesario 3

«Los muros exteriores de la planta baja muestran un ligero talud hacia el exterior, al ser más gruesos en la parte baja (90 cm) que en la alta (70 cm). Posee una aspillera abierta en cada cara formando el primer orden de fuegos y disponía (según el proyecto) de un hogar con su chimenea que atravesaba los forjados de las plantas superiores hasta llegar a la azotea», apuntan. «El acceso se realizaría presumiblemente mediante una escalera de madera o metal. La azotea (desaparecida) era también diferente al las del resto de los torreones, principalmente porque el parapeto de fusilería poseía en cada lado un sector amatacanado, ligeramente saliente del paramento, sustentado en solivos reforzados con apoyos al muro. Estos matacanes permitirían la defensa fusilera del pie del torreón».

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Punto geodésico en la cima de Erramutz, escondida poir la maleza. La escasa rpesencia de ganado hace que se apodere el zarzal.

En la actualidad el torreón no conserva toda su altura. Fue consolidado en el año 2022, actuación consistente en su desbroce, eliminación de escombros en su interior, consolidación de los muros perimétricos, reposición de mampuestos y sillarejos desprendidos, rejuntado y protección de su coronación, todo ello con el objetivo de evitar su deterioro progresivo, estabilizando de esta manera su estado de ruina progresiva.

Entre torres y calas

Para la ruta de esta semana nos acercamos hasta la localidad costera de Hondarribia desde la que nos dirigimos hacia el santuario de Guadalupe. Continuamos por la carretera que nos conduce a Jaizkibel. Aparcamos en el parking cerca del inicio de Erentzinburkaitz bidea tal y como indica una enorme piedra de arenisca que lleva una inscripción con este nombre. Tras pasar el paso canadiense continuamos el camino de tierra que nos ofrece unas magníficas vistas de la costa con un mar en calma. Una jornada de verano con cierto calor, nos permite pasear por este paraje tan hermoso mientras seguimos las marcas blancas y rojas que nos acercan a una puerta metálica, tras dejar atrás una fuente a nuestra izquierda. Continuamos nuestro paseo hasta llegar a una nueva piedra que suponemos fue utilizada en algún molino de la zona, en la que leemos la inscripción Gaztarotz bidea.

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Poza en la que confluye Mindegi erreka en el mar.

En este punto seguimos la pista descendente a la derecha de la señal vertical que nos conduce hasta una edificación derruida. Seguimos el sendero que se abre después de abandonar la pista y nos va acercando a la costa, en la que ya podemos contemplar las formaciones de piedra esculpidas por la fuerza del agua, del mar y el cielo, y el viento. Se trata de las cubetas, paramoduras y las bellas geoformas laminares.

Destacan por sus formas y colores que pasan de ser blanquecinos a naranjas de diferente intensidad. Todo un espectáculo de la naturaleza que se concentra en el precioso valle de los colores de Jaizkibel.

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Sin darnos cuenta, tras caminar unos 4 kilómetros, alcanzamos la zona Irupuntxa. Desde allí, optamos por caminar siguiendo un estrecho sendero en el que aparecen nuevas marcas rojas y blancas que nos conducen el punto de encuentro del río Mindegi y el mar Cantábrico. Un lugar idílico que bien ha merecido el esfuerzo, aunque somos conscientes de que lo más duro está por llegar. A partir de ese punto toca el ascenso al punto de salida aunque optamos por seguir el sendero de la costa que nos conduce hasta una zona de pasto en el que un grupo de yeguas nos observa.

A partir de ahí, siguiendo el rastro de lo que fue una pista de tierra transitada en pocas ocasiones por vehículos, comenzamos el ascenso. Unos tres kilómetros de pendiente que nos vuelven a conducir hasta la pista de tierra y la puerta metálica. Tras un kilómetro de marcha alcanzamos el parking de partida, desde el que, tras cruzar la carretera, nos adentramos en la loma de la línea de Jaizkibel. Siguiendo el sendero utilizado por las yeguas que pastan por la zona y superando un pendiente algo exigente, divisamos la torre de Emautz. Las vistas son espectaculares con el mar, Hondarribia a nuestros pies, Larrun, ... A escasos metros, entre la maleza observamos el punto geodésico, en el que entre la argoma y el zarzal descansan los restos esparcidos de un equino. Los buitres se dieron un buen festín.

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Avanzamos hacia Jaizkibel hasta llegar al dolmen de Jaizkibel IV. En ese punto descendemos nuevamente hacia la carretera que se encuentra a unos 300 metros cuesta abajo. Siguiendo nuevamente el sendero abierto por los cuadrúpedos, llegamos a la alambrada junto a la carretera que logramos atravesar por un paso de madera muy cerca del parking. Ha sido un gran placer.

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