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Erlaitz: el guardián de la muga
Impresionan las magníficas vistas que ofrece esta discreta cima situada dentro del parque natural de Aiako Harria, que guarda muchos secretos
Un castillo, un nevero, un búnker, un fuerte,... Erlaitz está repleto de rastros históricos que si pudiéramos escudriñar, tal vez, nos desvelaría los secretos de los diferentes episodios bélicos de los que ha sido testigo. En la cima de la cercana colina de Erlaitz (497 metros) se encuentran distintas construcciones militares construidas en diferentes momentos: una pequeña torre circular (Torreón de Erlaitz) hoy desaparecida (1882); el Fuerte de Erlaitz, cuya construcción fue iniciada en 1891 y paralizada un año después.
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Todos esos edificios, o los restos de muros y torres, se encuentran en un lugar único. Las vistas son espectaculares y la belleza que se puede disfrutar desde el buzón con forma de vagoneta colocado en la zona alta, son espectaculares. Bidasoa, un día soleado de primavera, se muestra exultante de vida con un impresionante mar Cantábrico al fondo y Aiako Harria, esa gran mole de roca granítica que nos muestra el poder de la naturaleza en estado puro.
Erlaitz no goza de la popularidad de Aiako harria, ni de ninguna de sus tres cimas, pero merece la pena acercarse a ella y respirar el halo de energía especial que la envuelve, mientras descubrimos parte de la historia de este territorio en el que sus piedras guardan en silencio el espíritu que forjó a mujeres y hombres valientes.
Diferentes recorridos acercan al senderista hasta esta sencilla cima, junto a la que nos encontramos diferentes edificaciones en la cima del monte Erlaitz. Muchas de ellas forman parte del Campo Atrincherado de Oiar-tzun, compuesto por ocho fortificaciones de las que solo se construyeron tres (Guadalupe, San Marcos, Txoritokieta), que fue proyectado a finales del siglo XIX para evitar una posible invasión francesa. En 1891 comenzaron las obras del fuerte de Erlaitz siguiendo el anteproyecto realizado en 1885 por los ingenieros Rojí y Roldán, que fueron paralizadas en 1892 al rechazarse el proyecto definitivo del fuerte realizado por Luis Nieva.
INFORMACIÓN MIDE
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Acceso: Seguimos la carretera GI-3454 entre Oiartzun e Irun para llegar al parking de Elurretxe en el kilómetro 8.
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Horario: El paseo desde Elurretxe hasta Erlaitz es muy recomendable para realizar en familia dada su sencillez. Ronda las dos horas y media a un ritmo tranquilo.
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Distancia: 9km.
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Desnivel positivo: 286 metros.
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Severidad del medio: 1.
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Dificultad orientación: 1.
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Dificultad del terreno: 1.
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Esfuerzo necesario: 2.
Los datos históricos apuntan que este fuerte debía acoger 300 hombres y estaba protegido por varias baterías y un gran foso. Finalmente, tras la Guerra Civil, la dictadura franquista ejecutó una serie de búnkeres para asegurar la frontera ante la amenaza de un ataque de los aliados. A escasos metros del buzón de Erlaitz se puede ver uno de esos búnkeres que pasa desapercibido.
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Siguiendo el sendero marcado por el tránsito de numerosos senderistas, menos de un kilómetro, se encuentran las ruinas del fuerte de Pagogaina. Cubiertas de maleza y zarzal, permanecen semi ocultas junto al punto geodésico. Este también fue levantado junto a los torreones de Erlaitz, Pika y Endarlatsa al finalizar la Tercera Guerra Carlista (1882), para proteger la frontera ante una nueva insurrección carlista.
El fuerte de infantería de Pagogaina, según un informe realizado por Juan Antonio Sáez García, contó con 84 hombres oficiales y oficiales, fue demolido en 1891. Al parecer, el edificio presentaba una planta de cruz latina, con una gran torre en su centro (8 m. de alto), contando de planta baja (cocinas, almacenes), planta primera y terraza. Las naves laterales disponían de una planta estando destinadas a la tropa. El edificio resultó muy dañado durante la Guerra Civil y abandonado.
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La estratégica ubicación de una y otras cimas fueron claves en diferentes momentos bélicos. Durante la II Guerra Mundial fueron testigos silenciosas del paso de decenas de personas aprovechando la oscuridad de la noche. Los miembros de la 'Red Comète', encargada de la salvaguarda de los aviadores aliados derribados realizaron una extenuante labor para salvar la vida de soldados, entre los que se encontraban numerosos aviadores, siguiendo los senderos de los contrabandistas y sus indicaciones, se consiguió evadir a más de 800 personas entre 1941 y 1944 a pesar de sufrir numerosas bajas por su actividad por el peligroso paso de la zona de Endarlatsa.
Entre la cima de Erlaitz y la de Pagogaina, otra piedra es protagonista. En Soroeta, se encuentra un mugarri, conocido como el 'mugarri del desertor'. Según Serapio Mujika era una advertencia para los soldados que querían pasar la muga. La piedra cuenta con una inscripción difícil de descifrar, pero parece que dice: «Desde aquí la deserción tiene pena de la vida».
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Desde el collado Elurretxe
Una de las opciones sencillas para visitar Erlaitz parte desde Elurretxe. Este recorrido es recomendable para realizar en familia por su bajo desnivel y su interés histórico, así como natural.
Las marcas rojas y blancas y amarillas, en algún punto, nos indicarán el sentido que deberemos seguir después de dejar atrás los enormes postes eléctricos. En lugar de seguir el sendero hacia la derecha, que nos conduce hacía las cimas de Aiako Harria, nos acercaremos hasta el nevero de Arburuko gain situado en el bosque de alerces. Después, avanzaremos por el bosque siguiendo un camino más ancho que nos acerca a varias charcas. Las lluvías caidas los últimos días hacen que estén llenas y según indican los paneles informativos que se encuentran junto a ellas es importante respetarlas para la vida de los anfibios de la zona.
Avanzamos tranquilamente siguiendo el camino, que discurre en paralelo con la carretera que discurre entre Oiartzun e Irun, la GI - 3454. Las vistas son espectaculares en un día de sol como el que disfrutamos. Un nutrido grupo de vacas y algunas yeguas eran conscientes de ello e ignorando nuestra presencia hacían acopio del alimento necesario que por estas fechas huele ya a hierba fresca.
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Continuamos por el camino hasta llegar al alto de Arbiun, en el que a un lado vemos una base de hormigón sobre la que se encontraba una antigua cruz, cuyos restos se pueden ver por el suelo. Tras un ligero descenso, llegamos a la altura de la carretera, que no es muy transitada, pero en lugar de pasar por ella, optamos por seguir el sendero que sigue a un lado, hasta llegar a un área de descanso bien acondicionado con asadores, mesas...
Tras dejarlo atrás, cruzamos la carretera asfaltada, para comenzar la subida al Erlaitz. Pronto vemos las ruinas de su fuerte, junto a las que un nutrido grupo de vacas pasta tranquilamente en el amplio prado, desde el que las vistas a la gran mole de Aiako Harria son espectaculares. En la cima, se encuentra su buzón y la torre con la plataforma. Cuidado. Debajo, se pueden ver las ventanas del bunker.
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Bajamos para volver a cruzar la carretera, antes de iniciar la subida al fuerte de Pagogaina. Recién cruzada la carretera se puede ver la piedra de los desertores, que según Serapio Mújika se colocó para que fuese traspasada por los desertores. Tras superar la subida alcanzamos el punto geodésico de Pagogaina y las ruinas de su fuerte. Regresamos por el mismo camino hasta el parking de Elurretxe. Aiako Harria siempre impresiona.
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