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Un grupo de yeguas pasta en los alrededores de Aizan desde donde las vistas de la sierra de Aralar, Aizkorri y otras, son espectaculares. Belauntzaran
Mendira

Aizan, un baño otoñal de bosque perfecto

Esta discreta cima navarra, situada junto a Petriketa y Eguzkizko muino, ofrece unas magníficas vistas y cuida de los bosques que la cobijan

Viernes, 17 de octubre 2025, 15:20

Un mar boscoso inunda los límites de Leitzalarrea. Otoño es un magnífico momento para acercarse y darse un baño de bosque. Los alrededores de Leitzalarrea ... son un lugar perfecto para sumergirse en la inmensidad de hayas, robles, abetos, coníferas... que pueblan la extensa superficie que va abandonando los tonos verdes para estrenar los rojizos, ocres, marrones, amarillentos, dorados incluso, mientras decenas de hojas caen desde el cielo azul. Hegoi se encarga de zarandear las robustas ramas de las hayas que silenciosas permanecen solemnemente inamovibles, sabedoras de su fortaleza, aunque conscientes de la fuerza y capacidad del dios de viento Sur.

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Hayas y robles que durante siglos han visto pasar muchos otoños ventosos, muchos inviernos fríos, muchas primaveras con nevadas tardías y veranos secos. Se trata de los trasmochos, supervivientes silenciosos al paso del tiempo que pueden llegar a alcanzar un millar de ejemplares, sobre todo hayas, en el caso de Leitza.

Tesoros naturales que se pueden contemplar junto al parque de Ixkibar, desde donde parte el recorrido de esta semana a Aizan, discreta cima situada a la orilla del bosque de Leitzalarrea. De camino a nuestro objetivo, podremos disfrutar de un bonito recorrido por el museo navarro en el que se encuentran las esculturas arbóreas que impresionan con sus peculiares formas.

Los leñadores o basomutilak han sido durante generaciones, en parte, los encargados de esculpir los trasmochos, árboles podados que integraban el aprovechamiento agrícola y ganadero de los caseríos.

Información MIDE

  • Acceso Para acceder a Ixkibar dirigirse a la Leitza por la A-15 y tomar la carretera a Iruso.

  • Horario El recorrido exige cierto fondo físico para andar unas tres horas y media. Recomendable llevar track, aunque hay numerosas marcas de pintura y señales.

  • Distancia 13 km

  • Desnivel positivo 590 m

  • Severidad del medio 1

  • Dificultad orientación 2

  • Dificultad del terreno 1

  • Esfuerzo necesario 2

Esta práctica, que históricamente ha sido muy habitual en Navarra y también en Gipuzkoa, consiste en cortar las ramas de los árboles jóvenes, a partir de los 2-4 metros de altura, y dejarlas crecer a lo ancho. Las ramas se cortan periódicamente, lo que hace que los árboles cojan su particular aspecto, con troncos gordos y cortos y copas anchas.

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Los leñadores de Leitza han trasmitido de generación en generación los secretos del trasmocheo. Su gran conocimiento de esta técnica ha hecho que algunas de esos hayas que en teoría solo pueden vivir hasta 200 años puedan mantenerse en pie más de 400. Está constatado que estas técnicas se utilizaban hace 15.000 años en diferentes partes del mundo. El trasmocheo es específico en cada zona y varía según su uso: si es para hojas, para obtener más madera... Detrás de todo eso hay un trabajo duro, muy duro de los basomutilak que debían buscar el punto adecuado para realizar el corte, la rama que debe ser eliminada, la altura donde se debe cortar, y otros muchos aspectos que deben tenerse en cuenta para llevar a cabo las técnicas de trasmocheo.

El conocimiento de los vecinos de Leitza ha hecho que hasta Leitzalarrea se hayan acercado expertos llegados desde Inglaterra, Italia, Alemania, Cataluña, Valencia, Madrid...

Donde hay árboles trasmochos es habitual encontrar restos de 'txondorras' o carboneras, utilizadas hasta hace no muchas décadas en los bosques de Leitza para obtener el carbón tan necesario para caseríos y otras industrias locales. En la última que realizaron en 2012 un grupo de vecinos de Leitza se emplearon 12.000 kilos de madera para completar la 'txondorra' de un diámetro de unos siete u ocho metros. Construirla supuso muchas horas de trabajo en las que participaron hasta 12 personas y obtuvieron unos dos mil kilos de carbón. El Plazaola era el modo de transporte más empleado para llevar el carbón desde Leitza hacia Gipuzkoa y diferentes puntos de Navarra.

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Según comentan los leitzarras, los carboneros transportaban los sacos de carbón en mulos o carros que después se llevaban hasta las mismas ferrerías o fábricas de Zumarraga, entre otras. Juan Mari Barriola junto a Pello Kanflanka, Gabriel Saralegi, Ramón Villabona, Juan Mari Uranga, Joaquín Sagastibeltza, ZapeloIrigoien, Makana Vicente, Ernesto Vidarte, con la ayuda de Andoni Etxenike y el grupo de goizuetarra, construyeron la última carbonera en Leitzalarrea como lo hicieron sus padres, abuelos y los abuelos de estos. Todos recordamos la película 'Tasio' al hablar de los carboneros vascos, aunque se hayan cumplido 40 años de su primera proyección.

Desde Ixkibar a Aizan

Leitzalarrea es un paraíso natural que siempre es un buen destino para visitar, pero en otoño luce sus mejores estampas. Aparcamos en Ixkibar para después cruzar la carretera y seguir las indicaciones de las señalizaciones que nos encontramos junto a la regata. Primero nos dirigimos hacia Aritzaundi que se encuentra a un kilómetro de nuestro punto de partida.

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Las marcas verdes y blancas son nuestras primeras guías que a través de los bosques nos conducen a un cruce de camino en el que nos encontramos el cercado que resguarda al vástago del gran roble que cayó tras una enorme nevada en 1888. Según cuenta aquel enorme roble, Aritzaundi, podía ser rodeado hasta por 15 personas con los brazos abiertos. Ahí es nada.

Un grupo de yeguas pasta junto a la cima de Aizan, en la zona alta de esta loma. Belauntzaran

Continuamos nuestro camino disfrutando del precioso día de otoño hasta llegar a un portón que dejamos atrás para llegar a Urdolar, donde nos encontramos la mesa de orientación y un cromlech. Tras las fotos de rigor, nos dirigimos al bosque tras superar la pequeña cuestas para superar otra nueva verja metálica. Seguimos la pista forestal que debemos seguir hasta llegar al collado de Baztarla. La pendiente no es excesiva, pero continúa, por lo que nos lo tomamos con calma.El entorno invita además a disfrutar de la tranquilidad del bosque y la belleza de sus árboles. Sin darnos cuenta, alcanzamos el collado en el que adentrándonos en el bosque tomamos a la izquierda para llegar a nuestro protagonista de esta semana, Aizan (1.050 m.). A la izquierda del camino en una zona de pasto, se encuentra este discreto monte en la que no encontramos buzón, pero que merece una mención por las hermosas vistas que ofrece. Después, nos dirigimos hacia Petriketa (1.054 m.) siguiendo la pista. Aquí tampoco encontramos buzón, ya que alguien se lo ha llevado. Desde el poste que lo sostenía podemos ver Eguzkizko muinoa (1.081 m.), nuestro próximo objetivo.

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Tas superar la loma sobre el que se erige llegamos a la casa del sol desde donde las cistas son impresionantes. Un rebaño de ovejas disfruta de la paz del lugar. Nosotras decidimos emprender el descenso deshaciendo el camino que nos ha llevado hasta aquí. En lugar de regresar por nuestro camino inicial, optamos por dirigirnos hacia Baztarla (942 m.). No es difícil localizarla, ya que una gran antena sitúa a esta cima, donde tampoco hay buzón.

A partir de ahí emprendemos el camino de descenso siguiendo las marcas blancas y amarillas que nos conducen nuevamente al parking de Ixkibar. Un muy recoemndable baño de bosque.

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