Andatza, un silencioso paseo entre trincheras

El silencio inunda cada rincón de Andatza (562 m.), Una pequeña borda, el buzón, el punto geodésico y una antena, sobre una gran base de cemento, se sitúan en la cima de esta discreta cima. Andatza forma parte del modesto cordal que se desgaja hacia el norte del macizo de Hernio y al que el río Oria le impide llegar hasta la costa, pero dada su cercanía al mar, aprovechando algunos claros entre los enormes bosques de coníferas que la rodean, se pueden ver sus aguas azules.

Ese silencio es el señor de este monte, testigo mudo de enfrentamientos muy duros que sucedieron hace unas pocas décadas. A unos metros nos encontramos el refugio de Andatza, junto al que se puede ver uno de los paneles informativos que resumen los episodios acontecidos en esa zona en la Guerra de 1936.

La asociación por la memoria histórica de Usurbil ha colocado diferentes paneles y señales que además de contar lo ocurrido en el lugar, ubica las trincheras y otros puntos interesantes que nos ayudan a conocer la historia más cercana de la contienda. Dicha asociación fue fundada en 2021 por un grupo de vecinos para recuperar la memoria de Usurbil.

Según destacan en su página web, el objetivo de la asociación «es investigar, recoger y difundir los terribles acontecimientos relacionados con la Guerra de 1936. Es decir, se trata de visibilizar las injusticias ocultas y secretas de Usurbil durante años. Siempre por la vía de los derechos humanos, el respeto, la convivencia, la reparación y la justicia».

Recuerdan que el 18 de julio de 1936 se produjo un intento de golpe de Estado contra la II República española. Tras la derrota de los golpistas, comenzó la guerra. Ese día se inició un golpe de Estado militar en Gipuzkoa, pero las organizaciones políticas y sindicales respondieron firmemente a favor de los Gobiernos republicanos. «La capital del territorio se convirtió así en el primer objetivo militar de las huestes fascistas navarras», destacan. También recogen que «en las semanas siguientes, y en distintos puntos de Gipuzkoa, las unidades favorables al golpe estatal avanzaron paulatinamente hacia San Sebastián. Este camino no fue nada fácil y así lo atestiguan las batallas de Erlaitz o Irun, entre otros».

La población de Usurbil, como es de suponer, no fue ajena a este contexto bélico. «El monte Andatza y sus alrededores se convirtieron a finales de agosto de 1936 en un importante punto de defensa leal. Apenas una semana después, tenemos documentado el primer tiroteo en este frente de combate: cuando los fascistas ocuparon San Sebastián organizaron una ofensiva en este sector. Así, el 15 de septiembre, precisamente, las fuerzas antidemocráticas avanzaron hasta las posiciones próximas al monte Andatza, donde al día siguiente tomaron las últimas posiciones gubernamentales. Dominados por estas fortificadas alturas de monte, en pocas horas los fascistas llegaron a los pueblos más cercanos: Usurbil y Aginaga». El monte Andatza y sus alrededores se convirtieron en un importante punto de defensa leal y prueba de ello es que a día de hoy hay identificados cinco campos de batalla en el monte Andatza.

Además de recoger lo acontecido en los alrededores de este monte, los miembros de la asociación usurbildarra han publicado una amplia lista con datos e información de los fallecidos tras los enfrentamientos entre los batallones de ambo bandos. En total, «los nombres de los 19 milicianos y gudaris y 55 heridos que dejaron su vida en aquellos combates». Además, han llevado a cabo excavaciones de las trincheras en las que esos soldados se protegían y sitiaban para frenar a su enemigo, Para recuperar las trincheras de Andatza, a lo largo de dos años, en 2022 y 2023, se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas en las que aparecieron cientos de casquillos de bala y diversos objetos que atestiguaron la dureza de los combates. Ese trabajo lo ha realizado un equipo de arqueólogos, miembros de la asociación y algunos jóvenes de la localidad en auzolan.

Para dar a conocer esa información, los miembros de la asociación también han señalado 'Andatzako Oroimen Ibilbidea' «para hacer visible este patrimonio histórico de Usurbil». El objetivo del recorrido, según sus creadores, «es informar sobre algunos acontecimientos ocurridos en Usurbil y en el monte Andatza en torno a la guerra de 1936, explicar el contexto histórico y mostrar las trincheras recuperadas tras el trabajo arqueológico realizado en 2022 y 2023». La Ruta Memorial de Andatza quiere visibilizar este patrimonio histórico y además de marcar el camino y facilitar las explicaciones, han colocado flechas, paneles y tótems con QR en los lugares más destacados.

Por otro lado, esta primavera realizaron una visita teatralizada. En ella, una treintena de figurantes, muchos de ellos vecinos y miembros de asociaciones memorialistas, escenificaron diversos episodios de partidarios de la república, como los controles de montaña, la respuesta a la ofensiva golpista o la conversación de periodistas del Frente Popular con el comandante Saseta. En la misma salida, también se ofrecieron explicaciones históricas, bélicas y arqueológicas a los cerca de 80 visitantes que acudieron.

Para subir a Andatza existen diferentes rutas. Nosotras la realizamos desde Aginaga, pero la más habitual es la que comienza en la ermita de San Esteban de Urdiaga, en el barrio Santuenea tras cruzar el puente de Zorrotza.

Desde la ermita tomamos la pista que nace justo frente al pórtico, deja atrás la barriada y, en dirección sur, se aproxima a la vertiente este de la montaña por la pista que lleva al caserío Igartzazabal, situado en un bello paraje de pastos y bosques en el que destacan unos imponentes castaños. La pista, aun de cemento, realiza un amplio rodeo por la cabecera de la vaguada y gira luego al este junto a las ruinas, ya casi ocultas por la maleza, del caserío Puela. Más adelante, la cuesta se empina para alcanzar el caserío Puela Berri, donde el cemento da paso a un camino carretil roto por las torrenteras. La ruta asciende por el pinar y desemboca en una pista que no haremos más que cruzar para tomar, en frente a la derecha, un atajo que va cortando el camino principal y sube por la loma Txurrigilleta hasta la cruz de Juanasoro, desde la que se puede disfrutar, sin vegetación, una excelente panorámica que llegaba hasta San Sebastián. Toca otra subida, pero en esta ocasión la pendiente es más suave, el camino sigue el cordal cimero y no tarda en desembocar en el cortafuegos de la vertiente este, donde pasaremos por un área recreativa con mesas, asadores y un refugio libre apenas trescientos metros antes de alcanzar la cumbre. Descendemos por el cortafuegos de la vertiente sur (izquierda según hemos llegado a la cima) hasta el collado Zigortza, donde un panel ilustra sobre la Estación Megalítica. Allí seguimos la pista de la izquierda. El camino tras el apso de los senderistas nos lleva hasta el atajo de la subida y, por la ruta ya conocida, al punto de partida.